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Máximo Kinast Avilés

Personas y personajes

Falleció General (R) FACH Sergio Poblete en Lieja, Bélgica

Enviado por Pedro Alejandro Matta 
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En horas de esta madrugada falleció en Lieja, Bélgica, el General de la FACH Sergio Poblete.  El General Poblete fue apresado tras el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, torturado en la Academia de Guerra Aérea, y enviado a la Cárcel Pública de Santiago con un grupo importante de oficiales e integrantes de la Fuerza Aérea, quienes fueron inculpados de delitos que iban desde "incumplimiento de deberes militares" hasta "traición a la Patria", y con penas que iban desde los dos años de reclusión hasta la pena de muerte, proceso que fue conocido como "Contra Bachelet y otros". 

El General Poblete fue testigo del fallecimiento de su camarada de armas el General Alberto Bachelet en la Cárcel Pública, como consecuencia de las torturas que había recibido.  El General Poblete se radicó en Lieja, Bélgica, tras su decreto de extrañamiento que lo libró de la muerte, pena que había sido solicitada contra él por la Fiscalia de Aviación.
 
Precisamente en el día de ayer se ingresó un Recurso de Revisión ante la Corte Suprema de Justicia para dejar sin efecto las sentencias de ese Tribunal en Tiempo de Guerra (la Fiscalía de Aviación) y que afecta al conjunto de los oficiales y miembros de la FACH anteriormente mencionados, incluyendo al General Poblete ahora fallecido.  El Recurso de Revisión está basado en que las declaraciones obtenidas durante la época lo fueron bajo tortura, las que han sido acreditadas por el Ministro Juan Fuentes Belmar, en recientes sentencias condenatorias en contra de los ex Comandantes de Escuadrilla Edgar Ceballos Jones y Ramón Cáceres Jorquera, dos de los torturadores en la Academia de Guerra Aérea.

 

 

 

HOMENAJE A SEBASTIAN ACEVEDO BECERRA

COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS:
 
EN ESTE CHILE QUE AÚN ESTÁ HERIDO...  ME ADHIERO A LA CONMEMORACIÓN Y HOMENAJE A AQUEL ESPOSO, PADRE QUE LUCHÓ POR ENCONTRAR A SUS HIJOS DETENIDO POR LOS ESBIRROS - SANGUINARIOS DE LA DICTADURA DE PINOCHET, QUE AL ENCONTRARSE SOLO SIN AYUDA NI RESPALDO ESTE MARTIR MINERO DEL CARBÓN, SEBASTIAN ACEVEDO BECERRA, SE INMOLÓ PARA PODER CONMOVER A LAS ORGANIZACIONES DE DERECHOS HUMANOS Y AL PAÍS...  (12 NOV. 1983).
 
HAY UN POSTER SACADO POR LA RECORDADA REVISTA "ANALISIS" EN MEMORIA A ÉL, AÑO 1987, QUE DICE:
 
"ESTEN SEGURO QUE CON NUESTRA CAPACIDAD DE SUFRIMIENTO TRIUNFAREMOS SOBRE USTEDES...  ALGÚN DIA LOGRAREMOS LA LIBERTAD.  PERO NO LA HABREMOS LOGRADO SÓLO PARA NOSOTROS.  SEGUIREMOS APELANDO A SUS CORAZONES Y A SUS ALMAS HASTA CONQUISTARLE.  Y ENTONCES NUESTRA VICTORIA SERÁ DOBLE".
(SEBASTIAN ACEVEDO)
 
VAYA PARA SUS HIJOS Y FAMILIARES MIS RESPETOS PROFUNDO...
 
FREDDY B. ALONSO OYANADEL
Ex - Prisionero de Guerra/Político, Campo de Concentración de Pisagua, 1973 - 1974.
Registro Valech Nº 900.
Comision Testimonios Histórico de Pisagua e Iquique
 

Date: Sat, 12 Nov 2011 07:02:12 +0100
Subject: Nada esta olvidado,,, Nadie esta olvidado: Sebastían Acevedo: 12.11.1983
From: luiseaguilera.57@gmail.com

Nada esta olvidado, Nadie esta olvidado: Sebastían Acevedo: 12.11.1983

Acevedo
Estaba desesperado. Pedía que la CNI le devolviera a sus dos hijos detenidos ilegalmente. Fue a la Vicaría de la Solidaridad, recorrió comisarías, salas de prensa y conversó con autoridades civiles y militares. Pero a Sebastián Acevedo nadie lo ayudó. El 12 de noviembre de 1983 se instaló afuera de la Catedral de Concepción, se roció con bencina y se prendió. Ocho horas después murió. Los jóvenes habían sido acusados de organizar un plan terrorista. Antes de ser liberados, ambos fueron torturados en un recinto militar. La muerte de Acevedo conmovió al país e inspiró el capítulo 10 de la serie “Los archivos del cardenal”. Hoy sus hijos recuerdan a su padre con orgullo. Dicen que dio la vida por ellos.

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No pudo seguir durmiendo. El miércoles 9 de noviembre de 1983, María Candelaria Acevedo se despertó con los gritos de su madre. Eran pasadas las siete de la mañana cuando más de treinta hombres entraron a su casa en la Villa Mora de Coronel, en la Octava Región. Todos estaban armados. La estudiante de 26 años no opuso resistencia. Era militante de las Juventudes Comunistas y desde 1973 cumplía labores clandestinas.

