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Máximo Kinast Avilés

ALLENDE VIVE SALVADOR

Cuando naciste a la vida

te pusieron en la frente

la señal de Patria o Muerte

de hombre soñador que pida

cambiar injusticia en alegría

de los eternos mendigos,

los que sudan por su pan.

 

Salvador, te llamaron.

Y estabas destinado…

a abrir las Alamedas

en este Chile vago

que soñó con tu emblema

este Chile ilusionado

que revive con tu voz.

 

Los intereses mezquinos

de afuerinos pirañas

acostumbrados al hurto

de los países vecinos

y de los de más allá

que tengan bienes para robar;

¡dejándolos de no estar!

 

Y por tanto batallar

por tu pueblo y su futuro;

¡Te mandaron a matar!

Habías Nacionalizado

el cobre para los chilenos

y aparece “el Minero”

de quinientos escudos

que llena de alimentos

las vacías despensas

en corto futuro,

del feliz proletario

desdentado que te agradece

con su ingenua sonrisa pura

de niño que ha progresado.

 

Y echas a andar las promesas

¡que Chile estará de sí estar!

Nixon llama a su CIA.

Enséñenle: con nosotros no se meta,

y salen con cheque en blanco

de la “Blanca” que no es Casa,

para derribar al “loco malo”.

Todos los “verdes necesarios”

 

tendrá el que te bote

de Presidente elegido

en las urnas, con el Voto.

 

Compañero Presidente: hoy Chile,

¡Está de no estar! De los cuatro

que te suceden, uno a uno

sin, o con Votos,

significa la vuelta atrás;

en cien años de conquistas

igual la Salud que en tiempo

de las Salitreras y sus pulperías

las tarjetas y los bancos

roban con aceptación

de Presidentes entreguistas 

para el extranjero fácil todo.

Para el criollo el impuesto que lo deja sin su pan

pues del todo un quinto va a engordar al Estado

que “reparte limosnas” al pobre ciudadano

que sólo aspira ver sus esfuerzos pagados.

De candidatos, ¡ni hablar!

Todos atentos a cuánto les darán.

Por las migajas del gato,

igual que los generales

que firmaron apurados

ese vil golpe de Estado

haciéndose los valiosos

doblando su rodilla en el polvo.

¡Traidores! Matando sus hermanos.

Los años han demostrado

que “su guerra” fue inventada

por el invasor Nor uésiano.

Y sólo fueron rastreros sicarios.

 

Hoy está Chile entregado

al reino de los pirañas

que sacan nuestras riquezas

con la venia de los mandatarios

a quienes les dan un tanto

para que sigan callados

con un cinismo que daña

el corazón de tristeza

de los que tienen certeza

que no los elegimos para éso.

Sino para cuidar las tierras

con que nos regaló el Universo

para que los niños de Chile

tuvieren su educación

su diagnóstico en Salud.

Su casa, su pan caliente

su plato de comida diaria

y también sus alegrías

de familia reunida

al calor de la ternura.

 

Toda riqueza ajena al chileno,  

directo va a engrosar el saco

del afuerino “inversor”

a quienes llaman “por favor”

-en sus viajes por el mundo-

Que ya son una condena,

que vengan a robarnos las minas

eso, aunque no den trabajo

importa una miga. O a ninguno le da pena.

Y los recursos se arrean

que son de todos los chilenos.

Mientras felices proclaman

las cifras extraordinarias

de crecimiento y economía,

sin que ningún diario pueda

rebatirles los decires; aquí no hay plebiscito,

no hay medios de comunicación

que no estén corrompidos

a favor de la globalización.

Ya no tenemos llanto

nuestros lagos se secan

sin trinos de ruiseñor

sin cisnes de cuello negro

que eran de tradición

y los mató el anterior

mandatario con frío negocio impío y,

a Naciones Unidas lo llevan de cojo.

Si no pudo aquí, ¿qué va a hacer allá?

Compañero Allende mi lamento

es puro Amor a mi Tierra,

como nuestros glaciares sureños

que se desmoronan consternados

ante tanta palabra de amenazas

hacia nuestra Patagonia

¡que es una belleza admirada!

de construir –lapidándola-

una Central hidroeléctrica 

para que tengan energía

barata, los nuevos dueños.

 

Vuelve amigo Salvador.

Y te pondrás a llorar

al ver tus antiguos Ministros

cambiados a la derecha, acomodados

arrogantes e ignorantes de tu legado.

Hoy, son ministros de Estado

sin ética ni moral

mienten,  mienten, sin parar

pero son “autoridad”

y a la Patria, entregan sin piedad.

Con cinismo vergonzoso

que aterrará a la Historia

cuando pueda ser escrita

sin censura, con Memoria.

Cuando a la democracia la dejen de Tutelar.

Entregando Pascua Lama

al “Vicioso de las Guerras” 

mientras el Huasco se queda

sin sus ríos y glaciares;

¡Setenta mil ciudadanos

estarán mendigando!

A quienes eligieron para cuidarlos.

Y, ellos ya recibieron su paga

del extranjero arrasador.

Y ostentosos les dirán

“si quieren conservar la vida

vayan estando en silencio;

no aceptamos alterar

el orden ni los conceptos”.

 

Yo te cuento Salvador,

cuando se piensa en ti, sonríe el proletario

el campesino humillado, el obrero, la operaria

de la máquina sin coser.

El pirquinero silente, anulado

por la gloria de los “contratistas”

que de su pulmón se dejan

un sesenta de los dineros

respaldados por sus dueños

que son los mismos

que se dicen “autoridad”.

Y como todo es secretismo

creen que perdurarán.

Del cobre que nacionalizaste

van dejando sólo un treinta

¡Para que te hagas idea!

Cómo está la corruptela.

¡Quieren vender la Gabriela!

La Mistral está llorando

Es de Codelco un poquito que nos van dejando.

Y, al que abogó por salvarlo para todos los chilenos

a la cárcel lo mandaron, de Alta Seguridad,

con un dejo de imbecilidad,

pues los chilenos advirtieron

complot e irregularidad

de la Justicia que es ciega

pero, ¡tan rápida! Jamás.

 

Ven, ven Salvador a mirarlos

¡cómo los cambia la Vida!

De mampatos a dinosaurios.

Mentirosos y egoístas,

Abultan sus billeteras

con traición y entreguismo.

De tus palabras sinceras

¡Ni uno sólo recapacita!

Que no es eterno el reino

de la espantosa mentira.

Salvador ven a mirarlos

y verás con pena infinita

¡Que tu Chile está de no estar!

Y no hay quién lo resista.

Después de tanto dolor

al encontrarte y perderte.

Compañero Presidente,

hoy impera la hipocresía.

La CIA se fue a su casa

en Chile, quedó la propia.

Y se acalla al que protesta

en igual forma que ellos

aprendieron bien el verso

de “Seguridad Nacional”

y a los Mapuches acorralan

con metrallas y apresamientos.

 

Nuestro Chile, Salvador

Está, está de ¡no estar!

Las Alamedas cerraron.

Desde el salitre, el carbón

y el oro plata y cobre

que se llevan sin pagar.

 

Y por tanto batallar

por tu pueblo y su futuro…

¡Te mandaron a matar!

Y hoy, te matan mil veces

te matan con su traición

los nuevos serviles del imperio

que han sido estos Presidentes.

 

Nilda Correa Vives, escritora chilena.

 

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