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Economía y Derecho

Narco S.A.

Por Ana Arana, especial para CIPER | 24 de Julio de 2009

http://ciperchile.cl/2009/07/24/narco-sa/

Este reportaje acaba de ser publicado en la revista Mexicana Expansión.

El poderío narco en México alcanza los US$19.000 millones al año, cifra que supera las divisas que deja el turismo en ese país. Este verdadero imperio emplea a medio millón de personas –25% más de las que trabajan para Mc Donald’s en todo el mundo-. y tiene en el bolsillo a casi el 80% de los policías municipales aztecas. Estas impactantes cifras surgen de la exhaustiva investigación realizada por la periodista Ana Arana que acaba de publicar la revista Expansión de México.

La imagen más común del narco suele contener los elementos típicos de la nota roja: violencia, armas, corrupción y, por supuesto, drogas. Hay otro aspecto igual de importante y que explica su alcance y la dificultad de extirparlo: su fortaleza económica. Esta actividad ilícita genera en México 19,000 millones de dólares (mdd), según cálculos de Expansión con datos de los gobiernos de México y de Estados Unidos. Esta cifra se asemeja a la de los envíos de remesas y es mayor a las divisas que atrae el turismo.

El narcotráfico ocupa en México a medio millón de personas entre las que cuenta a gatilleros, cosechadores de marihuana, ‘cocineros’ (quienes producen las anfetaminas) y transportistas, entre muchos otros; esto es, 25% más personas de las que emplea McDonald’s en todo el mundo. Y eso sin contar a policías, arquitectos, contadores o financieros que trabajan indirectamente para los delincuentes. En 60% de los municipios del país, hay gente empleada por el crimen organizado, según calcula el senador panista Ramón Galindo, ex alcalde de Ciudad Juárez.

Ése es el negocio y tal es su mano de obra. Su principal “ventaja competitiva”, tal como sucede con las actividades formales, es su proximidad geográfica con el principal consumidor de drogas: Estados Unidos. Si 80% de las exportaciones del sector formal cruzan la frontera norte, lo mismo sucede con 90% de la cocaína que llega a México, lo que equivale a unas 260 toneladas anuales. Aquí se produce la mitad de las anfetaminas que se consumen en EU, y unas 16,000 toneladas de marihuana.

Los grupos mexicanos obtienen más dinero que lo que ganaron en su momento los cárteles colombianos de Medellín y Cali, según investigadores colombianos. Cuando el famoso capo Pablo Escobar apareció entre los hombres más ricos del mundo en la revista Forbes, la publicación estimó su riqueza en 3,000 mdd. Escobar controlaba 90% del narcotráfico en el mundo por su hegemonía sobre los laboratorios de cocaína y compartía ganancias con el cártel de Cali.

Por primera vez, este año Forbes incluyó a un narco mexicano en su lista de los más ricos: Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán. Al jefe del cártel de Sinaloa le adjudicó una fortuna de 1,000 mdd. Guzmán es uno de tres líderes de dicho cártel, el cual controla 50% del mercado de las drogas mexicanas, según fuentes estadounidenses. Pero otros estiman que algunos de sus colegas, como Ignacio Coronel e Ismael ‘El Mayo’ Zambada, podrían ganar tanto o más que Guzmán.

¿Cómo es el negocio de la droga? Sus estrategias de competencia, su sistema de proveeduría, la innovación, el financiamiento y la operación, es decir, su plan de negocio, es difícil de conocer hasta para las autoridades. Buena parte de lo que hoy se sabe es gracias a la contabilidad forense con la cual reconstruyen el negocio cuando éste ya fue desarmado por la misma organización que lo creó para evitar la huella que pueda delatarlos. Para un ciudadano, el negocio es aún menos evidente, aunque todos los días convivan con ellos.

El año pasado, por ejemplo, los habitantes de una colonia de Zapopan, Jalisco, se vieron invadidos por decenas de camionetas tipo Van. Los vecinos estaban muy molestos por el tráfico que generaron más de 500 viajes motorizados a esa zona; pero les enfadaba más el ardor que sentían en la nariz originado por el olor que emanaba el edificio de dos plantas donde las camionetas descargaron distintos objetos.

Luego de una denuncia ciudadana, los bomberos descubrieron que en el lugar había 6,000 tambos de solventes y químicos usados en la producción de pinturas y perfumería. Según oficiales del Ejército y de la Drug Enforcement Administration (DEA), al combinar dichas sustancias se obtiene una alternativa a la efedrina, que sirve para producir anfetaminas. Este caso muestra su innovación y capacidad de reacción. Un mes antes de este hallazgo, México prohibió la importación de efedrina como un paso más en su lucha contra el narco. Hay otros ejemplos de innovación como la marihuana mexicana ‘sin semilla’, muy resistente a los herbicidas que el gobierno usa en sus operaciones de erradicación de plantíos.