A esa hora, Sebastián Acevedo, su padre, esperaba un bus para dirigirse a su trabajo en la constructora Lago Ranco de Concepción. Hacía unos días le habían advertido que dos de sus cuatro hijos eran seguidos por la CNI. Cuando vio pasar los furgones a toda velocidad, volvió corriendo a su domicilio.
Después de un forcejeo, los hombres le dijeron: “Nos llevamos a su hija porque es terrorista”. Dos agentes de la CNI subieron a María Candelaria a una camioneta blanca, vendaron sus ojos y comenzaron a dar vueltas por Coronel.
Una hora y media después detuvieron a Galo Acevedo, otro hijo de Sebastián. Dos autos se estacionaron afuera de la constructora donde trabajaba, la misma de su padre. Lo subieron a un furgón y le pegaron con la culata de la pistola en los testículos. Después de esposarlo, lo tiraron al suelo. Al detenerse en una comisaría para buscar a otro detenido, Galo escuchó que lo mencionaban: “Tenemos el regalo”.
Los hermanos Acevedo Sáez fueron llevados a un recinto militar ubicado frente al balneario de Playa Blanca, a tres kilómetros de Coronel.
Al día siguiente, el jueves 10 de noviembre, el diario El Sur de Concepción –propiedad de la cadena El Mercurio- informó en una escueta nota que varios miembros de una “red de militantes comunistas” habían sido detenidos en la zona, por efectivos policiales y de seguridad. Entre los nombres figuraban los hermanos Acevedo. No se informaba sobre cargos, tribunal responsable ni del lugar de detención al que habían sido trasladados (ver galería de archivos de prensa de la época, abajo).

Sebastián Acevedo Becerra, fue un obrero chileno, que ante el dolor de la ausencia de sus hijos, detenidos por agentes de la CNI, se inmola en la Plaza de Armas de la ciudad de Concepción.

Un padre busca a sus hijos
 
El 9 de noviembre de 1983 se registra la detención de Galo y María Candelaria Acevedo Saez, por civiles armados que no se identificaron. Ambos eran hijos de Sebastián Acevedo Becerra, minero del carbón. Este padre desesperado por el paradero de sus hijos los busca en diferentes recintos, solicita ayuda en numerosas partes, sospechando que se encuentran en poder de la CNI.
Al no tener noticias de ellos, dos días luego de la detención de sus hijos, el 11 de noviembre de 1983, en señal de protesta para presionar a las autoridades, se rocía parafina y bencina en sus ropas en la Plaza de Armas de Concepción. Cuando un carabinero intentó detenerlo, él prendió fuego a sus ropas y con él se extinguió también su vida. Murió a las pocas horas a consecuencia de las quemaduras.

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La muerte de Sebastián refleja el dolor y angustia de quienes vivieron la desaparición de padres, madres, hijos y nietos. Es por esto, señala su hija Erika Acevedo:
“Que la inmolación de Sebastián sacudió la conciencia de todo Chile, desnudó el drama de las detenciones secretas y las torturas. El impacto de esta acción fue tal que la dictadura se vio obligada a reconocer la detención.
Luego de los hechos su hija Candelaria fue liberada, pudo ir al Hospital Regional de Concepción y despedirse de su padre moribundo, este pudo ver que su hija había sido liberada. Sus últimas palabras para su hija fueron:
“Me dijo que cuidara a mi hijo, a mi hermano, que no dejara abandonada a mi madre".Luego de la muerte de su padre, sus hijos nuevamente fueron detenidos: María Candelaria cayó nuevamente detenida el 30 de noviembre de 1983, estuvo presa un año y dos meses. Su hermano Galo Fernando estaría detenido durante dos años.En el lugar mismo donde se inmolo se pintó una cruz roja, para recordar su heroismo.

Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo
Ante los hechos sucedidos en Concepción, un grupo de personas que protestaba contra la tortura que practicaba la CNI decidió poner como nombre a su movimiento Sebastián Acevedo. Este grupo estaba coordinado por el jesuita José Aldunate nació así el Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo, que realizaba una protesta pacífica en las calles.
Tuvieron 180 salidas a la calle en siete años. Sin ofender, sin armas, simplemente proclamando o denunciando la tortura.
Recuerda el padre Aldunate una de estas acciones: “Escogimos un lugar de torturas que estaba en avenida Borgoño, donde había un portón de fierro. Llevamos un lienzo que decía “aquí se tortura”. Armamos un escándalo en la calle, páramos el tráfico, echamos un canto, juntamos 70 personas. Hasta que llegaron los carabineros, con sus carros. Se llevaron a algunos, otros nos metimos en los carros, por fuerza. Llegamos a las comisarías, allá no encontraban qué hacer con nosotros. Nos tomaron los nombres, las fotos, etcétera. Y nos echaron a la calle a las 11 de la noche”.
Informe Rettig

El Informe Rettig, cataloga la muerte de Sebastián Acevedo como víctima de la violencia política:“ El 9 de noviembre de 1983 se registra la detención de Galo y María Candelaria Acevedo Saez, hijos de Sebastián ACEVEDO BECERRA, por civiles armados que no se identificaron. Su padre desesperado los busca en diferentes recintos y solicita ayuda en numerosas partes, sospechando que se encuentran en poder de la CNI.

El 11 de noviembre de 1983, al no tener noticias de ellos, en señal de protesta y para presionar a las autoridades, rocía parafina y bencina en sus ropas en la Plaza de la ciudad, y debido a que un Carabinero intenta detenerlo, se prende fuego, muriendo a las pocas horas a consecuencia de la quemaduras que sufre.
La Comisión estima que si bien Sebastián Acevedo murió a consecuencias de hechos provocados por su propia mano, y no cabe en rigor calificar su muerte de una violación de derechos humanos, es víctima de la violencia política, porque tomó la determinación que le costó la vida en un gesto extremo por salvar a sus hijos de consecuencias inciertas, pero que bien se podía temer fueran muy graves, o como modo desesperado de protestar por la situación que lo afligía como padre".
Poema de Gonzalo Rojas

Sebastián Acevedo
Sólo veo al inmolado de Concepción
que hizo humo de su carne
y ardió por Chile entero
en las gradas de la catedral
frente a la tropa sin pestañear,
sin llorar,
encendido y estallado por un grisú
que no es de este Mundo:
sólo veo al inmolado.
Sólo veo ahí llamear a Acevedo
por nosotros con decisión de varón,
estricto y justiciero,
pino y adobe,
alumbrando el vuelo de los desaparecidos
a todo lo aullante de la costa:
sólo veo al inmolado.
Sólo veo la bandera alba de su camisa
arder hasta enrojecer las cuatro puntas de la plaza,
sólo a los tilos por su ánima veo llorar
un nitrógeno áspero pidiendo a gritos al cielo
el rehallazgo de un toqui que nos saque de esto:
sólo veo al inmolado.
Sólo al Bío-Bío hondo, padre de las aguas,
veo velar al muerto:
curandero de nuestras heridas
desde Arauco a hoy,
casi inmóvil en su letargo ronco
y sagrado como el rehue,
acarrear las mutilaciones
del remolino de arena y sangre
con cadáveres alfondo,
vaticinar la resurrección:
sólo veo al inmolado.
Sólo la mancha veo del amor
que nadie nunca podrá arrancar del cemento,
lávenla o no con aguarrás o sosacáustica,
escobíllenla con puntas de acero,
líjenla con uñas y balas, despíntenla,
desmiéntanla por todas las pantallas de la mentira
de norte a sur:
sólo veo al inmolado. Gonzalo Rojas.

