UNA LECCIÓN DE CIVISMO
(Autor anónimo)
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Dr. Víctor Barberis Yori
Muchos recordamos de las clases de Educación Cívica (suprimidas por la dictadura e hibernadas por la dizque democracia) que el maestro definía al Estado como “La Nación jurídicamente organizada”, frase que irradiaba un tufillo de incienso cuasi eclesial que invadía el aula con solemnidad paralizante.
Y sin dejar reponernos el mentor agregaba: por ello la sociedad se da una Constitución, una Carta Magna cuya sustancia define los contenidos específicos a que deben atenerse las Leyes, esas que mandan, prohíben o permiten el actuar de los ciudadanos.
Era el knock-out final para nosotros, muchachos adolescentes a los que les quedaba liliputiense la antes admirada estructura familiar patriarcal, al par que divisábamos un vasto mundo exterior del cual íbamos a apoderarnos. Y he aquí que un santo varón nos hacía saber que nuestros sueños libertarios, fantasías sexuales que bullían por realizarse, agresividad contra el dominio adulto, las ansias de autonomía… estaban normados por una intocable Hidra de Lerna llamada Constitución.
Así como en el pórtico del Mundo Antiguo los griegos escribieron en Crotona “Que no entre aquí quien no sea geómetra”, el Mundo que nos tocaba vivir advertía: “Que no ingrese aquí quien no jure respetar la Constitución y las Leyes”.
Lo que no nos dijo el Profesor de marras, era que las Constituciones no son ahistóricas. Son un trozo de papel que refleja el que una nueva fuerza se ha instalado en el Poder. Y ese Poder diseña la estructura jurídica como instrumento que define el modo de producción, las relaciones de producción y consumo, al par que en la superestructura inocula sus contenidos de clase y de dominación con almibarados mensajes, a través de sus agencias ideológicas.
La confianza en la Familia, heraldo temprano de los valores supremos, los Programas Educacionales a todos los niveles, la exaltación de los mequetrefes, ahora “opinólogos”, le hablan al joven emprendedor, instándolo a que exporte galletas de hojas de canelo con merkén, claro está a Viena, la Reina de la repostería en el planeta.
En esta etapa, en que todos los aspirantes a la Presidencia postulan utópica o mendazmente que la actual Constitución debe ser cambiada respetando la actual institucionalidad, sólo alimentan el gatopardismo.
Todos los cambios constitucionales, progresivos o regresivos, han sido el producto de una colisión social en el que la fuerza triunfante escribe en un papel lo que ya consiguió con la espada.
Veamos: La Constitución Inglesa de 1683 es aprobada después y como consecuencia del triunfo de Cromwell y “sus costillas de hierro”. Tras vencer a Carlos I, amén de decapitarlo y otorgar mas poder en los Comunes a la burguesía agroexportadora.
La Constitución de Napoleón el Grande asegura la hegemonía de la burguesía y al liberar sus fuerzas productivas hace de Francia la primera potencia del mundo. Pero antes hubo Fuerza y no de las más pietistas.
En nuestra América Latina, surge en 1949, en Argentina, la Constitución que le asigna al Estado el rol de dueño de las fuentes de materias primas y lo prioriza como agente productor directo en el rubro de la industria liviana, semipesada y alimentaria, elevando además a categoría constitucional los derechos de los trabajadores y las mujeres. ¿Cómo se alcanzó ello ? Por la fuerza: parte del Ejército acaudillado por Perón y la movilización beligerante de las masas, de sus descamisados.
¿Y en nuestro Chilito?... Dejemos de lado los intentos constitucionales nacidos en las cabezas generosas e ilustradas (tipo José Miguel Infante) que aspiraban a copiar mecánicamente las Constituciones europeas o estadounidense, inviables en un país cuya fuerza independista fue la clase latifundista productora de trigo y los exportadores de sebo, cuero y cáñamo.
