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Máximo Kinast Avilés

ADULONES Y DICTADORES

 Por Ricardo Alvarado

Fuente: http://killinchadas.blogspot.com/

Sectores de la izquierda peruana -o de lo que queda de ella- están apurándose a trepar al carro del fascista Ollanta Humala. Los pretextos son muchos: "no hay alternativas diferentes", "es parecido a Hugo Chávez (o e Evo Morales)", "es la voz de los excluidos" o el tristemente famoso "nosotros podemos controlarlo". Todo esto es perfectamente explicable, dado que ahora todos los ex izquierdistas son buenos niños socialdemócratas y, como tales, comparten las ilusiones de poder "controlar" al fascismo.

Lo mismo pasó en Italia, en Alemania, en Argentina y en Chile: se subestima la amenaza fascista, su poder de apelar a las más bajas pasiones del pueblo -el temor al caos, al hambre, a la miseria, al desorden, a los "enemigos" imaginarios- y se ignora que el fascismo no tiene amigos, sino aliados coyunturales, que serán tratados con la punta del zapato una vez conquistado el poder.

Otra ilusión muy difundida es la del populismo. Efectivamente, en el Perú hemos tenido regímenes militares que realizaron reformas sociales importantes: el general Juan Velasco, por ejemplo, con su Reforma Agraria, sus estatizaciones y sus intentos por convertir a la sociedad peruana de feudal en capitalista. En palabras del viejo lenguaje marxista, Velasco cumplió un rol histórico progresista; pero ello no debe hacernos olvidar el carácter represivo de su régimen.

Y no me refiero a los terratenientes o a los burgueses expriopiados, sino a los centenares de dirigentes populares y sindicales asesinados por su régimen, a la exacerbación del chauvinismo y del odio a Chile, a la compra masiva de armas para guerras de agresión, a la manipulación psicosocial del discurso indigenista... y todo esto con la complicidad de muchos "izquierdistas" que hoy ven en Ollanta Humala a Juan Velasco redivivo. ¿Les suena conocido el escenario?

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