Homenaje a mi padre Sebastian Acevedo Escrito por Erika Acevedo    

Miércoles, 10 de Noviembre de 2010 19:11
El año pasado publicamos, en la contraportada de nuestro periódico impreso, correspondiente al mes de diciembre, una carta hecha llegar por Erika Acevedo, hija de Sebastian Acevedo, el obrero de Coronel que se inmoló frente a la catedral de Concepción el 11 de noviembre de 1983, reclamando por el paradero de sus hijos, hasta ese momento detenidos y desaparecidos.

Hoy Resumen la publica nuevamente, ya que las familias de los héroes y mártires de la Población Pedro Aguirre Cerda en Coronel, no sólo convocan nuevamente a un acto este sábado 13 de noviembre 2010, a partir de las 17:00, sino que además inauguran el monolito del cual se habla en esta carta.

Homenaje a Sebastian Acevedo 

 El 14 de noviembre del 2009, en la población Pedro Aguirre Cerda, sector Villa Mora de Coronel, se realizó un nuevo acto político cultural en conmemoración de los 26 años de la inmolación de un ex vecino del sector, el obrero de la construcción Sebastián Acevedo Becerra, en las puertas de la catedral de Concepción un 11 de noviembre de 1983, quien tomo esta extrema medida para exigir saber del paradero de sus jóvenes hijos detenidos por organismos de seguridad de la dictadura militar (CNI).
La inmolación de Sebastian sacudió la conciencia de todo Chile, desnudó el drama de las detenciones secretas y las torturas, el impacto de esta acción fue tal que la dictadura se vio obligada a reconocer la detención de Galo y Maria Candelaria Acevedo, para días más tarde dejarlos en libertad.
Al interior de la Iglesia Católica surgió un movimiento contra la tortura que tomo el nombre de Sebastian Acevedo.
En este acto estuvieron presentes los conjuntos locales Newen y Semilla, el trovador Marcelo Sepúlveda y la poeta Bárbara Calderón. Se hicieron presentes además dirigentes políticos como Clemira Pacheco, Cristián Cuevas e Ivan Quintana los cuales se dirigieron a los vecinos.
Este año la conmemoración contó además con la presencia de familiares de tres detenidos desaparecidos del sector Villa Mora Eulogio Fritz, Heriberto Leal y María Galindo jóvenes militantes del MIR todos torturados, asesinados y hechos desaparecer en dictadura. Sus familiares presentes en el acto dieron testimonios de vida de cada uno de ellos.
Como hecho significativo debemos destacar que en la Plaza de “La Central” se construirá un memorial dentro del barrio recordatorio para las victimas de la represión en aquella población.
Como familia agradecer a cada uno de los nuestros vecinos que soporto el frío de la tarde y nos acompañaron hasta el final del acto. Es importante que la historia negra de este país se recuerde siempre, para que las nuevas generaciones sepan que de ellos depende que en nuestros país no se repitan mas hechos, que horrorizaron las vidas de muchas familias chilenas.
Es imprescindible además saber quienes son los culpables, hacer justicia para que así nuestra sociedad pueda reconciliarse.
Por Erika Acevedo Saez (la autora es Hija de Sebastian Acevedo)

 

CECILIA MAGNI CAMINO... hoy, hace 23 años

CECILIA MAGNI CAMINO... hoy, hace 23 años

http://es.wikipedia.org/wiki/Cecilia_Magni

Cecilia Magni Camino (*24 de febrero de 1956 – † 28 de octubre de 1988), más conocida como la "comandante Tamara" fue una combatiente chilena integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).

Nació en Chile en un hogar de clase media alta y realizó su educación básica y media en exclusivos colegios de Santiago, entre ellos el Grange School.

Ya graduada, a comienzos de los año 1980, y cuando estudiaba sociología en la Universidad de Chile, comenzó a identificarse con la lucha de los opositores al régimen militar de Augusto Pinochet, formando parte de numerosas manifestaciones estudiantiles.

En esa etapa de su vida decidió integrarse a las filas del FPMR con la convicción de que "La lucha es la única forma realista y válida de cambiar el rumbo del país". A poco de integrarse, un compañero frentista decidió bautizarla como "Tamara", en recuerdo a la revolucionaria argentina Tamara Bunke.

Desde entonces su vida comenzó a transcurrir entre la legalidad y la clandestinidad. Con el correr del tiempo y pese a su juventud, “Tamara” logró un vertiginoso ascenso al interior de la estructura frentista, destacando como la única mujer que llegó a ocupar puestos de mando en la cerrada cúpula del FPMR y más aún, a ostentar el grado de “comandante”.

Su trabajo se centró entre Santiago de Chile y Rancagua, ciudades donde la “comandante Tamara” se dedicó a reclutar nuevos militantes para la organización y a su vez, brindar apoyo logístico a los incipientes grupos de combate creados en esas zonas.

Con toda esta experiencia la “comandante Tamara” recibió a mediados de 1986 la responsabilidad de comandar una de las acciones más arriesgadas que hasta entonces emprendía el FPMR; el atentado contra Augusto Pinochet, también conocida como la “Operación Siglo XX”. En esta misión “Tamara” actuó como brazo derecho de José Joaquín Valenzuela Levi, el “comandante Ernesto”, máximo jefe del atentado.

