ENTROPÍA Y LA VELOCIDAD DEL CAMBIO ENTRÓPICO
Por Máximo Kinast
Amable lectora o amable lector, te lo advierto para que no te aburras, esto es de lo más complicado que he pensado en mi vida. Además la conclusión es bastante deprimente... pero parece que no hay otra.
Hace bastante años escribí en "ENTROPIA Y ECONOMIA"
Se trata de una realidad científica que la explica el premio Nobel belga Ilya Prigogine en su célebre fórmula:
dS = dS’+ dS"
En la que S es una medida de entropía y dS es el cambio entrópico.
El cambio se produce en uno u otro sentido según cual de las dos cantidades es mayor:
dS’ = energía disipada en el sistema,
dS" = energía importada del exterior.
Si la primera es mayor el sistema gana en entropía (aumenta el desorden y la energía inutilizable), en cambio si es mayor la segunda, disminuye la entropía.
Un sistema se alimenta de neg-entropía o entropía negativa a expensas de aumentar la entropía de otro sistema.
En la realidad lo que ocurre es que siendo las posibilidades de desorden de una magnitud que tiende a infinito y siendo las posibilidades de orden una sola o muy pocas, siempre aumenta el desorden. En un sistema cerrado la entropía siempre aumenta.
Vuelvo al ejemplo de las piezas de un rompecabezas dentro de una caja. Existe una sola posición de orden y millones de millones de posibilidades de desorden, por lo que al agitar la caja, lo más posible, es que las piezas se desordenen cada vez más.
Lo que ignoro y lo que motiva este artículo es la magnitud y la velocidad del cambio entrópico.
A ver si logro explicarlo. Imaginemos un sistema cerrado llamado A, con una unidad de ds’. Para cambiar esa unidad de desorde por una de orden, necesitamos importar desde otro sistema (que llamaremos B) una unidad de ds’’ conforme a la fórmula de Ilya Prigogine.
Con esto podemos anular el desorden de A, a expensas de aumentarlo en B. Si A fuese la Tierra y B el sol, la importación de energía dle sol podría anular el desorden de la Tierra, a expensas de ir agotando el ’combustible’ del sol, que en unos siete u ocho mil millones de año se convertiría en una enana blanca, dado que su tamaño no sobrepasa el ’límite de Chandasekar’... lo que no debería preocuparnos por eso de ’cuan largo me lo fíais’.
Lo que me preocupa es otra cosa. Se trata de que hágase lo que se haga siempre habrá un aumento del desorden, pero...
¿Ese desorden guarda una relación de cantidad con su causa?
Pienso que la respuesta es si. Por ejemplo, si agito suavemente la caja del rompecabezas las piezas se desordenarán un poco; pero si lo agito con violencia, es seguro que las piezas se desordenarán mucho más.
Aceptando que la respuesta es afirmativa, significa que el desorden aumenta en una forma proporcional a la causa.
La pregunta ahora es: ¿La proporción en que aumenta el desorden es lineal o exponencial?
O dicho de otro modo, ¿El desorden produce más desorden? O bien, siendo un poco más comedidos: ¿El desorden facilita más desorden?
Si la respuesta a las dos últimas preguntas es afirmativa, la respuesta a la anterior me parece que ha de ser: La proporción en que aumenta el desorden es exponencial.
Si esto es así (o incluso si no es así) en un sistema cerrado (como la Tierra) ha de haber un punto de no retorno, a partir del cual el desorden seguirá expandiéndose sin necesidad de ayuda exterior. Se retroalimentará de su propio desorden.
Y si lo anterior es asi, llegará un momento en que la energía aportada por un sistema exterior no será suficiente para revertir al situación. Supongamos en la Tierra, un sólo aspecto entrópico: el cambio climático. Es muy posible que ya sea imposible revertirlo... al menos en un tiempo humano. Quizás en algunos millones de años, la saludable energía solar, producida por la fisión de cuatro átomos de hidrógeno en uno de helio, con la consiguiente liberación de energia, pueda crear de nuevo un clima apto para seres humanos, pero lo más posible es que ya no estaremos para comprobarlo.
Pero lo dicho no es lo más terrible de este artículo. Lo verdaderamente dramático es que estoy haciendo referencia a un solo aspecto entrópico y no menciono las decenas de cambios entrópicos que estamos viviendo como consecuencia de una cosmovisón occidental y neoliberal depredadora y errada.
Sospecho que la entropía se reatroalimenta de entropía y que el cambio entrópico se está acelerando en forma exponencial.
Es posible que James Ephraim Lovelock tenga toda la razón en su obra "La venganza de Gaia" y nosotros estemos condenados a la extinción. Aunque podría ser que Lovelock estuviese equivocado. En ese caso puedo asegurar de que estamos haciendo todo lo posible para desaprovechar esa leve esperanza.
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David Bernardo Valencia Martínez -