CARTA ABIERTA A MAXIMO KINAST
Escribe Luis Casado
Querido Máximo: no es mi propósito echarle pelos a la leche. Pero pasa que en mi azarosa existencia fui testigo de varios terremotos.
En alguna ocasión pude ayudar. En otras solo constatar el daño y la eficiencia o ineficiencia de los servicios públicos. En mi niñez me sobrecogían las noticias de soldados disparándole a quienes robaban en las tiendas, practicaban un pillaje que tal vez era recurso de subsistencia, anda a saber. El ORDEN era importante. Es importante.
Lo que me quedó claro es que nunca nadie vino a reconstruirle nada al personal. Me consta que de la ayuda material que llegaba del extranjero, una parte consistente se quedaba en manos de quienes manejaban la manija. El riquerío nunca suspendió la lucha de clases "por tres meses", o "mientras dure la reconstrucción". Hay países que utilizaron el terremoto de Haití para instalar una base militar, una más, en ese país que ya habían ocupado por cojones durante decenios.
La solidaridad siempre fue de los pobres hacia los pobres. Siempre. Manifiesto pues mi sorpresa ante la carta dirigida como una bandera blanca a quien, o a quienes, no desperdiciarán la nueva oportunidad de negocio que representa cada catástrofe.
Hubo quién se enriqueció con la desgracia del pueblo francés durante la Ocupación nazi. El Sr. Renault hizo millones y millones. A la Liberación había que reconstruir. De Gaulle lo metió en cana, nacionalizó la industria Renault, hizo fusilar al primer ministro Laval, le conmutó la pena de muerte a Pétain por prisión perpetua, y este murió en cana, en una isla, solo, como el cabrón que fue.
Ya sé que nosotros no tenemos esa posibilidad. Pero servidor no comulga con eso de "suspendamos las hostilidades hasta que paren las réplicas". A estos boludos hay que exigirles el uso de los cuantiosos recursos fiscales que reposan en Washington para reconstruir, dar trabajo, y mejorar las condiciones de vida de cientos de miles de chilenos que antes del terremoto ya vivían en la mierda.
Dicho sea con todo respeto.
Un abrazo,
Luis CASADO
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RESPUESTA A LUIS CASADO
Querido Luis:
Digas lo que digas, siempre recibo con respeto y afecto tus opiniones. Tus argumentos, en el fondo y en la forma son siempre excelentes. Además me escribes como hermano y eso lo aprecio mucho. Somos muy pocos los viejos allendistas que vamos quedando por este mundo y nada puede separarnos.
Podemos discrepar, estar en desacuerdo y hasta publicarlo, sin ofendernos, sin insultos, sin herirnos, sin ironías. hablamos o nos escribimos asi, de hombre a hombre, de frente y sin chuecuras. No hay que pedir por abajo, ni andar con sutilezas. Y eso te lo agradezco.
Además es eso lo que pido en mi carta. Le pido a la oposición que lo haga con altura de miras, con fundamentos, con respeto. Al menos respetando esa costumbre de los cien días, que no obligaba a decir amen a todo lo que propusiera el nuevo Mandatario, sino a hacerlo pensando en el Bien Común de todas las chilenas y de todos los chilenos.
Yo, por mi parte, por mi cuenta y riesgo (y el riesgo es grande de que alguien piense o diga que me he vendido y todo eso que se acostumbra en los bajos fondos de la política) me he comprometido a apoyar la gestión del Gobierno sin contrapartida durante tres meses.
Guardando las proporciones y con todo respeto, imito el comportamiento del Compañero Presidente Salvador Allende, que durante mil días se mantuvo dentro del respeto a la democracia burguesa y a las leyes burguesas, lo que sirvió para demostrar su error al confiar en militares corruptos y ávidos de robarse Chile y en una clase política que no estuvo a la altura de su grandeza. Su error nos ha permitido demostrar que la via burguesa no es el camino para cambiar la situación.
Si Piñera quiere aprovechar esta catástrofe para privatizar el país y echárselo al bolsillo, lo hará con o sin los cien días de respeto, con o sin mi apoyo y corroborará tus argumentos. Si tiene una pisca de humanidad y de respeto por los seres humanos, existe la posibilidad (el beneficio de la duda, el principio de inocencia) de que su labor sea en beneficio de los más perjudicados por la catástrofe.
Es por ellos, por los más damnificados y por la ayuda que merecen, que he hecho esta oferta al Presidente Electo. Obviamente sin contrapartida.
Un fraternal abrazo
Máximo
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