Su trabajo fue proporcionar la base operativa y los vehículos que se ocuparían en la acción. Junto a otro frentista, César Bunster, arrendó una casa y tres vehículos, además de coordinar el traslado del armamento que se utilizaría en la emboscada. Su parte en la operación fue cumplida con cero falta.

Pese a ello el FPMR determinó a última hora que no participaría directamente como fusilera en la operación, ante la alta probabilidad de que los combatientes no salieran de allí con vida, su experiencia en las tareas logísticas posteriores era indispensable.

Tras el ataque solo se volvió a saber de ella en 1988, en el inicio de la Guerra Patriótica Nacional. En octubre de ese año la “comandante Tamara” encabezó junto a su pareja y principal comandante del FPMR, Raúl Pellegrin Friedmann, la toma del poblado de Los Queñes en la VII Región del Maule.

En días posteriores a la operación, parte importante del grupo fue capturado por Carabineros que peinaban la zona. El 28 de octubre de 1988 el cuerpo de Cecilia Magni fue encontrado flotando sin vida en las aguas del río Tinguiririca, con inequívocas señales de tortura.

Según los informes de autopsia su cadáver presentaba lesiones contusas y huellas de aplicación de electricidad. La investigación judicial sobre su muerte se ha prolongado sin éxito hasta la actualidad.

LOS VIEJOS ALLENDISTAS

 

Desde Suecia me escribe Oscar Gutiérrez, un viejo allendista, exilado, defensor y activista de  los Derechos Humanos. Hace un mes me avisó que de este año no pasará. El cáncer ha hecho metástasis y el fin está próximo, pero Oscar sigue luchando contra las injusticias, escribiendo y reenviando correos. Hace poco hizo un  gran esfuerzo y asistió a un evento político en el pueblo de Suecia donde vive. Hizo fotos y envió los comentarios a sus direcciones y listas de correo.

Hoy me ha enviado estas líneas:

Estimado amigo Máximo:

Tus palabras no sólo me estimulan, sino que me dan fuerzas para llevar adelante esta pequeña lucha personal. Te digo pequeña, porque mirando al mundo y la injusticia del sistema que lo rige, lo mío es absolutamente insignificante.

En estos momentos sólo basta con echar una mirada a las fronteras de Sudán, donde a diario mueren miles -fundamentalmente niños- por el hambre.

La corrupción de las élites partidarias llega a tal extremo, que hace posible el surgimiento de movimientos de masas espontáneos, como el de "Los Indignados".

En estos momentos no tengo otra alternativa que la de ser "conejillo de indias. He bajado unos 15 kg a pesar de mi buen apetito. Las metástasis me arrebatan gran parte de lo que consumo y de mis fuerzas. Sólo espero que no me falle mucho el estómago para seguir soportando la gran cantidad de calmantes que me administran. Morirse no es el problema; sí lo es, el morirse de a poco.

Con un fuerte abrazo/Oscar

 

Su carta me ha recordado a Carlos Bongcam, otro viejo socialista allendista exiliado en Suecia, escritor y hábil polemista. Escribió varios libros, entre ellos una colección de libros de enseñanza básica para niños sudamericanos, que el Gobierno sueco adoptó en sus planes de estudio; pero Ricardo Lagos, (cuando era Ministro del gobierno de Frei) hizo quemar los que gentilmente Bongcam donó a Chile. Carlos escribía libros, cultivaba rosas y defendía los Derechos Humanos en foros y listas de discusión, hasta su último día.

Dejó un testimonio en Memoria Viva: http://www.memoriaviva.com/testimonios/Testimonio_de_bongcam_wys.htm

Allí hace referencia a sus libros autobiográficos y novelados:

“Chile: Condenado a Muerte”, que se puede leer en: http://www.alipso.com/monografias/carlos_bongcam_wyss/

“Consejo de Guerra”, en pdf se puede bajar desde http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/bongmanc/bongmanc0002.pdf

Y la novela histórica  “La ‘Guerra Privada’ del Capitán Fernández” que también está en pdf y se pude bajar desde http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/bongmanc/bongmanc0005.pdf

 

También la carta de Oscar me trajo a la memoria al poeta Sergio Mouat, carpintero, exiliado en Australia, gran viajero, vino al Perú a despedirse de sus amigos poetas y estuvo alojado en mi casa. Me dijo que estaba un poco mal del estómago. Eran los días en que se intentaba extraditar a Fujimori. Me acompañó a reuniones en la Coordinadora de Derechos Humanos y se comprometió a enviar correos a sus amistades en apoyo a la extradición y lo hizo. Lo notable es que al despedirse, de regreso a Australia, me dijo que no nos volveríamos a ver, que el cáncer estaba muy avanzado y que estaba sobrepasando el tiempo que le habían dado los médicos. Al mes de esa despedida falleció en Australia. El sitio web con sus poemas ha desaparecido y de Sergio sólo tengo el recuerdo.

Así es querido Oscar, otros se han ido antes y pronto les seguirnos los que vamos quedando. Seguiremos en la lucha por un mundo mejor, más justo, más solidario, más equitativo. No abandonaremos mientras estemos vivos. Con tu ejemplo seguiremos intentando abrir esas grandes alamedas. Y creo que podemos irnos tranquilos, aunque fracasemos. Los jóvenes, los estudiantes chilenos, esos a los que Violeta Parra les cantaba, “me gustan los estudiantes” han despertado y rugen como leones y nada ni nadie les detendrá.