Pero el precio que paga el país por esta actividad es muy alto. Según Francisco Thoumi, un académico colombiano que ha estudiado este fenómeno, la economía ilegal es una expresión de capitalismo crudo y primitivo, que contradice el espíritu de cambio. “Esta industria debilita la legitimación de los derechos de la propiedad, desinfla el crecimiento de la economía formal, dificulta la obtención de impuestos, demanda más gasto público y legitima la violencia como la mejor arma predatoria de negocios”, escribió en su libro Economía política y las drogas ilegales en Colombia.

Los costos ocultos

La diferencia principal entre el narco y un negocio legal son sus inmensos costos sociales, económicos e individuales –con más de 10,000 asesinatos tan sólo en este sexenio.

El crimen organizado tiene un severo costo dentro de la productividad de la economía y en la capacidad del país para atraer y retener inversiones, según Juan Pardinas, consultor del Instituto Mexicano para la Competividad (IMCO), aunque “el impacto no se puede medir con variables cuantificables para saber de manera rigurosa cuántas inversiones extranjeras no fueron efectuadas por la inseguridad”, explica.

Hay aproximaciones posibles. El Foro Económico Mundial utiliza indicadores de crimen organizado para elaborar su informe de competitividad, una referencia para los planes de inversión de las compañías multinacionales.

México ocupa los lugares 124, 125 y 127 entre 134 países en “aspectos institucionales y costos para los negocios del crimen y la violencia”, “crimen organizado” y “confiabilidad en los cuerpos policiales”. En el indicador final, México queda situado en el lugar 60. El peso del crimen a la hora de tomar decisiones estratégicas es cada día más evidente.

A esto se añade su efecto sobre la corrupción en gobiernos y autoridades locales, el desplazamiento de otras actividades legales, su efecto sobre la libertad de prensa (como el asesinato del reportero de La Opinión Milenio, de Durango, Eliseo Barrón) o la conversión de los cárteles dedicados al narcotráfico en organizaciones criminales multisectoriales, que realizan lo mismo secuestros que extorsiones o asesinatos, lo que deteriora aún más la competitividad regional.

Es notable la huida de empresarios y profesionales que se van de México para librarse de este entorno, como es el caso de Alejandro Junco, presidente del grupo periodístico Reforma, así como otros empresarios en todo el país.

Algunas industrias, como la del turismo, han calculado cómo les impacta el negocio del crimen organizado. De acuerdo con Gastón Azcárraga, presidente de la cadena de hoteles de Grupo Posadas y de Mexicana, la crisis de seguridad disminuyó 10% el número de reservas en el sector.

Jefe de jefes

Existe un grupo de elite entre las corporaciones criminales de México. Sus nombres son un tributo al lugar donde nacieron, donde son poderosos o a su fundador.

Entre los principales cárteles destacan el de Juárez, liderado por Vicente Carrillo Leyva. El de Sinaloa, de Guzmán Loera, alias ‘El Chapo’. El del Golfo-Zetas, cuya cabeza es Miguel Ángel Treviño. El cártel de Tijuana, donde los operadores de los hermanos Arellano Félix ostentan el negocio de la cocaína y las anfetaminas. Y el de los hermanos Beltrán Leyva, con presencia en Sinaloa, Sonora, Jalisco y Nayarit, entre otros.

Al igual que la mayoría de las empresas en México, los organismos criminales también son familiares y heredan sus emporios a las generaciones que le siguen. Los líderes de estos cárteles son parientes de los primeros traficantes que cultivaron en México marihuana y opio en los años 50 para venderla en EU a los ex combatientes del Ejército de ese país que retornaban de la guerra de Corea.

Así como en los 90 el Tratado de Libre Comercio (TLC) transformó una parte de la industria mexicana, una condición de mercado empujó en esa misma década a que los grupos delictivos cambiaran las directrices de su negocio.

En pleno boom de la cocaína, la fuerte demanda de droga por parte de EU le permitió a los traficantes mexicanos negociar con los productores colombianos que parte de su pago fuera en especie. El pionero fue Amado Carrillo Fuentes, el ‘Señor de los Cielos’. Su negocio creció tanto que en poco tiempo ya realizaba dos envíos semanales de Colombia a México en aviones DC-10. México se volvió una escala obligada para al menos 90% de la cocaína que iba a EU.

