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Máximo Kinast Avilés

DAMNIFICADOS DE TIEMPO COMPLETO

DAMNIFICADOS DE TIEMPO COMPLETO
Por Moisés* 21 de octubre de 2005

Es que los temporales son sólo para nosotros, los pobres. Mientras más pobres, más fuerte nos agarran los ventarrones y nos mojan los aguaceros. Es cuestión de mirar cuando cae una tormenta en una ciudad: en los barrios de los ricos el agua corre alegremente por las calles y se va por los desagües, mientras las señoras mandan a la nanas a comprar sopaipillas, que luego de pasadas por chancaca caliente se las comen
acompañándolas con tecito servido en primorosas tacitas importadas de China.

Como nosotros hemos construído nuestras casas en las laderas de los cerros desarbolados y en los inestables márgenes del lecho del río, cuando la lluvia cae el caudal crece y se lleva todo lo poco que hemos logrado juntar desde el anterior invierno. Entonces llega la televisión a filmar los impresionantes y mortales derrumbes del cerro y al torrente enfurecido llevándose la tierra y las piedras de las orillas. Y nos vienen a decir que a causa del temporal nos hemos quedado damnificados.

Pero sucede, digo yo, que en realidad nosotros somos damnificados de tiempo completo, de todo el año, no sólo de cuando llega una tormenta y crece el río y sus aguas se llevan nuestras casas y la mitad del campamento, dejándonos a la intemperie.

Mi abuelo, mi padre y yo nacimos damnificados y en este mismo campamento, ya que siempre hemos vivido aquí. Mi padre se llama Moisés porque cuando él era niño, durante una inundación el cajón donde él estaba durmiendo fue rescatado del río que se lo llevaba corriente abajo. Fue una rara concidencia, que nadie se ha podido explicar, que a mí me pasara lo mismo. Por eso a mí también me dicen Moisés.

Cuando andaba recorriendo el barrio alto, el Presidente afirmó que la ciudad había resistido bien el aguacero. Después llegó aquí con otras autoridades y al ver el desastre que nos había ocurrido una vez más, propuso construir un puente en este mismo lugar. ¿Para qué queremos nosotros un puente? ¿Para vivir debajo de él?

Después supimos que lo del puente tenía una respuesta o, mejor dicho, varias: había una tropa de parientes carnales y políticos que estaban esperando la oportunidad de aquella obra para hacer asesorías sobre las repercuciones que ella tendría en la opinión de los dueños de bares y locales de esparcimiento del sector; así como sobre el impacto del puente en las relaciones comerciales con Argentina.

Además, con la construcción de aquel dichoso puente se le dio una mano a un ex subsecretario que tenía una empresa constructura que no había conseguido ninguna
pega en los últimos cuatro años de gobierno.

Y nosotros, que fuimos erradicados con motoniveladoras, nos tuvimos que ir con nuestra
condición de damnificados a otra parte, a fundar otro campamento en alguna de las laderas de los cerros a la orilla del río, el que siempre nos está esperando para
quitarnos lo tengamos en la infaltable tormenta del próximo invierno.

*Moises es la chapa de un compañero damnificado por un cancer y por las Isapres, que esta luchando a tiempo completo contra la enfermedad... en el extranjero, por supuesto. Cuando se recupere totalmente firmará con su nombre.

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