NO ES CULPA DEL CHANCHO, SINO DEL QUE LE DÁ EL AFRECHO
La hora del cerdo
por Alejandro Tesa
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La eventual pandemia de infuencia porcina que pende sobre la humanidad (tan indefensa como sorprendida) no se vincula con El diario de la guerra del cerdo de Bioy Casares, aun cuando –y por cierto– podría ser mucho más peligrosa que aquella; ya son serán los viejos sus víctimas.
Más democrática que esos jóvenes iracundos, la enfermedad no elige a sus víctimas –o entodo caso parece preferir a la gente joven–. Y en medio de todo los mercados, dicen, se han puesto a temblar "los mercados", lo que por principio suena un poco sospechoso.
El chancho no goza de muchas simpatías, salvo en el diálogo amoroso de algunas parejas; al contrario: hay culturas que prohiben su ingesta y suele usarse su imagen para denostar a cierta clase de personas: el "chancho (o cerdo) burgués", por ejemplo. O, al revés, los burgueses pueden decir, y lo hacen, que los pobres viven "en un chiquero". Un glotón "come como chancho", comportarse de modo inconveniente en ocasiones se describe como actuar peor que "un chancho en misa". Los etcéteras son muchos.
Su mayor dignidad la encuentra la familia porcina en el horóscopo chino. Desde luego el cerdo es inocente del uso que hacemos de sus características. Tampoco buscó ser utilizado como víctima de la medicina para salvar vidas humanas que tal vez sean perfectamente inútiles.
¿El primer paso de la larga hecatombe? Ni en el desastre se reivindica al cerdo: hecatombe es el sacrificio de 100 reses vacunas –habitualmente bueyes– que se realzaba a los dioses en la Antigüedad. En México se informa de 149 fallecimientos, alrededor de 40 infectados en Estados Unidos, seis en Canadá, dos en Escocia, al menos uno en España y tiemblan los servicios de salubridad en Centroamérica y en América del Sur, en fin, entre nosotros y los de Francia, Israel o Nueva Zelanda en el resto del mundo. Se informa de infectados en Guatemala, Suiza, Alemania... Aunque parecieran dudosos.
Alerta mundial
En todo el mundo las autoridades toman medidas para intentar prevenir el desembarco de la "gripe del chancho" y recomiendan a la población extremar las medidas de higiene; en muchos países los aeropuertos se convierten en avanzadas de guerra contra la enfermedad. Lo que es bueno. Pero el mal busca a sus víctimas tal como la gripe o influenza común: por vía aérea. El portador o enfermo tose, al toser –o sonarse la nariz, quizá por el mero respirar– expulsa el virus a un distancia de alrededor de un metro; el que anda a ese alcance corre el riesgo, tiene casi la seguridad, de contagiarse. Por mucho que se lave las manos y raspe sus sartenes y cacerolas con agua y cloro y su baño parezca quirófano.
Se afirma que la epidemia surgió en México, pero esta variedad mutada del virus de la influenza humana común –o de la gripe aviar– al parecer simultáneamente se descubrió en Estados Unidos: hay casos en Nuevo México y en la California estadounidense, por ejemplo.
Fuentes médicas y de servicios de epidemiología afirman que los enfermos aumentarán, ya no sólo en México y EEUU: para el virus en estos tiempos de rápidas máquinas aéreas y "trenes bala" las fronteras no son barreras. Pandemia es una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o ataca a casi todos los individuos de una localidad o región, epidemia es una enfermedad que ataca de golpe a mucha gente.
Se teme. Es difícil creer que la OMS, tanto experto y tantos gobiernos sean alarmistas.
El riesgo
La Organización Mundial de la Salud elevó a categoría cuatro el grado de alerta. Los síntomas son fiebre repentina y elevada, dolores de cabeza y articulaes, diarrea –como los de la gripe común, pero más fuertes. El período de incubación del virus es al parecer de seis días.
Como intento de prevencion: usar mascarilla, evitar los besos de saludo y despedida, olvidar la vieja ceremonia de estrecharse las manos, no compartir cubiertos, higiene total en baños y cocinas, evitar aglomeraciones.
