PARTIENDO DE AQUI, ¿ADONDE VA LA ECONOMIA CHILENA?
La aldea Potemkin revelada en dos minutos
Por Armen Kouyoumdjian kouyvina@cmet.net
15 de marzo, 2010 (versión española de Luis Casado)
El quince de marzo es un buen día para hablar de catástrofes y sus consecuencias (Idius Martias: día festivo dedicado al dios Marte entre los romanos - N. del T.). Desde tiempos inmemoriales las antiguas civilizaciones sabían que tenían que apaciguar a los dioses que adoraban. Los tenían clasificados por especialidad hasta que las religiones monoteístas declararon que uno solo podía hacerse cargo de todo, aunque esté más ocupado que un cajero del Banco Estado a las 13:45 de un viernes. Chatos astutos los de la antigüedad. El romano Neptuno, alter ego del griego Poseidón, era el dios de los terremotos y del mar. Los aztecas tenían a Tepeyollopl, solo para los terremotos. El Hombre Moderno pensó que podía ahorrarse los sacrificios como arrojar vírgenes al agua (admitiendo que sería difícil encontrar alguna en los tiempos que corren), o arrancar corazones con una daga de obsidiana en la cumbre de las escalas de un templo. El Hombre Moderno decidió que había “dominado a la Naturaleza”.
Tomó solo dos minutos de sacudones terrestres, y una crecida de mar apenas más duradera, para hacer desaparecer casi 20% del PNB chileno. En ese breve lapso de tiempo se fue la leyenda, -porque era una leyenda-, del país moderno y bien administrado que había resuelto todos sus problemas, reducido la pobreza, eliminado las poblaciones callampas y construido una infraestructura moderna.
Se fue el país que trampeó su entrada en la OCDE como una adolescente inmadura que se maquilla para sortear los controles de seguridad y entrar en una discoteca a la moda (nunca he sido invitado a la OCDE y no creo que luzca como una discoteca, pero tú me entiendes). Se fue el líder regional que pontificaba y les daba lecciones a sus vecinos y al mundo. Lo siento por los diplomáticos que ahora tienen que explicarle a sus cancillerías porqué recomendaron votar por la admisión de Chile en la OCDE, o que escribieron esos brillantes discursos para sus VIPs que visitaban Chile, a los cuales mantuvieron lejos de cualquier opinión disidente. Desde luego los terremotos no se pueden predecir, pero si sabes que vives sobre una falla, tienes que planificar y actuar en consecuencia y asegurarte que quienes están bajo tu jurisdicción también lo hacen.
Interesante o inevitable, ningún lector, y desde luego ninguno de esos diplomáticos, analistas y periodistas de mi lista de difusión que calificaban mis advertencias de “exageradas”, ha tenido la cortesía de llamar o escribir para reconocer mi presciencia. Sé que muchos miran mis notas como un divertido entretenimiento que comparten con su esposa durante los fines de semana. Muy bien. Espero que ahora disfruten administrando algún viceconsulado en Ulan Bator. En realidad creo que sería más apropiado que se disculpen. Voy a tomarlo en cuenta de ahora en adelante. Con relación al nuevo gobierno, por si le interesa a alguien, no hay ninguno de sus miembros en mi lista de correos de modo que esto queda entre nosotros.
LOS DAÑOS DEL TERREMOTO
Las cifras estimadas del costo de la reconstrucción y la reparación de las destrucciones ocasionadas por el terremoto y el maremoto lucen como si hubiesen sido el producto de un generador de cifras aleatorias, después de haberle arrojado la lógica a los perros. En pocos días escuchamos que el daño a la infraestructura fue de mil doscientos millones de dólares, pero que solo la reconstrucción o la reparación de los hospitales costaría U$ 3 mil 500 millones, y las escuelas otros mil seiscientos millones. Poco después, el total fue estimado en la cifra más creíble de U$ 20 mil millones, y al asumir su cargo el presidente Piñera mencionó U$ 30 mil millones. La verdad es que nadie sabe, y sería mejor nombrar una comisión público-privada para examinar cada sector y lograr estimaciones más serias.
Aun cuando la minería del cobre parece haberse librado de daños mayores, otros sectores cruciales fueron duramente golpeados. En algunos casos podrán volver a la normalidad dentro de este año. En otros, puede llevar el doble o el triple de ese tiempo. Entre las víctimas se cuenta la industria vinícola ya mencionada en notas previas, la pérdida de un 50% de la industria siderúrgica y de la capacidad de producción de cerveza, el cierre de una de las dos refinerías chilenas, vastos daños en los sectores forestal y de la celulosa lo que traerá consigo una caída de un 15% en las exportaciones, daños de variada importancia en las 300 instalaciones de irrigación (con los consiguientes efectos en la producción agrícola, desde el trigo a las hortalizas) así como en las lecherías, daños en la ya moribunda industria del salmón y la virtual desaparición de la infraestructura (botes, embarcaderos, instalaciones) de muchos pescadores del litoral.
