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Máximo Kinast Avilés

CHILE: RESPUESTA DEL HISTORIADOR LUIS CORVALÁN MÁRQUEZ A LAS DIPUTADAS CRISTI, HOFFMANN, Y TURRES

Cartas
 Jueves 01 de Julio de 2010
 Ref: Homenaje

 Señor Director:

Nos sorprendieron enormemente las palabras de la diputada Karla Rubilar (RN) respecto de la figura de Salvador Allende en un foro organizado por el Instituto Igualdad y el Partido Socialista. Y debemos decir que nuestra sorpresa no fue grata.

MAIL QUE SE TRASCRIBE A CONTINUACIÓN, FIRMADO POR LAS DIPUTADAS CRISTI, HOFFMANN, Y TURRES.

 

EL MAIL DICE ASÍ:

Ensalzar a un Mandatario que condujo al mayor caos social, político y económico de nuestra historia y que fuera declarado inconstitucional por el Parlamento, sólo puede entenderse por parte de alguien que ha sido víctima de la tergiversación de la historia que ha hecho la izquierda chilena.

Hacer un homenaje a Allende no se condice con la profunda herida y división que hasta hoy vive el país, ni tampoco con la visión de futuro que propicia el gobierno del Presidente Sebastián Piñera.

En el año en que celebramos el Bicentenario y en que enfrentamos una dura catástrofe, creemos necesario fortalecer la unidad nacional en vez de hurgar en un pasado y en una figura que sólo genera polarización.

Por último, recordemos que si no hubiera existido un gobierno de Allende, tampoco habría existido un gobierno militar.

 María Angélica Cristi
 María José Hoffmann
 Marisol Turres
 Diputadas

 RESPUESTA DEL HISTORIADOR LUIS CORVALÁN MÁRQUEZ

Permítaseme hacer un comentario a "vuela de pluma" sobre el mail arriba trascrito firmado por las diputada Cristi, Hoffman y Turres, referente a la figura de Salvador Allende.

Por cierto, discrepo absolutamente de sus planteamientos, los que reflejan los puntos de vista de una derecha que en su fuero interno apoya fervorosamente los crímenes masivos que la dictadura del gran capital cometió durante tantos años contra este país con el objeto de dispersar y destruir a los sujetos mesocráticos y populares que perseguían una sociedad más democrática y justa.

Los frutos de esos crímenes -que la humanidad decente jamás olvidará ni perdonará- están a la vista:

  • un país entregado a las multinacionales,
  • controlado por unos pocos oligopolios,
  • que ha privatizado la salud, la educación, la previsión, el agua, el mar, las riquezas básicas;
  • sociedad que, por su distribución del ingreso, figura entre las más desiguales del mundo,
  • donde los sueldos son de hambre y el trabajo precario,
  • donde no se permite la negociación colectiva por rama –cuestión que le brinda al capital una mano de obra barata-,
  • donde no hay debate,
  • donde los medios de comunicación se hallan bajo las mismas manos, compartiendo el mismo mensaje alienador, capitalista y desinformativo;
  • donde cada clase social tiene sus barrios, sus colegios, sus clínicas u hospitales, en fin su getto, (¿"unidad nacional"? ¡que sarcasmo!),
  • donde se criminaliza la diferencia y
  • donde el servilismo al poderoso y al fatuo es la norma.


Habría que decirle a la diputada Cristi que Salvador Allende no dividió nada, por el contrario, encabezando un movimiento social y político muy amplio, intentó superar la extrema división de clases que desde siempre ha caracterizado al país.

Desde el punto de vista de la oligarquía plutocrática eso es inaceptable, por cierto. Por eso, ante los intentos democratizadores encabezados por Salvador Allende esa oligarquía respondió con los asesinatos masivos de todos conocidos.

Hoy día, tales hechos pretenden ser tapados utilizando, entre otros, el concepto antidemocrático de "unidad nacional", tan propio de los regímenes fascistas. Demás está decir que tal concepto tiene fines encubridores y legitimadores de la falta de unidad real que caracteriza al país. Y, aún más, sirve para eternizarla.

Es evidente que no existe, ni puede existir, unidad nacional en sociedades tan desiguales y sometidas a tanta explotación como la chilena.

La unidad nacional a la que se refiere la diputada Cristi es hoy un mero recurso ideológico estrechamente clasista que persigue darle gobernabilidad a la dictadura del capital que padecemos y que se disfraza de democracia.

Bastaría raspar levemente el barniz que la recubre para que emerja su esencia: el fascismo y la violencia genocida de los poseedores, furiosos cuando las clases subalternas toman conciencia de sus derechos y se deciden a hacer un Chile decente. Salvador Allende es la expresión más alta de esa esperanza de decencia y justicia, que los opresores, -cuya premisa es la existencia de un país dividido entre ricos y pobres- jamás podrán entender.

Frente a los que lo asesinaron a él y a tantos otros cabe una sola respuesta: ni perdón ni olvido.

La señora Cristi, -cuya visión del mundo seguramente se basa en lo que propalan los medios- se sorprendería si supiera cuantos piensan de este modo, los que jamás se someterán a la dictadura clasista del gran capital y a su régimen totalitario de mercado (disfrazado de democracia y de "unidad nacional").

Ante estos hechos objetivos, ¿quienes son los que tergiversan la historia?: Los dueños del capital, los poderes fácticos y los funcionarios de su régimen de explotación y violencia.

 L. C. M.

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