La fase 4 decretada por la OMS indica que la cepa puede propagarse entre humanos y causar brotes a nivel de comunidades. Uno de los problemas a resolver a través de la investigación de qué modo y con cuánta velocidad el virus muta, cambiando sus características y modos de penetración en los organismos. En EEUU se informó que los investigadores médicos echaron mano a los mapas digitales del buscador Google, entre otras herramientas, para seguir el avance de la enfermedad.
Uno de los primeros países latinoamericanos en alzar barreras para evitar la entrada de enfermos es Chile. El aeropuerto internacional de Santiago procede a un examen de todos los viajeros provenientes de México y el sur de Estados Unidos; loable medida, pero inútil. Si se está ante un brote epidémico, ya es mundial. Los enfermos pueden llegar de cualquier región del mundo.
Buscar refugio en la automedicación preventiva de antivirales en el mercado farmacéutico es perder dinero: no sirven ni pueden servir: han sido formulados para otras variedades de la familia virósica influenza; sin embargo, al parecer la vacunación –sin importar edad– contra la influenza común podría ayudar al organismo frente al ataque de esta cepa. No se descarta que el virus "porcino" pueda disfrazarse en otro, como –precisamente– el de la influenza humana común.
Esta vez el sector de riesgo no radica entre los mayores de 65 años o menos de tres, es toda la población, en especial aquellos entre 25 y 45 años sanos y activos.
Lo curioso es la consecuencia de la que podría ser una epidemia en un universo en absoluto físico-orgánico, el universo de las finanzas, las bolsas, el sacrosanto mercado. Cayó el precio del cobre, cayó el precio del aluminio, del petróleo... Y bajaron este lunes las acciones de las líneas aéreas, de la industria mecánica (motores de aviones), etc...
En este contexto no sorprende que se planteen teorías alarmistas, surjan visiones conspirativas y se emitan opiniones que a primera vista podrían reputarse de insólitas. Juzgue el lector el artículo publicado en el diario mexicano Excelsior el domingo 26 de abril.
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Tamilflu, Rumsfeld y la gripe porcina
Pascal Beltrán del Río*
La tarde del viernes, mientras cerrábamos la edición de Excélsior, leí el siguiente despacho de la agencia AP: “Los fabricantes de los dos principales tratamientos antivirales para tratar la influenza señalaron el viernes que han estado en contacto con las autoridades mundiales de salud para abordar el brote de gripe porcina en México. “GlaxoSmithKline, que produce la droga Relenza, y Roche, que ofrece el Tamiflu, señalan que han estado en contacto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), luego que el gobierno mexicano ordenó el cierre de escuelas, bibliotecas y varios lugares públicos en la Ciudad de México para tratar de contener el brote, que ha dejado al menos 20 muertos (…) Un portavoz de Roche dijo que la empresa suiza está preparada para enviar su abasto de Tamiflu en caso de que se le solicite.”
Unas horas antes, el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, había declarado que las vacunas contra la influenza con que cuenta el gobierno mexicano no sirven para tratar esta clase de gripe, pero que, en cambio, las autoridades tienen un millón de dosis de antivirales para hacer frente a la propagación del virus.
El funcionario mencionó en específico el medicamento olsetamivir, que produce la farmacéutica suiza Roche con el nombre comercial Tamilflu.
En estos momentos, conviene recordar algunos datos sobre Tamilflu que han sido publicados por medios tan serios como The Guardian.
En una nota publicada en abril de 2006, el periódico británico se refirió a los preparativos en el Reino Unido para hacer frente a una pandemia de gripe aviar. Con respecto a la decisión del gobierno británico de adquirir 14.6 millones de dosis de Tamilflu, el diario hizo referencia a un estudio reciente de la prestigiada publicación científica The Lancet que puso en duda la efectividad del antiviral en casos de epidemia y apuntó que su uso indiscriminado podría desalentar prácticas más útiles, como la higiene y el aislamiento.