Disfruta de su lucha en http://www.facebook.com/pages/FECH-Federaci%C3%B3n-de-Estudiantes-de-la-Universidad-de-Chile/129476138947?sk=wall&filter=1

Con mi cariño de siempre y mi respeto por tu valor

Máximo Kinast

FACUNDO CABRAL

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  1. Noticias sobre Facundo Cabral


    Prensa Libre
  2. Cantautor argentino Facundo Cabral fue asesinado en Guatemala
    Terra Perú - hace 26 minutos
    El cantautor argentino Facundo Cabral fue asesinado la madrugada del sábado en Guatemala, donde había ofrecido dos conciertos, en un crimen que consternó a ...
    792 artículos relacionados
  3. Facundo Cabral - Wikipedia, la enciclopedia libre

    es.wikipedia.org/wiki/Facundo_Cabral - En caché
    Facundo Cabral (La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 22 de mayo de 1937 - Ciudad de Guatemala, 9 de julio de 2011) fue un cantautor argentino. ...
  4. Vídeos sobre Facundo Cabral

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    Facundo Cabral - No Soy de Aqui, Ni Soy de Alla - youtube.com
    7 min - Secreto (1992)
    Facundo Cabral - Las Seis de la Mañana - youtube.com
    2 min - Recuerdos de Oro [Orfeon #1] (1994)
    YouTube - Facundo Cabral con Jesús Quintero‏ - youtube.com
    8 min - 3 Nov 2006 - Subido por artehaga
    La infancia de Cabral transcurrió con extremada dureza. Al poco ...
  5. Facundo Cabral

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  6. Imágenes de Facundo Cabral

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  7. homenaje a FACUNDO CABRAL

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  8. Las MEJORES ANÉCDOTAS y PENSAMIENTOS de FACUNDO CABRAL ...

    www.solidaridad.net/articulo751_enesp.htm - En caché
    31 May 2004 – Facundo Cabral nació en un puerto argentino en mil novecientos treinta y siete, y desde que aprendió a caminar no se detuvo jamás. ...
  9. Facundo Cabral - Frases de Facundo Cabral

    www.frasesypensamientos.com.ar › ... › frases por autorletra f - En caché
    Facundo Cabral: Cantante, compositor, escritor y dibujante argentino, cuyas presentaciones son noches de poesía y filosofía revestidas de música, ...
  10. Asesinaron a Facundo Cabral en Guatemala | El Comercio Perú

    elcomercio.pe/.../noticia-ultimo-minuto-asesinaron-facundo-cabral-guatema...
    9 Jul 2011 – Trovador argentino fue baleado por un grupo de sicarios luego de ofrecer concierto en el país centroamericano.
  11. El Mensaje de Facundo Cabral

    www.luisprada.com/.../el_mensaje_de_facundo_cabral.htm - En caché
    Facundo Cabral, Argentino, uno de los más importantes compositores y cantantes latinoamericanos de música popular. De mi madre aprendí que nunca es tarde, ...
  12. Facundo Cabral

    cancionesfacundocabral.blogspot.com/ - En caché
    25 Jun 2009 – Facundo Cabral murió baleado por desconocidos cuando se dirigía al aeropuerto local la Aurora después de una gira de conciertos. ...
  13. Frases de Facundo Cabral

    www.proverbia.net › AutoresC - En caché
    Recopilación de frases de Facundo Cabral. Cantautor argentino.

Gonzalo Rojas vuelve a nacer ahora y en la última hora.

Gonzalo Rojas vuelve a la semilla, regresa al origen corriendo a la materna hondura.

Por Javier Gimeno

 

Gonzalo Rojas, poeta del zumbido, hacedor de la “casa del ser”, acaba de morir a los 93 años en la ciudad hostil donde nunca quiso vivir ni mucho menos morir, Santiago de Chile. Poeta del sur –el sur es el ser-, oriundo de Lebu, allá en la región del Bio Bio, cuya mina de carbón, Lota, y su Chiflón del Diablo, sumergida a más de 200 metros por debajo del suelo marino, es el símbolo del sacrificio y del trabajo duro y mortal.  

 

“Nací en el mar, en una costa bien brava, la de Lebu, con la cueva del toro, que es un útero de mujer: pasa el mundo y estalla y resuena. El personaje central y único de mi ejercicio poético es el ritmo de ese socavón, que te permite respirar y asfixiarte al mismo tiempo. Aire y asfixia andan en el ejercicio mío”.

 

Del trabajo en la mina dejó constancia en el poema dedicado a su padre, minero:

Ahí viene el hombre, ahí viene / embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso / contra la explotación, muerto de hambre, allí viene / debajo de su poncho de Castilla. / Ah, minero inmortal, ésta es tu casa / de roble, que tú mismo construiste. Adelante: / te he venido a esperar, yo soy el séptimo / de tus hijos... 

Gonzalo Rojas ha sido, es, el poeta del carbón pero también del mar inmenso que baña el país en toda su largura (No te perdono, entiéndeme, porque no me perdono, / porque el mar -por hermoso que sea- no perdona al cadáver: lo rechaza y lo arroja como inútil estiércol… );

de la sensualidad, (Muslo lo que toco, muslo / y pétalo de mujer el día, muslo / lo blanco de lo traslúcido…);

de la fascinación por el cuerpo femenino (… Dame otra vez tu cuerpo, sus racimos oscuros para que de ellos mane /la luz, deja que muerda tus estrellas, tus nubes olorosas, / único cielo que conozco, permíteme / recorrerte y tocarte como un nuevo David todas la cuerdas…),

de la voz (Oh voz, única voz: todo el hueco del mar, / todo el hueco del mar no bastaría, / todo el hueco del cielo, / toda la cavidad de la hermosura / no bastaría para contenerte),

del silencio, (…y supo / oír en el silencio de mi niñez el signo, /el Signo / sigiloso / sin decirme / nunca / nada… )

de la luz por oposición a la oscuridad (Palpitante, / no sé si como sangre o como nube  / errante, / por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube, / oscuridad que baja, corriste, centelleante… ),

del tiempo (Los días van tan rápidos en la corriente oscura que toda salvación / se me reduce apenas a respirar profundo para que el aire dure en mis pulmones / una semana más, los días van tan rápidos / al invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar seguro / y me voy convirtiendo en un pescado más, con mis espinas…);

del erotismo “traducido del gozo” (Te besaré en la punta de las pestañas y en los pezones, / te turbulentamente besara, / mi vergonzosa, en esos muslos / de individua blanca, tacara esos pies  / para otro vuelo más aire que ese aire  / felino de tu fragancia…),

del amor (¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida / o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué / es eso: ¿amor? ¿Quién es?...) que no es sino sexo puro, orgasmo “sagrado” (Hombre es baile, mujer / es igualmente baile, duran / 60, tiran / diez mil / noches,  / echan 10 / hijos y en cuanto / al semen ella / se lava el corazón / con semen, huele a los hijos, / a su hombre remoto lo /  huele con nariz caliente, ya difunto. / Con nariz de loca lo huele);  de la muerte (… me voy a mi semilla, / porque está escrito que esto se cumpla en las estrellas / y en el pobre gusano que soy, con mis semanas / y los meses gozosos que espero todavía…)