Como sabemos, la discusión entre pelucones y pipiolos fue resuelta por Prieto en la batalla de Lircay. Tras deportar a Freire a Australia, en 1833 se aprueba la Constitución conservadora que dura hasta aminorarla tímidamente el Presidente José Joaquín Pérez. Siempre de contenido conservador, religioso y clasista con voto censitario.
Derribado Balmaceda, (el instante en que se jodió Chile, parafraseando a Vargas Llosa) los militares facciosos y la oligarquía elaboran a su gusto la Constitución parlamentarista, amputando en gran medida al Ejecutivo y repartiendo entre ellos, “democráticamente”, los ríos de libras esterlinas que ingresaban al Fisco por concepto del impuesto a la exportación del Salitre.
¡Y pensar que hay candorosos hoy que postulan un régimen así, que lo prefiguran como el ideal de la democracia, cuando en la práctica crea todas las condiciones para el desprestigio de la política por su vulnerabilidad a la corrupción y su infecundidad congénita!
No es infrecuente que genere en el pueblo la búsqueda de una bota ordenadora.
La Constitución de 1925 la sustituye radicalmente, bajo el Presidente Arturo Alessandri. Resulta interesante conocer como se llegó a ello. La Junta que depuso a Alessandri, encabezada por la Marina, fue a su vez tumbada rápidamente por la Junta de oficiales jóvenes, la mayoría masónicos y alessandristas, quienes llamaron a Alessandri a reasumir el mando y generar una Nueva Constitución.
Para ello se constituyó un grupo destinado a erigir un Proyecto destinado a ser plebiscitado. Los segmentos componentes fueron una transacción:
1) Partidos políticos, todos, incluidos los comunistas.
2) Fuerzas gremiales representativas de la clase media y obrera, y
3) El Ejército comandado en los hechos por los oficiales revolucionarios (encabezados por el Capitán Sócrates Aguirre mientras, tras él, Marmaduque Grove ya agitaba a los aviadores) quienes se opusieron a la participación de la Marina por su carácter ultra-reaccionario.
En total unos 400 que se trabaron en largas discusiones cayendo en un asambleísmo inoperante durante 5 meses. Ante la pasividad de Alessandri, los oficiales jóvenes resolvieron usar la Fuerza. Redactaron un documento ultimátum, y al ser de baja graduación convencieron al General Inspector General del Ejército –cargo que en esa época equivalía al de Comandante en Jefe– Mariano Navarrete, que lo leyera en el grupo de Constituyentes del que formaba parte.
Sería largo reproducirlo in extenso, pero se exigía que el Proyecto de Nueva Constitución estableciera el fin del parlamentarismo y la devolución del poder al Ejecutivo, la separación de la Iglesia y del Estado, declaraba a la Nación dueña y soberana de los recursos hídricos, la asignación de las tierras improductivas a los campesinos, el deber del Estado de industrializar el país, la inclusión de los derechos de los trabajadores (sindicalización, tiempo de jornada, de descanso, derecho a huelga, a atención médica, etc.). Como colofón, declaraba a Chile Estado Social de Derecho.
Al terminar su lectura, la Liga Revolucionaria Militar declaraba que de no aprobarse su propuesta en un lapso de tres días, darían por clausurado el Grupo Constituyente y pedirían de inmediato al Presidente que lo sometiera a plebiscito. Lo que siguió fue un pandemónium…
De las sonrisas irónicas con que escuchaban devino la mayoría en pánico, salvo los delegados gremiales que cerraron filas con Navarrete. Éste, algo tardo de nacimiento, parecía no haber captado lo radical de su propia propuesta y se mostró sorprendido al ser increpado con dureza por Carlos Vicuña Fuentes (mezcla de Radical y Anarquista).
Pobre Navarrete, nuestro Breno criollo nunca supo que el ultimátum fue la revancha del Ejército vencido y ultrajado en Concón y Placilla por las fuerzas mercenarias de la coalición anti-chilena de radicales, liberales y conservadores financiados por Inglaterra, según consta en la contabilidad oficial del Foreign Office.