Otro cártel que cambió de giro fue el de los Amezcua Contreras. Originarios de Colima, los hermanos José de Jesús, Luis Ignacio y Adán se dedicaron primero al tráfico de personas de México a EU. Pero esta actividad, aunque lucrativa, era muy irregular pues no garantizaba una fuente continua de ingresos. La estabilidad financiera la encontraron en el tráfico de drogas. Empezaron con marihuana y, ocasionalmente, cocaína. Pero pronto se dieron cuenta que el negocio estaba en las anfetaminas. Según Óscar Naranjo, director de la Policía Nacional de Colombia, los cárteles mexicanos incursionaron en las drogas sintéticas por su alta demanda y su bajo costo de producción. Producir un gramo de anfetamina cuesta 100 dólares en México, mientras su precio en el norte varía entre 180 y 300 dólares, según la DEA. La Casa Blanca calcula que en EU hay 2.4 millones de adictos a esa droga. Con violencia, los Amezcua entraron por San Diego al mercado estadounidense, que entonces controlaban pandillas como los Hell’s Angels, en California.

La producción de anfetaminas tiene ‘ventajas’ sobre la de cocaína y marihuana: no depende de alianzas con productores o de grandes extensiones de tierra para sembrar la droga; se pueden producir en grandes laboratorios o en una vivienda cualquiera y con una inversión de 5,000 pesos; sólo se requieren los insumos necesarios, como la efedrina, una sustancia que sirve para hacer antigripales.

Los Amezcua contrataron laboratorios que importaban efedrina y luego ‘exportaban’ este producto por el mismo camino que usaban para enviar trabajadores ilegales a EU. En 2004, México importó 50% más efedrina de lo que necesitaba su industria antigripal. En 2005, el gobierno limitó la entrada de este producto a México. Para entonces, los Amezcua ya poseían fábricas del químico en Pakistán, tenían contratos de compra multimillonarios con productores en India, y habían desplazado a la mafia rusa del mercado estadounidense.

Los Amezcua fueron encarcelados en 1998, pero el negocio continuó. En respuesta a los controles que el gobierno impuso en 2005 a la importación de efedrina, los cárteles contrataron laboratorios que obtenían permisos aduanales falsos. Hoy, según la DEA, los cárteles mexicanos son los más activos en este mercado. “Los cárteles que no estaban en este negocio entraron cuando vieron los millones de Zhen Li Ye Gon”, dice un oficial de EU. Se refiere al empresario acusado en México de tráfico de drogas en 2007 y a quien le confiscaron 205 mdd en efectivo que encontraron en su domicilio. El desmantelamiento de este imperio eliminó del mercado a un gran importador de efedrina, y causó estragos en el cártel del Golfo, dueño del dinero y de las instalaciones incautadas al empresario chino.

México prohibió en 2008 el uso de efedrina en medicamentos, y eliminó toda importación legal del insumo.

Marihuana, cash para la tesorería

La droga más difícil de manejar es la marihuana. Su producción involucra a secaderos y empaquetamiento, y al transportarla ocupa mucho espacio físico. Su margen de ganancia no es tan atractivo como el de la cocaína o las anfetaminas. Por eso los colombianos no la manejaron en los 80, su época dorada.

Para los narcos mexicanos, la marihuana es estratégica. Crece abundantemente en Sinaloa y Michoacán, dos estados con acceso privilegiado a múltiples carreteras, cruces fronterizos y puertos de embarque. Y tiene un mercado de 20 millones de consumidores en EU, según la Casa Blanca.

A pesar de la lucha del gobierno mexicano contra los cárteles de la droga, la exportación de marihuana se ha mantenido estable en los últimos años, a excepción de una sequía que atacó los estados productores entre 2000 y 2002, ocasionando pérdidas de 50% en la producción. Es la principal fuente de liquidez de los narcos. Con su venta, los cárteles financian la compra de otras drogas de mayor margen, como la cocaína, o insumos para las anfetaminas. Cada kilo de marihuana cuesta entre 1,300 y 1,800 dólares en EU. El año pasado, México exportó 16,000 toneladas, lo que significa más de 10,000 mdd de ingresos para estos grupos.

Inversiones seguras

El precio de la cocaína aumenta conforme avanza del sur al norte por el continente (véase mapa arriba). Un productor colombiano recibe el equivalente a 5% del precio pagado en Atlanta, por ejemplo. La mayor parte de la ganancia se queda en los intermediarios y varios de ellos están en México.

“El efecto de este negocio se ve en todos lados, desde las mansiones que aparecen en pequeños pueblos, hasta los grandes desarrollos que hacen en Monterrey y en Jalisco”, dice un ex banquero mexicano. Hace una década, recuerda, llegaban a la ventanilla de las sucursales sujetos que depositaban 20 mdd en efectivo. “Y nadie pestañeaba”, dice.