Aunque no creía en ella como habitualmente se entiende, Rojas es también el poeta de la vida eterna, entendida ésta no en su sentido religioso: “para mí la vida eterna es la mujer […] Yo no entiendo el mundo sin mujeres. Yo no creo en la vida eterna… Siempre estoy peleando porque haya una mujer al lado mío, no importa que perturbe”, decía el poeta en una de las entrevistas  concedidas al periodista y escritor chileno Marcelo Mendoza en su libro de reciente aparición en Chile, Todos confesos.

Adversario declarado de Neruda –a quien calificaba de mala persona, sacacuentas y obsecuente, que no es de fe limpia y sana-, acaso por eso Gonzalo Rojas ha sido poeta poco conocido en su Chile natal, ni siquiera después de ser galardonado con los premios Reina Sofía (1992) o Cervantes (2003) y aun a pesar de haber recibido varios premios en su propio país, como el principal de todos, el Premio Nacional de Literatura y otros de enorme prestigio como el José Hernández o el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo.

Autor de numerosos libros de poemas, el primero fue autoeditado en 1948, La miseria del hombre. La mayoría de su obra ha sido publicada en el extranjero: Oscuro (Venezuela, 1977), Transtierro (España, 1978), Del relámpago (México, 1981), Materia de testamento (España, 1988), etc.

No sabemos si la historia de la literatura le colocará en el lugar que le corresponde, que ha de ser, sin duda ninguna, junto a Neruda y a Gabriela Mistral. Lo que sabemos es que su poesía será para siempre la gran hacedora de la palabra, la constructora de la casa del ser heideggeriana, como gustaba definirla el propio Rojas.

 

LOS HÉROES IGNORADOS DE CHERNOBYL

Puede que salvaran a millones de personas sacrificando sus vidas,

Enviado por: "Sudaka Topo" sudakatopo@yahoo.es   sudakatopo

Es una de las historias más conocidas de nuestro tiempo: el día 26 de abril de 1986, el reactor nº 4 de la central nuclear de Chernobyl estalló durante el transcurso de una prueba de seguridad mal ejecutada, a consecuencia de 24 horas de manipulaciones insensatas y más de doscientas violaciones del Reglamento de Seguridad Nuclear de la Unión Soviética. Estas acciones condujeron al envenenamiento por xenón del núcleo, llevándolo a un embalamiento neutrónico seguido por una excursión de energía que culminó en dos grandes explosiones a las 01:24 de la madrugada.


Sobre Chernobyl se han contado muchas mentiras. Y las han contado todos, desde las autoridades Soviéticas de su tiempo hasta la industria nuclear occidental, pasando por los propagandistas de todos los signos y la colección de conspiranoicos habituales. Hay una de ellas que me molesta de modo particular, y es esa de que los liquidadores “el casi millón de personas que acudieron a encargarse del problema” eran una horda de pobres ignorantes llevados allí­ sin saber la clase de monstruo que tenían delante. Y me molesta porque constituye un desprecio a su heroísmo.

Y porque es radicalmente falso. Una turba ignorante no sirve para nada en un accidente tecnológico tan complejo. Los equipos de liquidadores estaban compuestos, sobre todo, por bomberos, científicos y especialistas de la industria nuclear; tropas terrestres y aéreas preparadas para la guerra atómica; e ingenieros de minas, geólogos y mineros del uranio, debido a su amplia experiencia en la manipulación de estas sustancias. Es necio suponer que esta clase de personas ignoraban los peligros de un reactor nuclear destripado cuyos contenidos ves brillar ante tus ojos en un enorme agujero.

Los liquidadores acudieron, sabían lo que tenían ante sí­, y a pesar de ello realizaron su trabajo con enorme valor y responsabilidad. Cientos, miles de ellos, de manera heroica hasta el escalofrí­o. Los bomberos que se turnaban entre vómitos y diarreas radiológicas para subir al mí­tico tejado de Chernobyl, donde había más de 40.000 roentgens/hora, para apagar desde allí­ los incendios (la radiación ambiental normal son unos 20 microrroentgens/hora). Los pilotos que detenían sus helicópteros justo encima del reactor abierto y refulgente para vaciar sobre él los buckets de arena y arcilla con plomo y boro. Los técnicos y soldados que corrían a toda velocidad por las galerías devastadas cantándose a gritos las lecturas de los contadores Geiger y los cronómetros para romper paredes, restablecer conexiones y bloquear canalizaciones en turnos de cuarenta o sesenta segundos alrededor de la sala de turbinas (20.000 roentgens/hora). Los mineros e ingenieros que trabajaban en túneles subterráneos, inundándose constantemente con agua de siniestro brillo azul, para instalar las tuberías de un cambiador de calor que le robase algo de temperatura al núcleo fundido y radiante a escasos metros de distancia. Los miles de trabajadores y arquitectos que levantaban el sarcófago a su alrededor, retiraban del entorno los escombros furiosamente radioactivos y evacuaban a la población. Salvo a los soldados, sometidos a disciplina militar, a nadie se le prohibía coger el petate e irse si no quería seguir allí­; casi nadie lo hizo. Es ñ: muchos de ellos llegaron como voluntarios desde toda la URSS, especialmente muchos estudiantes y posgraduados de las facultades de física e ingeniería nuclear. Esta fue la clase de hombres y no pocas mujeres que algunos creen o quieren creer una turba ignorante y patética. Esto fueron los liquidadores.

Un helicóptero Mi-8 toca los cables de una grúa utilizada en la construcción del sarcófago y cae mientras intenta descargar arena con boro sobre el reactor abierto, el 2 de octubre. Las operaciones de liquidación se extendieron durante más de un año.