En su momento, representantes de Roche viajaron a Londres para desmentir las conclusiones del estudio.
Como ocurre con muchas discusiones científicas, las posiciones contrapuestas dejaron a la opinión pública sin una idea clara al respecto.
De acuerdo con datos que aparecen en la página de internet de Roche, el (fosfato de) oseltamivir es un inhibidor oral de neuraminidasa (una enzima presente en la envoltura de las partículas virales que ayuda a su diseminación), “diseñado para actuar contra todos los virus de la gripe clínicamente importantes”.
La farmacéutica sostiene que es “el único antiviral que la OMS recomienda fuertemente para el tratamiento de pacientes infectados por el virus de la gripe H5N1”.
El H5N1 es una cepa altamente patógena de gripe aviar. La primera vez que apareció de manera notoria en humanos fue en Hong Kong en 1997, donde se desató una epidemia. Hasta marzo de 2006, la OMS tenía contabilizados 176 casos de gripe aviar H5N1 en humanos, de los cuales 97 terminaron con la muerte del paciente, la mayoría de ellos en Vietnam.
La epidemia de gripe que ha golpeado a México, y que ha comenzado a llamarse gripe porcina mexicana, es del tipo A/H1N1. Se trata de una mutación de la variedad de influenza H1N1 que causó la peor epidemia registrada, la influenza española, la cual mató a más de 40 millones de personas, en varios países del mundo, entre 1918 y 1919.
La variedad mexicana ha causado alarma, entre otras razones, por ser la primera vez que se propaga entre humanos. Por su novedad, uno pensaría que el tratamiento con medicamentos tendría que ser motivo de estudio.
Hace más de una década que se espera la aparición de una pandemia de gripe en alguna parte del mundo. Cuando los temores se elevaron en 2005, las acciones de la empresa biotecnológica Gilead Research subieron de 35 a 47 dólares. La razón es que Gilead desarrolló el antiviral Tamilflu y en 1996 otorgó a Roche una licencia para producirlo.
De acuerdo con un comunicado de Gilead, fechado en noviembre de 2005, esta empresa recibe regalías de Roche “de entre 14% y 22%, basado en las ventas anuales” de Tamilflu. Dicho comunicado dio cuenta del fin de una disputa entre ambas empresas e informó que se crearían “comités conjuntos para decidir sobre la producción y la planeación comercial y pandémica del producto”.
Un mes después, la revista Fortune dedicó una nota a uno de los más célebres accionistas de Gilead: el entonces secretario de Defensa estadunidense Donald Rumsfeld.
Él fue presidente de Gilead entre 1997 y 2001, antes de formar parte del gabinete del presidente George W. Bush. En el momento de la publicación, Fortune estimó que el valor de las acciones de Rumsfeld podían alcanzar los 25 millones de dólares y que la demanda internacional de Tamilflu que se dio en 2005 había engrosado los bolsillos del secretario en un millón de dólares.
La revista calculó las ventas de Tamilflu alrededor del mundo en mil millones de dólares ese año, incluido un pedido de 58 millones de dólares por parte del Pentágono, cuyo titular era entonces Rumsfeld.
Existen muchos más datos sobre Tamilflu que, si bien deben ser tomados con precaución, no deberían ser descartados en automático. Entre ellos que en Japón, uno de los principales compradores del antiviral, el consumo del medicamento en menores de edad ha sido asociado con conductas anormales y hasta suicidios (The Guardian, 22/III/07).
No soy adepto de las teorías de la conspiración, pero sí creo que los gobiernos deben actuar con transparencia total en el gasto del presupuesto y la toma de decisiones que afectan a los ciudadanos.
Por tanto, cabría esperar más información sobre el costo, la eficacia y los efectos secundarios del oseltamivir antes de prescribírselo a miles de mexicanos para hacer frente a la epidemia de gripe porcina.
* Periodista. Director editorial del periódico Excelsior de Ciudad de México. Premio Nacional de Periodismo de su país.
La nota original se encuentra aquí
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