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Máximo Kinast Avilés

EN SEGUNDA VUELTA YO TAMPOCO VOTO… (en la primera ya no lo hice)

Escribe Pedro Alejandro Matta

Entre la Pepsi Cola y la Coca Cola, digo (parafraseando a alguien): Paso !!!

Y no votaré porque, en mi concepto, el solo hecho de votar ayuda a legitimar un sistema de origen ilegítimo (impuesto a partir de la Constitución dictatorial); estructuralmente antidemocrático (donde las mayorías pierden significado a nivel de la representación parlamentaria, porque 1/3 obtiene un nivel de representación equivalente a los 2/3 restantes y, frecuentemente como ocurrió el domingo 17 de noviembre, no sale electo el candidato o candidata que tuvo la mayor votación sino que otros); funcionalmente corrupto (donde el tema del financiamiento de las campañas políticas por los mayores grupos económicos y por las compañías transnacionales es un tabú); y cuyo único objetivo es darle sustento al sistema neoliberal.

Además, porque la candidata que probablemente será electa el 15 de diciembre forma parte de la misma coalición política que es responsable de uno de los episodios más vergonzosos de nuestra historia republicana: la defensa y el salvataje del dictador, librándolo de la justicia internacional para traerlo de regreso a Chile a morir en la impunidad, hecho que debería permanecer aún en nuestra memoria porque ocurrió tan solo trece años atrás.

Por último, porque un sistema que les niega a los ciudadanos chilenos en el exterior expresarse respecto de los destinos de su país, y que ha permanecido así por más de veinte años a pesar de las repetidas y múltiples promesas en contrario, me parece no solo inmoral, sino que contra toda lógica.  Creo que esos ciudadanos deben tener pleno derecho a decidir si participan o no participan, si votan o no votan, pero su derecho a decidir no puede ser cercenado.

El argumento de que abstenerse de votar es una "traición a la democracia", es seguramente válido para quienes consideren que en Chile existe una democracia, consideración que obviamente no comparto por lo expresado más arriba. 

Un segundo "argumento" en el sentido que quienes deciden no votar no tienen derecho a expresar opiniones, no tiene sentido lógico rebatirlo por lo inconsistente de su base y, además, porque quienes hemos decidido concientemente no participar, en ningún caso hemos renunciado a nuestra ciudadanía; por el contrario, entendemos que rechazar el sistema y denunciarlo por el fraude que es, es parte esencial de ella.  

Un tercer argumento, de que al no votar “no se hace Patria”, responde a un concepto de la misma que no comparto, porque no puede existir una Patria para los grandes grupos económicos, las compañías trasnacionales, la élite financiera, y quienes les sirven para perpetrar el permanente latrocinio de nuestros recursos, y otra Patria distinta para la inmensa mayoría del resto de los chilenos y chilenas.

El pasado 17 de noviembre hubo una clara Nueva Mayoría: el 52 % de los ciudadanos que no concurrieron a votar; probablemente el próximo 15 de diciembre esa verdadera Nueva Mayoría se amplíe a cifras aún más abultadas.

Afectuosamente.

Pedro Alejandro Matta.

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