Admiro a quienes luchando casi solos, han ido creando conciencia por troquelar una nueva Constitución agregando el AC al concurrir a las urnas. Pero veo que poco a poco pasa a ser bandera del Duopolio, quienes al afirmar que puede cambiarse dentro de la institucionalidad vigente condenan al inmovilismo el intento por incinerar el engendro de Jaime Guzmán.
Sobre lo mismo… ¿por qué se centra en el Binominal la crítica y no se extiende a lo medular? Como mono aspecto negativo está bien, pero no es problema que interese, motive y mueva a la masa que necesitamos como elemento de fuerza. Deberíamos situar en primer plano que se trata de una Carta Magna que eleva al Mercado (hecho instrumental) a la categoría de Constitucional. Y sobre ese eje se asigna al Estado un rol subsidiario de segundón. En el Capítulo III, Artículo 19. En el éxtasis de dominación que vivían perdieron hasta la compostura y la titulan “Chile se rige por la Economía Social de Mercado”. Ni la Inglaterra de Pitt se atrevió a tamaña osadía.
La táctica del adversario, en cuanto reconocer la perversidad del Binominal, les rinde grasos dividendos al ocultar bajo su capa de prestidigitadores astutos lo medular: consagrar el Mercado como el Amo y directriz de la Economía, asignándole al Lacayo, el Estado Homeopático, un rol subsidiario, solo protagónico en el espacio de los Servicios Sociales : la Salud y la Educación destinada a los pobres. La burguesía, como siempre: capitalista en las ganancias y socialista en las pérdidas.
Los dirigentes lúcidos, de los que imagino deben quedar aun algunos en la Concertación, debieran ya sea presencialmente o a través de los juristas invitados por los mass-media develar que el artículo 19 de la Constitución de la dictadura es la que permite los abusos, las exacciones ilícitas, el rumbo de la Patria a la condición de factoría africana y la escandalosa concentración del ingreso en menos del 10% de la población.
No será con bonos aunque fueran quincenales, ni iniciando el Kindergarten en el estado fetal, que se pavimentará el camino a la justicia social. Ni menos con el mercado que les exhibe a chilenos y chilenas las exuberantes maravillas de sus vitrinas, pero les prohíbe entrar sin pagar un boleto de costo inalcanzable.
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Reenvio y suscribo totalmente este articulo de Luis Casado. ¿Hasta cuando vamos a tolerar un Estado corrupto sostenido por leyes inconstitucionales y por una Constitucion espúrea? Todos los tratadistas y padres del Derecho defienden el del pueblo a rebelarse contra las autoridades ilegitimas, contra el despotismo. Cuando diremos: ¡BASTA, HASTA ACA, NO MAS, HEMOS LLEGADO!
¿Qué queda del Estado?
“…porque mientras más débil es una autoridad, más le hace falta manifestarse para afirmarse”.
Barbara Skarga. “Penser après le Goulag”. Ed. du Relief. París 2011.
En la concepción que surgió de la Revolución francesa de 1789, el Estado es el representante de la voluntad general, el encargado de velar por el interés general. En la República, la ley es la expresión libre y solemne de la voluntad del pueblo. El pueblo es el soberano: el gobierno es su obra y su propiedad, y los funcionarios públicos son sus servidores.
Intuyendo que la democracia representativa podía derivar hacia la corrupción de los mandatarios, Robespierre redactó un artículo ad-hoc: “En todo estado libre, la ley debe defender sobre todo la libertad pública e individual contra el abuso de la autoridad de aquellos que gobiernan. Toda institución que no supone bueno al pueblo y corruptible al magistrado, es viciosa.”
La Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, aprobada en 1793, fue aún más clara al establecer que “Cuando el gobierno viola los Derechos del pueblo, la insurrección es para el pueblo y para cada porción del pueblo el más sagrado de los deberes.” La Declaración de Independencia de los EEUU (1776) también afirma los derechos del pueblo soberano: “Si en algún momento una forma de gobierno deviene perniciosa para esos fines (la libertad y la felicidad del pueblo), es derecho del pueblo modificarlo o abolirlo, e instituir un nuevo gobierno…”.
Las repúblicas democráticas asumieron durante siglos, en nombre del pueblo Soberano, los poderes que en el absolutismo ejercía la monarquía. Hasta el advenimiento de lo que se ha dado en llamar el neoliberalismo, que sostiene que la sociedad no existe y que la única relación posible entre los seres humanos es la que determina el interés por el lucro. Entre los subnormalitos que han recibido el pseudo premio Nobel de economía está Gary Becker, que enseña que el matrimonio -o tener hijos y educarlos- depende de un cálculo económico racional.
Esas relaciones se anudan en el mercado, libre y auto-regulado, en el que toda intervención del poder público es la mal venida. El Estado, su estructura, sus competencias, sus medios de acción, fueron reducidos progresivamente hasta transformarlo en una caricatura impotente e incapaz. Todo debe ser entregado a la actividad privada, que supuestamente tiene respuesta a todo. “Society doesn’t exist”, decía Margaret Thatcher, y a quienes le preguntaron cómo resolver las cuestiones de las que hasta entonces se ocupaba el Estado les respondió “The market will provide”.
En los albores de las repúblicas modernas, uno de los fundadores de la economía clásica, Adam Smith, afirmó en su libro “La riqueza de las naciones” (1776) que todos los ingresos (renta, lucro y salarios) deben pagar impuestos. “Para financiar el gobierno civil” precisaba, o sea el Estado. Y agregaba, “Los ricos, en particular, están necesariamente interesados en sostener el único orden de cosas que puede asegurarles la posesión de sus ventajas” (…) “El gobierno civil, en cuanto tiene por objetivo la seguridad de la propiedad, es instituido en realidad para defender a los ricos contra los pobres, o bien, aquellos que tienen alguna propiedad contra aquellos que no tienen ninguna” (sic).
Para Adam Smith el Estado no es el representante del interés general ni el encargado de velar por el interés general, sino la estructura destinada a sostener un orden de cosas injusto, a asegurarles a algunos la posesión de sus ventajas, en claro, “defender a los ricos contra los pobres, o bien, aquellos que tienen alguna propiedad contra aquellos que no tienen ninguna”. ¿Injusto? Adam Smith no perdía tiempo con tales objeciones, y afirmaba: “Cuando el poder judicial está unido al poder ejecutivo no es posible evitar que la justicia sea sacrificada a lo que vulgarmente se llama consideraciones políticas” (sic).
Este largo preámbulo no tiene otro objetivo que poner en evidencia el callejón sin salida en el que nos tiene la institucionalidad heredada de la dictadura y consolidada por los gobiernos que se sucedieron de 1990 en adelante. A fuerza de minimizarlo, el Estado ha sido reducido a su dimensión represora. De ahí que a cada estallido de protestas, independientemente de la naturaleza de las reivindicaciones, su única reacción posible sea el uso de la fuerza, la represión. La lista se alarga peligrosamente desde que una movilización popular impidió que se llevara a cabo el crimen ecológico de Punta de Choros: Magallanes, HidroAysén, la lucha del pueblo mapuche, el movimiento estudiantil, Aysén, Calama…
Una de las eminentes figuras de la coalición en el gobierno, el alcalde Cristián Labbé, se refiere a una decisión de la Corte de Apelaciones que protege a los jóvenes excluidos de sus colegios diciendo “perdimos una batalla pero no la guerra”, y declara que “todos los abogados recibieron la orden de apelar”. Ese es el lenguaje cuartelero de un ex agente de la DINA, que parece contaminar a todo el gobierno. Este gobierno “está en guerra” contra la juventud. No da instrucciones, sino “órdenes”.