Como es comprensible, las reservas de hotel para marzo se redujeron en un 50%. La anulación de actividades como el Congreso de las Academias de la Lengua Española en Valparaíso (que estaba tan mal organizada que había que rebautizarla “…de la Lengua Española y las malas costumbres”: dos días antes de su inauguración no había ni siquiera un detalle del programa), y de la final del Festival Internacional de la canción de Viña del Mar, y la reducida versión del FIDAE, no arreglan nada.
Chile se ha promovido activamente como una plaza de Conferencias (¡todo un logro cuando no hay un solo palacio de congresos en todo el país!), y va a tomar algún tiempo antes de que todo se olvide y alguien acepte participar en el XXI Congreso Bangladeshi de Ex Psiquiatras Junguianos en Viña del Mar. El cierre del aeropuerto tampoco ayudó a mejorar la imagen. La declaración de su gerente que dijo que “sería muy caro” tener un Terminal a prueba de terremotos no es precisamente tranquilizadora para los pasajeros.
No había mucha arquitectura de valor histórico en Santiago, pero mucho de lo que existe en términos de edificios públicos e iglesias fue dañado en grados diversos (incluyendo al propio palacio de La Moneda). Otra víctima fue el Valle de Colchagua, donde los extranjeros disfrutaban la ruta del vino. Las viñas y las casas patronales tradicionales fueron afectadas.
El turismo internacional no es la única víctima. Lejos de la poco perseverante renuencia de los chilenos a salir con el riesgo de encontrarse lejos de casa con escasez de agua o de electricidad, se murió todo un sector de turismo popular de bajo costo que consiste en centros turísticos baratos para masoquistas que podrían pagarse un hotel pero piensan que una tienda en una playa sucia y lluviosa es buen plan: los pueblitos y las aldeas de pescadores que les recibían desaparecieron, como Atlantis.
PROBLEMAS A CORTO PLAZO
El primer y principal desafío de las autoridades consiste en suministrar abrigo y servicios básicos a entre un millón y dos millones de personas (más probablemente dos millones) que quedaron total o parcialmente en la calle. El invierno, que es frío y húmedo en la parte más afectada de Chile, llega en pocos meses. Albergarles es solo una parte del problema. Los edificios municipales, las escuelas y hospitales son inutilizables. Tomando solo las escuelas, 560 mil niños tienen sus escuelas en ruinas (varias universidades también). No menos de 4 mil lechos de hospital se perdieron.
La cantidad de pequeñas empresas, además de la pesca, incluyendo comercios, talleres, agencias turísticas, etc., es enorme y muchas de ellas despidieron a su personal sin darle ninguna indemnización. Basándose en la legislación laboral heredada de Pinochet, que permite despedir trabajadores sin compensación dentro de seis días de un hecho de fuerza mayor, una enorme cantidad de asalariados fue despedida en una de las regiones más pobres del país.
PROBLEMAS A MEDIO Y LARGO PLAZO
Lo que precede plantea muchas otras cuestiones. Tomando las más urgentes primero, uno tiene que simpatizar con un par de alcaldes de pueblos afectados que rechazaron la instalación de chozas de madera para remplazar las casas destruidas. Llamadas, por alguna razón, “mediaguas”, aun cuando creo que el término “medio tonto” las describiría mejor, en Chile son una “solución” estándar para las emergencias y consisten en 18 m2 de paneles de madera y un techo, sin instalaciones sanitarias, ni aislación ni piso. La reticencia de los alcaldes se basa en el hecho que las “mediaguas” tienden a devenir una solución permanente (547 familias víctimas del terremoto de Tocopilla hace dos años todavía esperan verdaderas casas, ¡y esta vez se necesita medio millón!).
En un año promedio se construyen entre 140 y 150 mil viviendas en Chile. ¿Cuánto tiempo tomará remplazar cuatro veces esa cantidad como demanda adicional? ¿Habrá suficientes materiales y a qué precio? ¿Quién pagará por todo eso? Ya es preocupante que los ministros del neoliberal Piñera hablen de créditos, no de subvenciones, de modo que para ayudar a los miserables les endeudarán aun más. ¿La mayor demanda de materiales escasos no alimentara la inflación? En el Chile central la gente será renuente a comprar departamentos en altura, de modo que volveremos a la vivienda de baja densidad y el precio de la tierra subirá en consecuencia. ¿Acaso el “boom” de la construcción ayudará al empleo? Solo marginalmente porque una cosa es limpiar los escombros, lo que cualquier hombre sano podría hacer, ¿pero quisiera Ud. que un pescador sin trabajo, o un cajero de mercado le reconstruya su departamento?
