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Máximo Kinast Avilés

LA ALCANTARILLA DESPIDE OLOR A ROSAS

 

 

Por Pedro Alejandro Matta 

...en un país no muy lejano (lo tengo bajo mis pies) y en una epoca no muy distante, un joven, apuesto, y gallardo oficial del ejercito "jamas vencido" fue comisionado por sus oficiales superiores para desenterrar algunos restos de "prisioneros de guerra" ("pasados por las armas al intentar huir", segun informo la prensa de la epoca), cargarlos en un camion, llevarlos a un helicoptero institucional, y despues deshacerse de ellos lanzandolos al mar...   Mision cumplida...!!!

Como la historia tiene muchas vueltas y recovecos, y muchos años después, este mismo oficial, ahora vuelto general, vio con asombro como los esqueletos guardados en su closet privado pujaban por salir de él -o, en otras palabras, como los restos lanzados por el al mar muchos años antes volvían a la superficie turbando su sueño-...

Sus anteriores subordinados, enfrentados a una investigación judicial, lo identificaban como el oficial que tuvo a cargo la operación, supervisó su desarrollo, y dio las órdenes pertinentes. 

Un informe oficial de los policías encargados de la investigacion lo identificaba e inculpaba claramente.

El no era ahora un simple oficial de ejercito, ahora era no solo general de la república -aunque el titulo esta muy venido a menos-... sino que comandante de la división mas poderosa del ejército a cargo de resguardar la capital y la zona centro del pais. Y, por añadidura, juez militar...   -aunque nadie sabe mucho que cosa es eso y que valor tiene-.

Su Comandante en Jefe dijo poner "las manos al fuego por él", heroicamente. No fue suficiente, las manos de su Comandante en Jefe resultaron quemadas "en acto de servicio". Las pruebas eran abrumadoras.

Como último recurso, este oficial -ahora general- decidió ir a ver a su casa al superior jerarquico de los policías que, a través de su informe, lo inculpaban. Lo conocía, eran amigos. No sólo eso, eran hermanos en la Masoneria... Y los hermanos masones se deben apoyo y ayuda cuando lo necesitan...

En la casa de su amigo, el Director de la Policía de Investigaciones, y en la privacidad y confianza que el lugar le brindaba, el general le pidió que cambiara el informe de sus policías. Que lo dejaran a él fuera de ese reporte. Que no lo mencionaran...

Y, movido por ayudar a su amigo y "hermano", el Director cumplió. Es decir, cumplió lo que pudo cumplir; efectivamente trató de cambiar ese informe y de alterar su contenido; dio orden a sus subordinados de modificarlo y dejar fuera de él a su amigo el general. Lo inesperado fue que se encontro con un grupo de policías que, ¡¡¡inconcebible!!!, se negaron a cumplir sus ordenes. Se negaron a cambiar su informe -habrían cometido un delito si lo hubieran hecho- y, por el contrario, acusaron al Director ante un tribunal de la República... 

A estas alturas, el general se hundía más rápido que los restos humanos que él había lanzado al mar muchos años antes... Su Comandante en Jefe no estuvo dispuesto a "morir con la bandera al tope" y sencillamente lo dio de baja. Lo mando a retiro. Lo envió a que se integrara a la "reserva moral" del ejercito y que desde ese momento en adelante se entretuviera dandole de comer a las palomas en la Plaza de Armas... Se sabe con certeza que esas palomas son "apoliticas" y prescindentes del acontecer diario. O a que se reuniera a tomar el te con otros colegas mas viejos que él para recordar "batallas", sacar lustre a antiguas medallas, despolillar los antiguos uniformes, y de vez en cuando, cantar himnos militares y rendir honores al "Benemerito" (QEPD).