Les llamaban, y se llamaban a sí­ mismos, los bio-robots, que seguían funcionando cuando el acero cedía y las máquinas fallaban. No lo hicieron por el dinero, ni por la fama, de lo que tuvieron bien poco. Lo hicieron por responsabilidad, por humanidad y porque alguien tenía que hacer el maldito trabajo. Hoy quiero hablar de tres de ellos, que hicieron algo aún más extraordinario en un lugar donde el heroísmo era cosa corriente. Por eso, sólo se me ocurre denominarlos los tres superhéroes de Chernobyl.

El monstruo del agua que brilla en azul.

Lo único que hay de cierto en estas suposiciones sobre la ignorancia de los liquidadores es que, en las primeras horas, no sabían que había estallado el reactor. Pero no lo sabían porque nadie lo sa bía. La misma lógica errónea de los responsables de la instalación que provocó el accidente les hizo creer que había estallado el intercambiador de calor, no el reactor; y así­ lo informaron tanto al personal que acudía como a sus superiores. Hay una historia un tanto chusca sobre cómo los aviones que llevaban al lugar a destacados miembros de la Academia de Ciencias de la URSS se dieron la vuelta en el aire por órdenes del KGB cuando éste descubrió, a través de su equipo de protección de la central, que había explotado el reactor (además de sus atribuciones de espionaje por el que es tan conocido, el KGB "uniformado" desempeñaba en la Unión Soviética un papel muy parecido al de nuestra Guardia Civil, exceptuando tráfico pero incluyendo la seguridad de las instalaciones radiológicas).


En la mañana inmediatamente posterior al accidente, un helicóptero militar obtiene las primeras tomas de video donde se observa el reactor abierto y fundiéndose.

Debido a este motivo, en un primer momento se echaron sobre el agujero millones de litros de agua y nitrógeno lí­quido, con el propósito de mantener frí­o y proteger así­ el reactor que creÍan a salvo y sellado más allá de las llamas y el denso humo negro. Esto contribuyó a empeorar las consecuencias del siniestro, pues el agua se vaporizaba instantáneamente al tocar el núcleo fundido a más de 2.000 ºC; y salía disparada hacia la estratosfera en forma de grandes nubes de vapor que el viento arrastraría en todas direcciones.

De todos modos, tenía poco arreglo: era preciso apagar los enormes incendios. Cuando el fuego quedó extinguido por fin, no sólo había pasado la contaminación al aire, sino que ahora tenían una gran cantidad de agua acumulada en las piscinas de seguridad bajo el reactor. Estas piscinas de seguridad, conocidas como piscinas de burbujas, se hallaban en dos niveles inferiores y tenían por función contener agua por si fuese preciso enfriar de emergencia el reactor. También servían para condensar vapor y reducir la presión en caso de que se rompiera alguna tubería del circuito primario (de ahí su nombre), junto a un tercer nivel que actuaba de conducción, inmediatamente debajo del reactor. Así­, en caso de ruptura de alguna canalización, el vapor se vería obligado a circular por este nivel de conducción y escapar a través de una capa de agua, lo que reduciría su peligrosidad.

Ahora, después de la aniquilación, estas piscinas inferiores estaban llenas a rebosar con agua procedente de las tuberías reventadas del circuito primario y de la utilizada por los bomberos para apagar el incendio y en el vano intento de mantener frí­o el reactor. Y sobre ellas se encontraba el reactor abierto, fundiéndose lentamente en forma de lava de corio a 1.660 ºC. En cualquier momento podían empezar a caer grandes goterones de esta lava poderosamente radioactiva, o incluso el conjunto completo, provocando así­ una o varias explosiones de vapor que proyectasen a la atmósfera cientos de toneladas de este corio. Eso habría multiplicado a gran escala la contaminación provocada por el accidente, destruyendo el lugar y afectando gravemente a toda Europa. Además, la mezcla de agua y corio radioactivos escaparían y se infiltrarían al subsuelo, contaminando las aguas subterráneas y poniendo en grave peligro el suministro a la cercana ciudad de Kiev, con dos millones y medio de habitantes, en una especie de sí­ndrome de China.

Se tomó, pues, la decisión de vaciar estas piscinas de manera controlada. En condiciones normales, esto habría sido una tarea fácil: bastaba con abrir sus esclusas mediante una sencilla orden al ordenador SKALA que gestionaba la central, y el agua fluiría con seguridad a un reservorio exterior. Pero con los sistemas de control electrónico destruidos, esto no resultaba posible. De hecho, la única manera de hacerlo ahora era actuando manualmente las válvulas. El problema es que las válvulas estaban bajo el agua, dentro de la piscina, cerca del fondo lleno de escombros altamente radioactivos que la hacían brillar tenuemente en color azul por radiación de Cherenkov. Justo debajo del reactor que se fundía, emitiendo un siniestro brillo rojizo.


Así­ pues, como las máquinas ya no podían, era trabajo para los bio-robots.
Alguien tendría que caminar, un paso detrás del otro, hacia el reactor reventado y ardiente a lo largo de un grisáceo campo de destrucción donde la radioactividad era tan intensa que provocaba un sabor metálico en la boca, confusión en la cabeza y como agujas en la piel. Viendo cómo tus manos se broncean por segundos, como después de semanas bajo el sol. Y luego sumergirse en el agua oleaginosa y de brillo tenuemente azul, con el inestable monstruo radioactivo encima de las cabezas, para abrir las válvulas a mano: una operación difí­cil y peligrosa incluso en circunstancias normales.

Ese era un viaje sólo de ida.

Al parecer, la decisión sobre quién lo haría se tomó de manera muy simple; con aquella vieja frase que, a lo largo de la historia de la humanidad, siempre bastó a los héroes:

“Yo iré”.

Los tres hombres que fueron.