Cuando se trata de edificios públicos hay una burocracia que hace muy lenta cada construcción en términos de organización administrativa, y eso en años normales. Abrumados por las necesidades, a menos que la inercia del sistema sea reformada podría causar una casi parálisis. Si los cesantes no pueden ser absorbidos por la reconstrucción, ¿qué harán? Después de perder la paciencia podrían venir a Santiago y crear un lumpen miserable en la capital, agravando la criminalidad y saturando los servicios sociales.
¿Qué efecto tendrá todo esto en el crecimiento? Para 2010 depende de con qué celeridad las industrias fundamentales pueden regresar a su plena capacidad. El tercer trimestre en particular podría ser malo, y creo que empezar a poner cifras para todo el ano es una locura.
La caída en las exportaciones, a pesar de mejores precios para el cobre, y un incremento en las importaciones necesarias para compensar la falta de producción nacional afectara las cuentas externas pero no es un tema que pudiese causar preocupación. Las reservas de divisas estaban en U$ 25 mil millones a fines de febrero pasado. También se deteriorarán las cuentas fiscales, que ya sufrieron en el 2009 el doble impacto de menores ingresos por el cobre y la generosidad preelectoral. El incremento del gasto y menores ingresos impositivos no arreglarán nada este año. Una vez que la extensión de los daños y los medios de financiarla quedan claros (desde la reasignación de partidas en el presupuesto normal hasta la utilización de parte de los U$ 15 mil millones ahorrados con el cobre, o pidiendo créditos en el extranjero) las consecuencias podrán ser mejor evaluadas.
El sector bancario aun no evalúa el impacto de la situación visto que las pérdidas provenientes de alguna morosidad podrían ser compensadas por nuevos negocios relacionados con la reconstrucción y las necesidades de flujos de caja. El sector de los seguros, incluso tomando en cuenta sus reaseguros, recibió obviamente un serio golpe. En cuanto a la tasa de cambio peso/dólar, los exportadores y los expatriados no debiesen esperar ningún respiro del manejo errático y caprichoso que ha prevalecido en los últimos 20 años.
CAMBIARA ALGO?
Hemos visto que los servicios públicos, incluso aquellos gloriosamente privatizados según las teorías de Milton Friedman, no respondieron a las expectativas. Edificios que se suponían a prueba de terremotos colapsaron en las grandes ciudades, el suministro de agua y electricidad son una lotería incluso en el Chile central, y disponer de una sola carretera a los largo del país es económica y estratégicamente ridículo.
También es inaceptable mencionar la fuerza del terremoto como excusa o explicación.
A prueba de terremotos quiere decir exactamente eso. A prueba de CUALQUIER terremoto conocido del hombre o los animales. Soy menos crítico con la falla de las telecomunicaciones. Nunca vimos nuestras líneas fijas ni un minuto, incluso durante las 85 horas que estuvimos sin electricidad, y el colapso del sistema de telefonía celular no se debe al terremoto sino a la estupidez de los nativos, contra la cual nadie ha inventado algún remedio. Llamar a todos tus amigos y parientes después de cada réplica o corte de agua o electricidad, para preguntar “¿sentiste el temblor?”, o “¿tienes luz?”, cuando bastaba mirar por la ventana para ver que toda la ciudad estaba en las sombras, es una manifestación de subdesarrollo mental y no tendría sentido obligar las compañías a invertir en mayor capacidad que le permita a 17 millones de idiotas utilizar simultánea e innecesariamente sus teléfonos celulares. Como decía mi abuelo: “Cuando Dios estaba distribuyendo los cerebros, ¿porqué te escondiste?”
Mucho se ha dicho y escrito, y mucho mas se hará, a propósito de las medidas para remediar esto en el futuro. No te hagas ilusiones. La cultura nacional, tanto en el sector privado como en el público, acostumbrados al corto plazo, no aceptará gastar dinero o recursos personales en sistemas y equipamiento que puede ser necesario cada 20 o 25 años, o tal vez nunca. Ellos consideran aquello como capital ocioso, e incluso los pocos que estarán persuadidos o serán forzados a actuar de otro modo, empezaran a ahorrar en el entrenamiento adecuado y el mantenimiento de los equipos ya mencionados que, cuando venga el momento de usarlos estarán fuera de servicio. La codicia es buena, en Chile. Hay un informe no verificado que dice que al escuchar la alarma del maremoto el jueves pasado, un dueño de restaurant de Concon cerró sus puertas con los clientes adentro, para asegurarse que no escaparan sin pagar la cuenta. Los subterfugios legales, y no tan legales, que las constructoras están usando para escapar de cualquier responsabilidad por haber construido castillos de naipes, debiesen hacer reflexionar aquellos que tanto admiraban el “gobierno corporativo” y el imperio de la ley en este país.