La jueza que recibio la denuncia de esos policías en contra de su propio Director de Investigaciones, tomo declaraciones a todos los mencionados, quedando esas declaraciones incorporadas en el expediente judicial, pero ella prefirió considerar que el ambito de su indagatoria -enfocada a la remocion de los restos de detenidos desaparecidos en Calama- no la autorizaba para iniciar una investigacion paralela respecto de este otro "tema" que acababa de explotar inesperadamente en su tribunal y que incluia trafico de influencias, corrupcion, abuso de autoridad, traicion a la confianza y a la fe publicas, y quizas que otras situaciones que quedarian al descubierto a medida que avanzara la investigacion... No. Muy complejo, muy peligroso, y no era bueno "meneallo..." Probablemente el olor que podria salir de todo eso dejaria palidos a los sulfuros que escupe el Volcan Chaiten... La investigacion no continuo...

Cualquiera habria pensado que, llegado a este punto, y considerando que el tema era ya asunto público, algún diputado -de los muchos que esperan con ansia la creación de una Comisión Investigadora para participar en ella- tomaría la iniciativa de hacer algunas preguntas, sugerir algunos modos de acción, enviar algunas cartas inquisitorias, o, en el peor de los casos, hacer algun comentario sobre estos hechos a algun medio de comunicacion... Esperanza vana. Nada, absolutamente nada. Ni uno de ellos fue al parecer sorprendido por algo que, en cualquier pais civilizado, habría significado un escandalo de marca mayor: la intervencion del Director de la Policia Civil usando su cargo para intentar cambiar un reporte oficial de una unidad bajo su mando, con el proposito de favorecer a un amigo personal alterando el curso de una investigación judicial llevada en ese momento en un tribunal de la Republica.

Como digo, ésto en cualquier otro país del mundo habria significado la creación de una comisión investigadora a nivel del Parlamento, con sesiones y audiencias públicas, y con una cobertura de prensa importante. Aqui no paso nada. El tema se coloco rapidamente bajo la alfombra y todos hicieron como los tres monitos: se taparon las orejas para no escuchar, se taparon los ojos para no leer, y se taparon la boca para no decir...   Quizas no necesitaron taparse las narices porque, transcurridos ya tantos años en escenarios parecidos, el olfato se acostumbra a los hedores y estos ya empiezan a pasar inadvertidos.   

Y las "Instituciones", frecuentemente mencionadas con voz engolada, tono solemne, y espiritu sacramental, no funcionaron. Ni el Poder Judicial (a traves del tribunal donde se denuncio el tema, o través de la Corte de Apelaciones respectiva que tiene tuicion sobre ese tribunal), ni el Poder Legislativo (a través de una Comisión Investigadora), ni el Poder Ejecutivo que no dio señales de haberse enterado de un tema de este calibre, tomaron ninguna accion conocida. El Director de la Policia de Investigaciones continuó en el cargo sin que nadie le hiciera preguntas, posiblemente algunas de ellas incomodas, que ayudaran a esclarecer lo ocurrido.   Los medios de comunicación, salvo honrosas excepciones (entre ellos el Diario La Nación, el Diario Electronico El Mostrador, y la Radio Bio Bio), practicamente no se refirieron al tema.

Pero este tipo de situaciones tiene su propia dinamica, no siempre es posible controlar todo en todo momento. Cuando el tema ya parecía olvidado y sepultado, y el Director de la Policia de Investigaciones    -ahora Presidente Interino de INTERPOL-  habia ya recobrado su apacible sueño, inesperadamente el Presidente de Venezuela lo volvió a colocar sobre el tapete al recordar publicamente la situación.

Y las declaraciones de apoyo irrestricto al Director por parte de altos funcionarios de gobierno, y de desmentidos y lamentos por parte del Secretario General de la OEA y actual candidato presidencial -quien lo nombro en ese cargo cuando era Ministro del Interior de Lagos-, no parecen suficientes. Negar lo que esta acreditado en expedientes judiciales no parece ser la solucion acertada. 

Es que, quizas, es posible que ya no exista una solucion acertada; que ahora solo cabe llorar sobre la leche derramada -por no haber oportunamente investigado y dilucidado el tema- o, tomar como curso de acción lo que aparece ahora como una constante en la respuesta oficial de las autoridades: declarar que la alcantarilla abierta despide olor a rosas...

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