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Máximo Kinast Avilés

Marcha estudiantil en Chile: encapuchado al rescate

http://www.surysur.net/?q=node/17603

Un increíble acierto foto-periodístico registró a un encapuchado que participaba en la marcha estudiantil del jueves en el instante en que protegió y salvó a un miembro del Ejército.

La pregunta del millón es si el encapuchado era un manifestante de verdad o un infiltrado de Carabineros o de algún servicio de inteligencia. Para el portal “Generacion 80” podría tratarse de alguno “de los ‘capucha’ funcionarios públicos de Carabineros que inician e incitan a las manifestaciones y luego detienen a los jóvenes que se involucran en ellas”.

El fotógrafo Ruiz contó que por ese lugar transitaba una camioneta tipo Van, sin ningún distintivo institucional, que transportaba militares, entre ellos al uniformado que aparece en la foto, quien descendió del vehículo para increpar a los manifestantes que habían lanzado piedras. “Y ellos se van encima, sin agredirlo físicamente, y le empiezan a gritar asesino”, relató. Según el reportero gráfico, el militar dialogó con los manifestantes, “dice que no mató a nadie y en ese momento, lo agarra el capucha grandote —porque era bastante grande—, el de la foto, lo abraza y se lo lleva al furgón”.

El autor de la fotografía dijo que todo “ocurrió en un minuto”. El vehículo se retiró rápidamente con el militar nuevamente a bordo, mientras el encapuchado se alejaba discretamente del lugar. Ruiz le dijo a LaNación.cl que el episodio le parecía “como el ying y el yang, el blanco y el negro; es eso, es un capucha protegiendo un militar, cuando producto de la Constitución de un militar se ha provocado todo esto”.

Historial gráfico de “capuchas” e infiltrados

Una de las primeras pruebas gráficas de un “paco” infiltrado entre los estudiantiles mostró a dos civiles junto a un pelotón de carabineros que reprimirían la marcha del 16 de junio. El detalle es que un sujeto tomaba fotos mientras su acompañante portaba un vistoso estandarte de la Juventud Comunista.

Los “sapos” e infiltrados “observan” y toman fotos que luego enseñan a sus colegas uniformados para que sepan a quien aprehender durante el desarrollo de la marcha. El esquema político-represivo y mediático del gobierno es muy simple: si se niega el permiso para una manifestación, como ocurrió el 4 de agosto y el 6 de octubre, la policía inicia la violencia porque “no existe autorización” y ataca a la gente que circula o permanece en las veredas, así sean sólo dos personas.

En la escena siguiente de este guión aparecen los encapuchados, que proporcionan a los grandes medios y a los voceros del gobierno el material para privilegiar los “informes” monocordes sobre la violencia y los daños materiales causados por la marcha de los estudiantes.

El gobierno y la policía aplican en pequeño —y quizás sin haberlo estudiado jamás en libros políticos— tácticas policíaco-mediáticas que evocan la teoría del foco del Che Guevara y las enseñanzas filosófico-militares de Mao Tse Tung.

Si la marcha resulta autorizada. el guión establece una acción que inician encapuchados lejos del centro de los acontecimientos, donde se encuentra la gran masa de estudiantes a rostro descubierto, pero muy cerca de donde están las tropas de carabineros, que no se dan por enterados y no reprimen al foco, hasta que al poco rato la chispa inicial consigue “incendiar la pradera” y concitar el malestar del vecindario por tanto destrozo que en la noche reflejarán los noticiarios de TV, pero sin prestarle demasiada atención al “daño colateral” provocado por los gases lacrimógenos que penetran a los departamentos y afectan la salud de sus moradores de todas las edades.

Así, los grandes medios de TV reciclan abundante material para privilegiar sus informes focalizados en la violencia, vandalismo y daños a la propiedad. Se supone que la puesta en práctica de esta teoría ayudaría a mejorar la valoración del gobierno en las encuestas, porque se exhibe a los carabineros como “víctimas” y el guionista de este sencillo western pretende “demostrar” que los estudiantes son “los malos” (e “irresponsables”). Es simple, pero no siempre funciona, porque las imágenes terminan mostrando cómo los carabineros violan cruelmente los derechos humanos y civiles de niños y niñas estudiantes.

Y todo se revierte cuando los policías abandonan este guión y las emprenden contra las cámaras de TV, sin darse cuenta que están siendo grabados por terceros. Abundan las imágenes de abusos policiales porque hoy cualquiera persona usa una cámara sin necesidad de haber estudiado periodismo ni pertenecer a la orden profesional. De otro modo no podrían existir los medios comunitarios y populares de radio y TV, y las grandes estaciones tampoco podrían alimentar sus secciones “Caza noticias” o “Periodismo ciudadano”.

