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Máximo Kinast Avilés

DERECHOS HUMANOS

DERECHOS HUMANOS
2 de abril de 2001

En Chile hay Presos Políticos con dos condenas por el mismo (supuesto) delito. Para los que no son juristas ni expertos en Derecho les explico que esta situación es una de las mayores aberraciones que pueden existir en un Estado de Derecho. Pero no es la mayor.

Otra barbaridad es que nadie puede estar en prisión preventiva (sin juicio) más de un par de días (como ocurre en cualquier país medianamente civilizado). En Chile hay Presos Políticos que llevan más de ocho años esperando un juicio. Pero tampoco es ésta la mayor aberración jurídica.

Todos los Presos Políticos de Chile han sido torturados (incluso en democracia) antes de ser juzgados. En muchas de estas torturas ha intervenido el Fiscal Militar. Pero tampoco nos encontramos ante la barbaridad mayor.

Todos los Presos Políticos son civiles que han sido juzgados y condenados por Tribunales Militares, que actúan como jueces y parte en los procesos, contra todas las reglas del Derecho a un Juicio Justo que impiden ser Juez y Parte a la vez. Pero no es lo más aberrante, aunque ya parezca increíble.

En Chile todos saben que hay Presos Políticos. Incluso los Gendarmes, la Jerarquía Eclesiástica y los Parlamentarios hablan de Presos Políticos, que están reconocidos por numerosas organizaciones internacionales... pero el Gobierno de Chile dice que en Chile no hay Presos Políticos. Y seguimos sin llegar a la mayor aberración.

El Cardenal nuevo, recién salido del horno, declara que "un exceso de justicia puede llevar a la injusticia". Como no lo podemos suponer ignorante, sólo me es posible pensar en una increíble dosis de maldad de parte de este Príncipe de la Iglesia. Pero no es la mayor aberración suponer que la Justicia pueda ser excesiva, olvidando al que dijo "Bienvenidos los que tengan hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados". No, nada de eso es lo más aberrante.

Lo peor de todo, lo verdaderamente aberrante, es que existe una Fundación llamada Paz Ciudadana, que controla todo lo que hacemos y decimos, en plan Gran Hermano ("1984" de Orwell), de propiedad de un sinvergüenza que pidió dinero a los gringos (y la CIA le dio seis millones de dólares en 1973) para desestabilizar este pobre país y destruir la democracia. Ese señor, de nombre Agustín Edwards, decide la suerte y el destino de los Presos Políticos en Chile y decide la política de represión del Gobierno. Su motivo, su razón, es que su hijo estuvo secuestrado y, al parecer, los secuestradores le cobraron seis millones de dólares por el rescate. Su motivo, su razón es pura y simple venganza y dolor de bolsillo.

Maximo Kinast Aviles

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