Labbé, un representante del poder ejecutivo en el ámbito local, discute las decisiones de justicia, algo impensable en democracia en donde el pueblo Soberano establece sus leyes y el Poder Judicial no hace sino aplicarlas.
Del florilegio de las obras de Bárbara Skarga, -resistente polaca a la ocupación nazi y víctima luego del Gulag soviético-, recogí la frase que puse como epígrafe. Así es en efecto, mientras más débil es una autoridad, más reprime. Peor aún, como dice la misma Barbara Skarga, “Un poder totalitario desarrolla su aparato represivo abriéndole inmensas posibilidades a los canallas”. A eso está reducido el Estado en Chile.
Louis Casado
Editor de Politika
¿Le sirve a los trabajadores el actual sistema previsional?
¿Los dueños de los recursos podemos cambiar este sistema?
Seminario “En la Búsqueda de una Nueva Previsión. No Más AFP”
Miércoles 4 de abril 2012, 9.30 a 13.30 horas, Salón de Honor del ex Congreso, Catedral con Bandera. Metro Plaza de Armas.
Los expositores son especialistas en el tema de Seguridad Social y AFP.
Exponen:
Manuel Riesco, Economista.
Ricardo Hormazábal, Abogado.
Luis Mesina, Secretario General de CSTEBA.
Organiza:
Confederación de Sindicatos de Trabajadores Bancarios y Afines, CSTEBA.
Inscripción:
La Inscripción es gratuita, los cupos son limitados.
Para inscribirse enviar un mail a: nuevaprevision@gmail.com
Indicando los siguientes datos:
NOMBRE:
RUT:
Organización, Sindicato, Institución:
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Sense bitllets, viuríem en un entorn molt més segur, menys violent i amb major cohesió social, ja que desapareixeria el major incentiu que empara l'activitat il·legal en el món. La telemàtica implica necessàriament una gran esperança per a tots els pobles del planeta, a condició que es lliuri com un instrument dedicat al servei de la llibertat i de la informació de totes les persones.
Agustí Chalaux de Subirà (1911-2006) - http://www.bardina.org/agusct01.htm - durant tota la seva vida ha investigat i desenvolupat aquest sistema econòmic, científic i racionalitzat.
Ara gràcies a la cessió desinteressada de la vinyeta d'una manifestació creada pel dibuixant José Orcajo (http://orcajohumor.blogspot.com/), el Bardina reivindica permanentment a través de la web aquest sistema econòmic, científic i racionalitzat en set idiomes.
EL DINERO NOMINATIVO ES DINERO TRANSPARENTE.
Sin billetes, viviríamos en un entorno mucho más seguro, menos violento y con mayor cohesión social, ya que desaparecería el mayor incentivo que ampara la actividad ilegal en el mundo. La telemática implica necesariamente una gran esperanza para todos los pueblos del planeta, a condición de que se entregue como un instrumento dedicado al servicio de la libertad y de la información de todas las personas.
Agustí Chalaux de Subirà (1911-2006) durante toda su vida ha investigado y desarrollado este sistema económico, científico racionalizado.
Ahora gracias a la cesión desinteresada de la viñeta de una manifestación creada por el dibujante José Orcajo, el Bardina reivindica permanentemente a través de la web este sistema económico, científico y racionalizado en siete idiomas.
Català: http://www.bardina.org/
Castellano: http://www.bardina.org/nw2/index-es.htm
English: http://www.bardina.org/nw2/index-en.html
Français: http://www.bardina.org/nw2/index-fr.html
Deutsch: http://www.bardina.org/nw2/index-de.html
Italiano: http://www.bardina.org/nw2/index-it.html
Galego: http://www.bardina.org/nw2/index-gl.htm
La desprivatización de los recursos hídricos de la ciudad de París demuestra la posibilidad cierta del control público del derecho al agua.
Fuente: http://www.radionizkor.org/
Desc - París: las autoridades locales pueden retomar la gestión del agua. (Por Anne Le Strat, Teniente de Alcalde de la ciudad de París ). Radio Nizkor, 17nov10.
