LOS PRIVILEGIADOS...
Escribe Luis Casado – 07/03/2011
Cuando se trata de luchar contra los privilegiados y sus injustificables privilegios, Chile es un ejemplo planetario. A mí el orgullo me enciende las mejillas. Los EEUU nos copian. ¿Qué más puedo decir? Para hacerle frente a los terribles desequilibrios presupuestarios que les tienen rejodidos, los Estados de la Unión, -en fin, aquellos cuyo Gobernador es Republicano-, hacen lo imposible para terminar con las inadmisibles ventajas de que gozan algunos de sus administrados.
Newt Gingrich, -líder de los republicanos en la Cámara de Representantes de 1995 a 1999-, es un tipo que estaría a la derecha de Atila si Atila fuese un político yanqui. Este patriota fue el primer Presidente de la historia de la Cámara en ser condenado por violaciones a la ética. Como la ética no grita cuando la violan (si no me crees pregúntale a Piñera) Newt ahora quiere ser presidente de los EEUU y acumula dinero para presentarse frente a Obama el año que viene.
Newt define a los sindicatos como “una elite replegada en sus privilegios”, y le aviva la cueca a los Gobernadores que quieren deshacerse de las molestas organizaciones de trabajadores, forma brutal de terminar con los “privilegios”. Algo que Chile hizo durante los 17 años de dictadura y los 20 de Concertación, gracias al artículo 16° de la Constitución de Pinochet-Lagos que dice literalmente:
16º. La libertad de trabajo y su protección (sic).
No podrán declararse en huelga los funcionarios del Estado ni de las municipalidades. Tampoco podrán hacerlo las personas que trabajen en corporaciones o empresas, cualquiera que sea su naturaleza, finalidad o función, que atiendan servicios de utilidad pública o cuya paralización cause grave daño a la salud, a la economía del país, al abastecimiento de la población o a la seguridad nacional. La ley establecerá los procedimientos para determinar las corporaciones o empresas cuyos trabajadores estarán sometidos a la prohibición que establece este inciso.
Si no eres tan sopas tontas has comprendido que en Chile la huelga no es “ilegal” sino “inconstitucional”, lo que permite aplicarle la Ley de Seguridad Interior del Estado a cualquier currante, o grupo de currantes, que tuviese la mala idea de atentar contra la “seguridad nacional”. Por si quedase algún riesgo no previsto, el Código del Trabajo, redactado por William Thayer Arteaga, -ex ministro de Frei Montalva y de Augusto Pinochet-, impuesto en dictadura (1984), sigue vigente.
En los EEUU, los parlamentarios demócratas de Wisconsin y de Indiana huyeron de sus Estados respectivos, y se refugiaron en Illinois, para impedir que sus asambleas legislativas tengan el quórum necesario para aprobar leyes antisindicales que atacan a los trabajadores del sector público. Se trata de imponerles rebajas de salarios y otros beneficios, de eliminar el derecho a la negociación colectiva e incluso el derecho a huelga. Desde que Ronald Reagan despidió 11 mil controladores aéreos en el año 1981 no se veían ataques tan brutales contra el sindicalismo estadounidense. ¿Qué te decía? The Chilean way… ¡Ah! ¡Cómo damos el ejemplo!
Ahora bien, ¿Cuáles son los privilegios de estos privilegiados? Una cierta seguridad del empleo, seguro de salud y pensiones aseguradas. La Concertación eliminó el primer privilegio alquilando funcionarios a contrata, lo que le permite al gobierno de Piñera echarles a la calle cuando le salga de la punta del nabo. En cuanto a la salud, fue privatizada y transformada en oportunidad de negocio. Si se trata de las pensiones… la AFP, genial invento de Piñera-hermano preservado por la Concertación, terminó con el tercer privilegio.
The Chilean way… ¡Ah! ¡Cómo damos el ejemplo!
La urgencia en atacar a los asalariados del sector público se explica por su relativamente fuerte tasa de sindicalización, -un 36,2%-, contra un 6,9% de sindicalización en el sector privado. En Chile estamos en torno al 7% de sindicalización, ambos sectores confundidos. Y aquí también damos el ejemplo. A tal punto que Scott Walker, Gobernador republicano de Wisconsin, no solo quiere eliminar 21 mil empleos públicos sino además imponerle a los sindicatos una “certificación” anual. Nosotros ya la tenemos, gracias a lo cual 60% de nuestros sindicatos están en “receso”. Los yanquis no nos llegan ni al tobillo.
¿Otro ejemplo? Michael Bloomberg, alcalde de New York, amenaza con despedir 4 mil 600 profesores si su sindicato no acepta una reforma que asocia los salarios a los resultados, y no a la antigüedad. ¿Te suena? Nos copian hasta los métodos de negociación…
Habría que cobrar patente, para que la abnegada lucha contra los privilegiados y sus privilegios en los EEUU ponga en evidencia lo que le debe a Chile, país en el que ya no queda ninguno.
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