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Máximo Kinast Avilés

Un Metro caro, caro, caro…

Escribe Luis Casado – 24/02/2011

 

Corría el mes de mayo del año de gracia de 1993, y servidor asistía al Congreso de la Unión Internacional de Transportes Públicos (UITP) en Sidney. El discurso inaugural lo hizo el Vicepresidente del Banco Mundial Ismail Serageldin, quien explicó que los desplazamientos urbanos puede dividirse en tres segmentos: los que se hacen en automóvil, los que se hacen en transporte público, y los que se hacen a pie. En el Tercer Mundo, agregó, un tercio de los desplazamientos se hacen a pie porque el personal no tiene con qué pagar el transporte público.

 

Serageldin precisó en esa ocasión que buena parte de los problemas medioambientales urbanos provienen de “la proliferación y el uso de vehículos privados a motor, y de la incapacidad de los gobiernos para  ocuparse de los costes reales que esos vehículos hacen pesar en la sociedad”. Costes de infraestructura y de salud entre otros.

 

Un metro de anchura de vía permite, -en una hora-, el desplazamiento de 750 personas en bicicleta, 1.500 en autobús, 4.000 que van a pie, 5.200 en corredores privativos para autobuses, y 9.000 en vía férrea. En comparación, el coche particular permite solo el desplazamiento de algunas decenas de personas.

 

En términos de eficiente uso del suelo, las vías férreas y los autobuses proveen el mejor resultado, pero, advertía Serageldin, “los altos costes de los Metros pesados (en túnel o viaducto), comparado con  trenes de superficie, tranvías o corredores de autobuses, conspiran contra su uso en los países en desarrollo”.

 

Los costes de dichas infraestructuras se comparan del modo siguiente:

 

 

 

¿Caro el Metro? En Chile, la ausencia de políticas de transporte, la incompetencia notoria de quienes han regentado el sector y, last but not least, algunos negociados, han hecho proliferar las líneas de Metro cuyas tarifas comienzan a ser inabordables para el personal.

 

Dale una mirada a la reciente línea que llega hasta Maipú. El sitio web del Metro de Santiago exulta precisando que es una extensión de 8,2 km que reducirá el tiempo de transporte significativamente, y que “reducirá la congestión en Línea 1, en cerca de seis mil pasajeros por cada hora de punta”.

 

Lo que Metro no proclama como victoria es que la tarifa, por viaje, es de 620 pesos en hora punta, contra 116 pesos por viaje en el Metro de París, a cualquier hora  (ver mi nota de ayer: “Está caro el transporte…”).

 

Como queda en evidencia, el Metro no solo es caro en su construcción, sino también en sus tarifas que están entre las más elevadas del mundo. No es sorpresa: tradicionalmente, la tarifa en Metro es una variable de ajuste: se pone en el nivel que convenga para equilibrar las cuentas. A ver si alguien me desmiente, me gustaría conocerle.

 

Y no es que yo no desee un transporte de calidad para nuestros coterráneos de Maipú. ¡Qué va! Todo lo contrario. Pero con un detalle: un transporte de calidad que puedan pagar.

 

Un usuario que gana el salario mínimo obtiene 810 pesos por hora de trabajo. Ir y volver del laburo, en Metro, le cuesta más de una hora y media de laburo al día. O lo que es lo mismo, un 15,86 % de su salario mensual. En París, en donde el transporte público es caro, ir y volver del trabajo y pasearse cuantas veces quiera en el Metro, los autobuses, los trenes y los tranvías, le cuesta a un atorrante que gana el salario mínimo solo un 2,86 % de su salario mensual. Cada desplazamiento le cuesta 12 minutos de laburo. Ir y volver del curro le cuesta menos de media hora de trabajo. ¿Ves la diferencia?

 

Si los “expertos” hicieran su trabajo en vez de justificar infraestructuras caras que imponen tarifas inabordables, considerarían soluciones como el Corredor Metropolitano ABD de la EMTU en Sao Paulo (São Mateo – Jabaquara).

 

Trabajé en el equipamiento de ese Corredor que transporta más de 200 mil pasajeros al día, o sea mucho  más que la extensión del Metro a Maipú. Inaugurado en el año 1988, el Corredor ABD es una referencia mundial. Y tiene, desde hace ya casi un cuarto de siglo, todo lo que Transantiago no tiene. Entre otras cosas la gratuidad del transporte para los trabajadores, visto que la tarifa la paga la empresa en que trabajan. El Vale Transporte… ¿Ya oíste hablar del Vale transporte? Ese derecho del cual benefician todos los trabajadores asalariados en Brasil, fue creado en el año 1985. Y permitió el desarrollo de servicios de transporte público de categoría mundial. Lula aun era un mozalbete.

 

¿Lo saben quienes mangan del Transantiago? Lo saben. Pero quieren seguir mangando…

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