LAS MISMAS CAUSAS... LOS MISMOS EFECTOS
Escribe Luis Casado
Por fin la economía puede reclamar para sí alguna similitud con las ciencias duras. Chile tiene el privilegio de haber demostrado que en la actividad financiera, como en Física, las mismas causas provocan los mismos efectos. Newton debe estar sonriendo: el principio de causalidad extiende su pertinencia a un amplio dominio de la actividad humana.
Si la desregulación, la voracidad del mundo de las finanzas, la incompetencia, la complicidad de las autoridades financieras y la llegada de rufianes a puestos clave produjeron el desmadre de la “contabilidad creativa”, la gigantesca crisis de los créditos basura y la recesión en que aun se debate el mundo, las mismas causas crearon en Chile una mala comedia llamada “La Polar”.
Lo de mala comedia lo inspira la célebre frase que Marx puso en “El 18 Brumario de Louis Bonaparte" publicado el 1852 en Nueva York: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez, como farsa.”
Lo de La Polar es una farsa. En la que todo dios estaba al corriente -desde hace años- de prácticas más que dudosas, rufianescas. ¿Cómo hay que llamar la falsificación de cuentas y balances? ¿Cómo se llama la práctica masiva de la usura? ¿Cómo puede uno referirse a la ruptura masiva y unilateral de disposiciones contractuales (los créditos suscritos por las víctimas) con la introducción arbitraria de penalidades, cambios de tasas, de montos, de plazos, de condiciones generales?
Andrés Velasco no duda en llamarlo “un escándalo” y olvida que él fue ministro de Hacienda, o sea autoridad responsable del control de estos desmanes.
Felipe Kast dice que es un “pecado” y tal vez piensa que habría que confesar a alguien. Ya se sabe que este gobierno predica, si oso decir, la tolerancia cero con la delincuencia.
La ministro Evelyn Matthei afirma que se trata de “un delito”, y asimila esta industria del crimen al robo de un cajero automático. La lucidez no es su fuerte.
Felipe Larraín, ministro de Hacienda, asegura que se trata de “un comportamiento delictivo y de una confabulación”, antes de declarar que esto venía ocurriendo desde hace años (saludos a la Concertación), que no hay ninguna fiscalización que pueda evitar el delito y pone cara de yo no fui. Para reforzar su defensa afirma que examinó las cuentas de La Polar, certificadas por Price Waterhouse, y que no había ni una sola observación. Claro como el agua de roca.
Sebastián Piñera habla de “abusos”. El tipo que fue procesado por el delito de “Infracción a los artículos 26 y 26 bis de la Ley General de Bancos” y por “Defraudación al Banco de Talca”, el mismo que aceptó pagar una millonaria multa para evitar un proceso por uso fraudulento de información privilegiada, y que accesoriamente funge de presidente de esta pseudo República, dice que se trata de “abusos”. En un gesto imperioso declara “vamos a perseguir a los responsables para que asuman sus responsabilidades y reciban las sanciones que se merecen de forma implacable”.
¿Ah, sí? Yo te apuesto a que nadie será enviado a prisión, y que como siempre, aparte reclamar más “transparencia” y más “fiscalización”, todo quedará en agua de borrajas.
Los “expertos” consultados por CNN Chile dan el tono. Carlos Eugenio Jorquiera, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, descarta que se deba verificar el nivel de endeudamiento de los clientes-víctimas de los filibusteros de los créditos al consumo. En su opinión tal control equivale a prácticas soviéticas, realizadas por una especie de “Gran Hermano”. Lo que revela su profunda ignorancia: los ciudadanos soviéticos ni siquiera tenían el derecho a endeudarse. Si leyó “1984”, el libro de George Orwell, lo leyó mal. En donde se practica la usura, la estafa, el robo en banda organizada de ejecutivos vestidos con traje y corbata, la falsificación de escrituras públicas y otras delicadezas, es en el Chile de hoy. Con el concurso de las empresas de auditoría contable. Ese es su negocio: el maquillaje de cuentas y balances. Con el propósito de evadir impuestos.
Con ese fin todo vale. KPMG, Price Waterhouse, Deloitte, Ernst & Young, todas ellas han participado del delito de fraude y falsificación de balances y han pagado cientos de millones de dólares de multas en los EEUU y otros países (en Chile no, no sueñes).
Fueron ellas las que consagraron como una práctica normal la “contabilidad creativa”, eufemismo detrás del cual se ocultan los peores delitos financieros. Una de ellas, Arthur Andersen, se hacía pagar decenas de millones de dólares por el distinguido servicio que consiste en poner beneficios allí donde había pérdidas, o lo contrario.
El fatídico caso Enron la llevó a la tumba. Un ex Director del Banco Central entrevistado por CNN Chile afirma que eso se debe a que cada empresa elige su auditor contable, y que eso genera un evidente conflicto de intereses porque todos eligen un auditor complaciente.
En su infinita sabiduría sugiere que el auditor de cada empresa sea sorteado, pero no precisó si el sorteo debía hacerse con una pirinola. Como la valorización bursátil de La Polar tambalea, los “expertos” se dividen. Unos piensan que suspender su cotización en Bolsa fue una medida prudente y adecuada, esencialmente porque no hay información clara de su situación financiera.
Transparencia, transparencia, transparencia… Este es el país de la transparencia y la fiscalización. Pero nadie sabe qué pasa con La Polar: ni la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, ni la Superintendencia de Valores y Seguros, ni el Sernac, organismos cuya principal misión consiste precisamente en saberlo.
Otros “expertos”, los talibanes de la ley de la oferta y la demanda, estiman que no debía haberse suspendido la cotización bursátil de La Polar. Esencialmente porque creen, los muy ingenuos, que el precio lo fija el mercado. Un mercado que ven perfecto y transparente. Uno de ellos fue hasta a afirmar “La Bolsa no es un casino…” Justamente.
Si hubiese aprendido algo de economía, si hubiese leído el capítulo 12 de la Teoría General de John Maynard Keynes, si mirase por la ventana, sabría que la Bolsa es precisamente eso: un casino. Y si leyese las notas que difunde profusamente el conocido Consultor Financiero yanqui Money Morning sabría que los mercados financieros son manipulados con desvergüenza.
El modelo de negocio filibustero de La Polar está lejos de ser único, o de su propiedad exclusiva. Es la norma. Pero no te inquietes. Rodrigo Alvarez, subsecretario de Hacienda dice “no me parece que haya situaciones similares”. No está seguro, no puede confirmarlo. Simplemente no le parece.
Una vez más triunfa Blaise Pascal, ese que aseguraba que para tener fe basta con rezar. Recemos.
Louis Casado
Editor de "Politika"
“La Izquierda designa a quienes no admiten ningún derecho a veto por sobre la voluntad del pueblo soberano”.
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