El ejemplo de París demuestra que las autoridades locales pueden retomar el control de sus recursos hídricos.
La ciudad de París cuenta actualmente con 2,2 millones de habitantes, a los que habría que añadir más de un millón de personas que van a trabajar a la ciudad todos los días. Para cubrir las necesidades de todas estas personas, se distribuye una media de 550.000 metros cúbicos de agua diarios. París dispone también de una segunda red de agua no potable -un caso único en el mundo- que se utiliza para limpiar las calles y regar las plantas de la vía pública, cuyo consumo medio es de 170.000 metros cúbicos por día.
En 1985, Jacques Chirac, entonces alcalde de París, decidió confiar la distribución del agua al sector privado... Muy pronto, tres empresas concesionarias privadas contaban con el control absoluto de toda la producción y la distribución de agua de París, una situación que se prolongó durante casi 25 años...
Las cosas cambiaron cuando la izquierda se hizo con la mayoría de la alcaldía de París, en 2001. Tras décadas de control de la derecha en la cámara consistorial, las elecciones municipales dieron la victoria a una coalición de izquierdas que reunía a socialistas, comunistas, verdes y otros sectores... no tardó en darse cuenta de que había una total falta de control sobre la ’delegación’ de los servicios del sector público, así como sobre el suministro de dichos servicios...
Desde el 1 de enero de 2010, el servicio de agua de París depende de un único operador público: Eau de Paris. La antigua SEM se ha transformado en una empresa pública con la misión de garantizar la producción, el transporte, la distribución y la facturación de agua...
El consejo de administración de Eau de Paris está formado principalmente por delegados elegidos de la alcaldía parisina (10 miembros), que representan a todos los grupos políticos del Consejo de París, al personal (2 miembros) y a personas con una capacitación especial en representación de asociaciones de consumidores, de protección del medio ambiente, etcétera (5 miembros). Éstos últimos, de momento, sólo tienen un papel consultivo, a diferencia del resto de miembros del grupo, que gozan de poder de decisión sobre todos los temas, aunque esto cambiará seguramente en el futuro. Se ha establecido un dispositivo de control ciudadano con el Observatorio Municipal del Agua, que permite a los usuarios evaluar el servicio...
Aún es demasiado pronto para hacer un balance general, ya que la empresa pública sólo lleva funcionando desde el 1 de enero de 2010. Sin embargo, ya se pueden observar las primeras ventajas que ofrece la gestión pública. En primer lugar, cabe destacar las importantes ganancias económicas generadas por la reforma, que serán totalmente reinvertidas en el servicio de agua. Se calcula que los beneficios iniciales se sitúan actualmente en torno a los 35 millones de euros por año; puede que más. ¿A qué se deben principalmente estos beneficios? Para empezar, hemos internalizado las ganancias que antes obtenían los operadores privados...
La reforma permitirá estabilizar el precio del agua de París a un nivel inferior al de la media nacional... El hecho de que Eau de Paris se haya convertido en el único proveedor de servicios de agua ha puesto fin al solapamiento de varias funciones y tareas que se daba cuando había tres concesionarias privadas. La mejora de las sinergias y la unificación de las tareas que entraña la producción y la distribución contribuyen a una mayor eficacia técnica. Actualmente, contamos con una trazabilidad completa de la gota de agua, desde la fuente hasta el grifo...
Con esta reforma, el ayuntamiento de París -y todos sus ciudadanos- ha retomado el control sobre la gestión del servicio de agua, que ahora se vincula con objetivos medioambientales, económicos, democráticos y sociales, algo que resultaba prácticamente imposible con los operadores privados. La remunicipalización del agua se acordó sobre la base de una resuelta decisión política e ideológica: el agua es un bien común y, por lo tanto, es absolutamente necesario controlar este recurso y su explotación con una visión de proyecto a largo plazo...