El desenmascaramiento más espectacular de un infiltrado ocurrió el 8 de agosto, en Valparaíso, cuando un encapuchado que incitaba a los desórdenes fue acosado por los propios estudiantes y terminó refugiándose en la caseta de Carabineros del Congreso Nacional de la República. La policía reconoció que se trataba de uno de los suyos, pero no entregó su nombre ni quiso dar más información, ni siquiera a los diputados presentes, entre otros, a Hugo Gutiérrez (PC).

El portal Generación 80 ofrece una verdadera galería de “sapos”, e infiltrados, captados in fraganti en 23 semanas de movilización estudiantil, desde la primera marcha del 28 de abril. Este impresionante recuento gráfico del actuar de "mirones(as) de inteligencia" durante casi 6 meses de conflicto estudiantil, muestra personas que se repiten en casi todas las marchas y pueden verse en Festival del Sapo: estos son los infiltrados.

El gobierno de Piñera y los jefes de Carabineros terminaron reconociendo el deempeño de estos personajes en su particular estrategia de “mantenimiento del orden público”. En víspera de la marcha del 23 de junio, el entonces intendente de Santiago, Fernando Echeverría, anunció que habría policías encubiertos infiltrados para “contener a grupos de violentistas que protagonizan desmanes”.

No sólo la prensa alternativa, sino también los grandes medios y hasta los principales canales de televisión han registrado a estos personajes que incitan a la violencia y al vandalismo para justificar la represión de Carabineros. Chilevisión mostró a uno que a la hora de almuerzo se sacó la capucha y se dirigió a gastar su viático en un restaurante cercano al ministerio de Educación, y a pocos metros del palacio de La Moneda, para reponer energías y retomar después su tarea.

Incluso algunos han sido identificados, como Hugo Javier Melita Sepúlveda

En la manifestación del 26 de agosto 2010, convocada por los estudiantes y la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), Carabineros introdujo policías provocadores un tanto chambones porque perdieron una mochila con esposas, un equipo de radio-comunicaciones, las TIFAs (tarjeta de identificación de las Fuerzas Armadas), cédulas de identidad e instructivos para actuar en marchas, entre otros “implementos de trabajo”. La policía uniformada detuvo a dos trabajadoras del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) y a una de sus hijas de 16 años, a quienes inculpó de robar las especies introducidas por los agentes secretos en la manifestación. Esta noticia no fue recogida por los medios, excepto radio Cooperativa.

Carabineros amenazó con acusar de robo a las funcionarias detenidas si no entregaban la mochila, relataron testigos de los hechos al diputado comunista Guillermo Teillier. El 27 de agosto, la menor y su madre, también funcionaria del SERNAM, presentaron un recurso de amparo ante los tribunales, representadas por el abogado Nelson Caucoto, alegando “apremios ilegítimos”. La evidencia gráfica sobre los objetos abandonados por los agentes secretos fue entregada a la Fiscalía para su investigación.

Andrea Figueroa, secretaria general de la Asociación Nacional de Funcionarios del Sernam (Anfusem), acusó de tortura sicológica a Carabineros, hablando por radio Cooperativa. Explicó que el incidente comenzó cuando "dos funcionarias del servicio, yo estaba cerca de ellas, intentan ayudar a un joven que estaba siendo detenido por Carabineros y en el forcejeo a este joven se le cae la mochila" —que posteriormente descubrieron que contenía material propio de uniformados.

Cuando se iban retirando y la protesta ya había finalizado, "sorpresivamente un grupo de Fuerzas Especiales nos cae por la espalda y nos detienen en forma muy violenta. Nos suben a una micro de Carabineros", donde ya estaba detenida una estudiante secundaria, hija de una funcionaria del Sernam, a quien subieron al bus "con mucha violencia. La madre la trata de defender y dentro de la micro Carabineros de Fuerzas Especiales las golpean a ella, a su hija y a otra funcionaria", mientras "a nosotras nos mantenían en la parte de atrás de la micro sin poder intervenir".

La dirigenta de Anfusem relató que “al entrar nosotros a la 3a Comisaría hay por lo menos 15 funcionarios de civil muy jóvenes que habíamos visto participando en la marcha como cualquier estudiante e incluso promoviendo desórdenes”. La ANEF y la Comisión de DD. HH. de la Cámara de Diputados presentaron entonces una querella a la Corte Marcial “para denunciar la infiltración de Carabineros en un movimiento gremial". Este episodio tuvo una acertada cobertura de Telesur, con el periodista Alejandro Kirkman, y el equipo de Señal 3 La victoria.

 

Fuentes:

● Generacion 80:
-Aquí
-
● Radio Cooperativa:
-Aquí y
-Aquí

● El Mostrador: Aquí

* Periodista y escritor.<br />
Despacho de Mapocho Press.

 

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