UNA MIRADA AL 2009
Estaba pensando escribir una nota completa sobre los resultados económicos del 2009, porque normalmente debían suministrar una base para la esperada recuperación del 2010. Ahora nada de eso cuenta, y daré solo algunas indicaciones sobre el año pasado, incluso antes de que se publiquen las cifras que faltan el próximo martes 18 de marzo.
Basándose en el índice IMACEC la economía chilena se contrajo en un 1,7% el año pasado. El desempleo terminó en un 8,6% (un 1,1% más alto que en el 2008) y el número total de empleados bajó en un 0,44%. La inflación fue negativa, el índice de precios bajó en un 1,4%. Los salarios reales crecieron en un 6,4% gracias a la inflación negativa, terminando el año en un promedio bruto mensual de U$ 760.
El excedente comercial creció en un 51% llegando a U$ 13 mil 310 millones, con exportaciones un 20,2% más bajas (U$ 53 mil 20 millones) e importaciones que se redujeron en un 31,1% (U$ 39 mil 700 millones). El cobre realizó el 50,7% del total de exportaciones y cayó un poco menos que el promedio (-18%). Las exportaciones de vino crecieron en un 0,4% en valor, pero las ventas de salmón bajaron en un 17%. La deuda externa terminó el 2009 en U$ 74 mil 80 millones de los cuales solo U$ 14 mil 470 millones corresponden al sector público. Las cifras de la balanza de pagos será publicada el martes 18.
Datos para sectores específicos: fueron construidas 133.526 viviendas (-11,5%) con una caída de un 14,5% de la superficie construida. Sumando otros tipos de edificios, la caída total de la superficie construida fue de un 18,2%. La venta de automóviles bajo en un 28,3% (172.044 unidades) y la venta de camiones cayó en un 32,6% (8.152 unidades). Las ventas de motos cayeron en un 30%. El tráfico internacional de pasajeros fue inferior en un 5,8%, aun cuando el tráfico nacional creció en un 6%.
Los ingresos fiscales bajaron en un 23,2% (U$ 36 mil 50 millones) mientras el gasto creció en un 17,8% (U$ 44 mil millones). El déficit resultante de U$ 8 mil millones representa 4,5% del PNB versus un excedente en el 2008 de un 5,3%.
Los beneficios de las principales corporaciones no financieras crecieron en un 14% (U$ 4 mil 940 millones) con ventas que bajaron en un 13% alcanzando los U$ 61 mil 700 millones. De las empresas consideradas, 53% incrementaron sus beneficios, 21% los redujeron y 25% tuvieron pérdidas. Los beneficios del sistema bancario bajaron en un 9,4%, alcanzando los U$ 2 mil 410 millones.
En índice IPSA de la Bolsa de Santiago creció en un 90,5% medida en dólares, con un promedio de transacciones diario de U$ 153 millones. El valor de mercado a fines de año era de U$ 231 mil millones.
HUEVADA N°1 DE LA SEMANA (en castellano en el original – N. del T.)
El sexo y los chilenos no van juntos en un ejercicio de asociación de palabras, pero el gobierno precedente hizo un buen negocio al comprar (probablemente en la misma agencia) su lema de triste fama “All ways different”. Actualmente está en el mercado el nombre de dominio www.sex.com, que se espera alcance un precio de un millón de dólares. ¿Qué hay de particular en este sitio web? Su lema: “All ways in your Mind” tiene un aire familiar. ¿Qué nos espera? ¿La promoción del turismo sexual en Chile para ayudar en el esfuerzo de reconstrucción?
HUEVADA N°2 DE LA SEMANA (en castellano en el original – N. del T.)
El modo en que la gente se comporta bajo imprevistas condiciones de tensión o de crisis es una excelente indicación de su carácter. Así, la reacción de algunos de los visitantes extranjeros, cuando una fuerte réplica golpeo el Chile central en medio de la ceremonia de transmisión del mando, nos dice mucho de ellos. Alvaro Uribe es un cobarde que solo se siente a salvo bajo las faldas de los militares norteamericanos, que Cristina Kirchner es algo histérica, y que Evo Morales puede mantener la serenidad de los pueblos nativos que están más cerca de la Pachamama que el hombre moderno. Alan García es un astuto oportunista que permaneció imperturbable y agrego más tarde que fue un honor compartir la experiencia de los chilenos en un temblor.
Déjenme agregar que el representante de la Federación Rusa tampoco perdió su sangre fría, pero el Héroe de la Unión Soviética, distinguido explorador del Polo y miembro de la Duma Artur Chilingarov es un Armenio de San Petersburgo, y nosotros armenios ¡hemos visto peores cosas en nuestra historia! Este fue el segundo viaje de Chilingarov a Chile en los últimos años y lamento que no se me diese la oportunidad de encontrarle en ninguno de ellos.
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