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Máximo Kinast Avilés

ESTALLAN DISTURBIOS POR HAMBRE EN TODO EL MUNDO

Proteger vidas no es una palabra sucia
07-05-08,
Fuente: www.ecoportal.net/content/view/full/78329

Para encarar el reto actual de alimentar al mundo, los gobiernos deberán garantizar que los pequeños campesinos accedan a la tierra, a las semillas y al agua, que protejan los mercados locales de alimentos y que apoyen a agricultura y la ganadería campesina sostenibles. Estas políticas permitirían a millones de familias campesinas vivir decentemente y con dignidad, y contribuirán a sanear el medio ambiente terrestre herido.

Mientras estallan los disturbios por hambre en todo el mundo, dirigentes mundiales como Pascal Lamy (Director General de la OMC), Dominique Strauss-Kahn, director del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Secretario General de la ONU Ban Ki-Moon están alertando de los peligros del proteccionismo. Según el señor Ban, “Más comercio, no menos nos sacará del agujero en el que estamos” (1)

Durante la década pasada, la comida se ha convertido en una mercancía en los mercados mundiales igual que cualquier otro bien, como las motocicletas o las camisetas de algodón.

La alimentación ha sido siempre negociada en los mercados internacionales, pero las reglas del juego cambiaron dramáticamente en 1995, cuando el acuerdo en la OMC sobre la agricultura entró en vigor. Muchos países que hasta entonces producían suficiente comida para su propia alimentación fueron obligados a abrir sus mercados a productos agrícolas del extranjero. México comenzó a importar maíz, Indonesia arroz, Europa soja. Al mismo tiempo, la mayoría de las regulaciones estatales sobre existencias de reserva, precios, producciones o control de las importaciones y exportaciones fueron desmanteladas gradualmente. Como resultado, las pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas de todo el mundo no han sido capaces de competir en el mercado mundial. Se arruinaron. En Europa, una explotación desaparece cada minuto. En el mundo en vías de desarrollo, ser agricultor o ganadero no es considerado como un trabajo; es un estado de pobreza.

Bajo las reglas del comercio libre, la protección de los alimentos se ha convertido en un crimen. El proteccionismo se ha convertido en una palabra sucia.

Mientras tanto, los países se ha convertido en adictos a las importaciones de alimentos baratos, y ahora que los precios se están disparando, la fea cabeza del hambre está creciendo.

El 30 de abril, el anterior Secretario General de la ONU, Kofi Annan, dijo que África podría alimentarse a sí misma. “África no puede continuar viviendo de comida importada o de subsidios a la alimentación”, dijo a la BBC. El movimiento internacional de campesinos La Vía Campesina, con sus cientos de millones de miembros en África y en todo el globo, está de acuerdo con estas palabras. Estamos convencidos que los países pueden y deben alimentarse a sí mismos. El movimiento ha defendido la soberanía alimentaria durante más de una década, firmemente convencido de que los mercados locales y las pequeñas explotaciones sostenibles son la más eficaz y limpia manera de producir alimentos.

Proteger la producción nacional es el derecho de todo país a proteger a sus propios habitantes del hambre y de permitir a sus propios campesinos vivir con dignidad. El mercado es, desde luego, una herramienta muy útil cuando permite que se cumplan las necesidades de las mujeres, de los hombres y de los niños. Pero esto reina cuando la lógica del provecho comienza a devastar la propia supervivencia de las personas. Por ejemplo, cuando se vuelve más rentable utilizar maíz y soja para producir combustible que para alimentar seres humanos.

Teniendo en cuenta las consecuencias mortales de la actual adicción a la importación de alimentos, es obvio que la ayuda alimentaria no resolverá la actual crisis; sólo incrementará la dependencia. Ni la agricultura industrial ni los OMG son la solución, ya que consumen grandes cantidades de energía fósil, destruyen el medio ambiente y dejan a los pequeños campesinos fuera del negocio.

Para encarar el reto actual de alimentar al mundo, ha llegado ahora el tiempo para que los gobiernos garanticen que los pequeños campesinos accedan a la tierra, a las semillas y al agua, que protejan los mercados locales de alimentos y que apoyen a agricultura y la ganadería campesina sostenibles. Estas políticas prácticas permitirían a millones de familias campesinas vivir decentemente y con dignidad, y contribuirán a sanear el medio ambiente terrestre herido. Y alimentarán al mundo.

Proteger vidas es una maravillosa palabra. www.ecoportal.net

Henry Saragih es Coordinador Internacional de La Vía Campesina

La Vía Campesina
www.viacampesina.org

Referencias: (1) http://recorta.com/94cfb5


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