Los dos primeros en ofrecerse voluntarios fueron Alexei Ananenko y Valeriy Bezpalov. Alexei Ananenko era un prestigioso tecnólogo de la industria nuclear Soviética, que había participado extensivamente en el desarrollo y construcción del complejo electronuclear de Chernobyl: cooperó en el diseñoo de las esclusas y sabía dónde estaban ubicadas exactamente las válvulas. Casado, tenía un hijo. Valeriy Bezpalov era uno de los ingenieros que trabajaban en la central, ocupando un puesto de responsabilidad en el departamento de explotación. Estaba también casado, con una niña y dos niños de corta edad.

Los dos eran ingenieros nucleares. Los dos comprendían más allá de toda duda que se disponían a caminar de cara hacia la muerte.

Mientras se ponían sus trajes de submarinismo sentados en un banco, observaron que necesitarían un ayudante para sujetarles la lámpara subacuática desde el borde de la piscina mientras ellos trabajaban en las profundidades. Y miraron a los ojos a los hombres que tenían alrededor. Entonces uno de ellos, un joven trabajador de la central sin familia llamado Boris Baranov, se alzó de hombros y dijo aquella otra frase que casi siempre ha seguido a la anterior:

“Yo iré con vosotros”.

Era media mañana cuando los héroes Alexei Ananenko, Valeriy Bezpalov y Boris Baranov se tomaron un chupito de vodka para darse valor, agarraron las cajas de herramientas y echaron a andar hacia la lava radioactiva en que se había convertido el reactor número 4 del complejo electronuclear de Chernobyl. Así­, sin más.

Ante los ojos encogidos de quienes quedaron atrás, los tres camaradas caminaron los mil doscientos metros que había hasta el nivel 0,5, dicen que conversando apaciblemente entre sí­. Qué tal, cuánto tiempo sin verte, qué tal tus hijos, a ti no te conocía, chaval, yo es que no soy de por aquí. O parece que hoy vamos a trabajar un poco juntos, igual podemos acceder mejor por ahí, yo voy a la válvula de la derecha y tú a la de la izquierda, tú ilumí­nanos desde allá, parece que va a llover, ¿no?, e incluso está bien buena la secretaria del ingeniero Kornilov, ¿eh?, ya lo creo, menudo meneo le arrearía, pues me parece que este año el Dinamo de Moscú no gana la liga. Esas cosas de las que hablan los bio-robots mientras ven cómo su piel se oscurece lentamente, se les va un poquito la cabeza debido a la ionización de las neuronas y la boca les sabe a uranio cada vez más, conteniendo la náusea, sacudiéndose incómodamente porque es como si un millón de duendes maléficos te estuvieran clavando agujas en la piel. Cinco mil roentgens/hora, llaman a eso.

Y bajo aquel cielo gris y los restos fulgurantes de un reactor nuclear, los héroes Alexei Ananenko y Valeriy Bezpalov se sumergieron en la piscina de burbujas del nivel 0,5, con una radioactividad tan sólida que se podía sentir, mientras su camarada Boris Baranov les sujetaba la lámpara subacuática. Ésta estaba dañada y falló poco después. Desde el exterior, ya nadie les oía ni les veía.

Pero, de pronto, las esclusas comenzaron a abrirse, y un millón de metros cúbicos de agua radioactiva escaparon en dirección al reservorio seguro preparado a tal efecto. Lo habían logrado. Alguien murmuró que los héroes Ananenko, Bezpalov y Baranov acababan de salvar a Europa. Resulta difí­cil determinar hasta qué punto tenía razón.


Hay versiones contradictorias sobre lo que sucedió después. La más tradicional dice que jamás regresaron, y siguen sepultados allí­. La más probable asegura que llegaron a salir de la piscina y celebrar su victoria riendo y abrazándose a los mismísimos pies del monstruo, en el borde de la piscina; e incluso lograron regresar sus cuerpos, aunque no sus vidas. Murieron poco después, de sí­ndrome radioactivo extremo, en hospitales de Kiev y Moscú. Aún otra m+as, que se me antoja casi imposible, sugiere que Ananenko y Bezpalov perecieron, pero el joven trabajador Baranov pudo sobrevivir y anda o anduvo un tiempo por ahí­.

Esta es la historia de Alexei Ananenko, Valeriy Bezpalov y Boris Baranov, los tres superhéroes de Chernobyl, de quienes se dice que salvaron a Europa o al menos a algún que otro millón de personas en miles de kilómetros a la redonda un frí­o día de abril. Fueron a la muerte conscientemente, deliberadamente, por responsabilidad y humanidad y sentido del honor, para que los demás pudiésemos vivir. Cuando alguien piense que este género humano nuestro no tiene salvación, siempre puede recordar a hombres como estos y otros cientos o miles por el estilo que también estuvieron por allí­. No circulan fotos de ellos, ni han hecho superproducciones de Hollywood, y hasta sus nombres son difí­ciles de encontrar. Pero hoy, veinticuatro años después, yo brindo en su recuerdo, me cuadro ante su memoria y les doy mil veces las gracias. Por ir.

El Sacrificio, de Wladimir Tcherkoff.

Lectura recomendada:

La verdad sobre Chernobyl, con prólogo del Premio Nobel Andrei Sakharov (1991), escrito por el ingeniero nuclear Grigory Medvédev, un profundo conocedor de este complejo electronuclear y de la polí­tica energética Soviética. Incluye un relato exhaustivo del accidente y haciendo honor a su tÍítulo, es el que menos mentiras cuenta según mi opinión. Seguramente por ese mismo motivo, es el más difí­cil de conseguir. En España lo editó Heptada con el ISBN 84-7892-049-8; está agotado, pero siempre se puede intentar una llamada. En inglés fue editado con el ISBN 1-85043-331-3 (Tauris & Co, Londres) y está disponible aquí­.

De visualización necesaria:

El corazón de Chernobyl. Seguramente, el mejor documental que se ha filmado sobre las consecuencias humanas del desastre. Desde dentro; tan dentro que la directora de la ONG que lo presenta sufrió envenenamiento por cesio-137 durante la realización. Durísimo, pero absolutamente necesario. En inglés, disponible en YouTube: Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4. Si te apetece colaborar con esta ONG, puedes hacerlo aquí.

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Publicado por Yuri.

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