Cientos de miles de millones de dólares de esta actividad se canalizan al sector legal mexicano, dice Eduardo Buscaglia, un abogado y economista internacional que trabajó en la oficina antidrogas de las Naciones Unidas. El procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, dice que al narcotráfico hay que entenderlo como “una cadena de valor económico” que tiene perspectivas “de mercado, logística, operacionales, de rutas estratégicas y modus operandi”.

Las leyes antilavado del país son más robustas que hace cinco años, pero el Fondo Monetario Internacional recientemente criticó a México porque las autoridades sólo han obtenido 25 sentencias en casos de lavado de dinero desde 1989. La PGR y el FMI calculan que en México se lavan entre 10,000 y 25,000 mdd al año.

Buscaglia dice que el gobierno mexicano falla al concentrarse sólo en combatir la disputa territorial del narco, ya que los grupos criminales tienen múltiples formas de ejercer su hegemonía. Lo mismo trafican armas y personas, que lucran con la prostitución y la piratería. También tienen relaciones operativas con mafias internacionales. “Si mañana se acaba el narcotráfico, advierte Buscaglia, los cárteles mexicanos encontrarían nuevas formas de reproducirse”.

Mano de obra calificada

Los Zetas fueron creados por Osiel Cárdenas al final de los años 90, cuando reclutó a un grupo de 30 tenientes y subtenientes desertores del Grupo Aeromóvil de Fuerza Especiales (GAFES) del Ejército mexicano. Se estima que este grupo podría tener en sus filas hasta 200 ex militares y policías.

“Los Zetas son el grupo más peligroso para el Estado mexicano y para los otros cárteles, por su disciplina y su habilidad para hacer inteligencia”, dice Alberto Islas, de Risk-Evaluation, una compañía de asesoría en seguridad basada en la Ciudad de Mexico.

En los últimos dos años, el cártel del Golfo los usó para adueñarse de ciertos mercados, en operaciones más violentas que una compra hostil. Una lección escabrosa fueron los múltiples degollamientos de los operadores de diversos cárteles. El plan era arrebatar territorios del cártel de Sinaloa, como venganza por intentar quitarles el paso trasfronterizo.

Pero este alarde de fuerza le restó liquidez al cártel del Golfo, que fue el grupo que más sufrió cuando en 2007 los traficantes colombianos dejaron de vender cocaína a crédito y solo proveían mercancía si se pagaba de contado.

En octubre de ese año, este cártel envió a Juan Carlos de la Cruz, uno de sus principales operadores, a negociar una nueva relación con los colombianos. Pero De la Cruz fue detenido por elementos del Ejército mexicano en la capital mientras negociaba el envío de cocaína por un valor de 120 mdd. Esta detención posicionó al cártel y a los Zetas como una empresa poco confiable a los ojos de los colombianos.

A la tropa se le atrae diferente. “Hay un dicho entre narcotraficantes que es mejor vivir seis años como rey que 50 como buey”, dice Carlos Flores, un académico especialista en crimen organizado que trabaja en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS). Así explica por qué los narcotraficantes no sufren para encontrar empleados a pesar de la peligrosidad del trabajo.

Los cárteles se nutren de personas regulares pero prefieren a ex militares o ex policías. Durante el sexenio de Vicente Fox hubo 126,000 deserciones militares, incluyendo un coronel, añade Flores.

El cártel de Sinaloa comenzó a crear un contingente de sicarios para responder a la violencia del Golfo. Hoy consigue sicarios en las pandillas locales, en barrios con alto índice de violencia. Un novato gana entre 15,000 y 20,000 pesos mensuales, cantidad que aumenta en la medida que adquieren experiencia en el manejo de armas de alto poder.

Pero el mayor ejército que tienen las organizaciones del narcotráfico son las policías municipales y algunas estatales, según expertos policiacos y oficiales estadounidenses. De los 420,000 policías municipales en todo el país, fuentes estadounidenses estiman que 80% están corrompidos y trabajan para algún cártel. Oficiales estadounidenses sólo trabajan con 500 oficiales de seguridad mexicanos que son examinados rutinariamente con polígrafo, para evitar filtraciones en operaciones conjuntas.

El reclutamiento no se limita a los niveles inferiores. Rodolfo Dávila tuvo el tercer puesto más importante en el Banco de México, con un salario de 88,000 pesos al mes. Pero las ganancias que le ofrecía el cártel de Juárez, de entre 10 y 16% de las cantidades lavadas, fueron tentadoras y después de 15 años en el banco central se cambió de bando. En 2006 fue detenido con cuatro maletines que contenían 750,000 dólares que llevaba para entregar a sus jefes. La PGR estimó que durante varios años Dávila había lavado un promedio de 1,000 mdd anuales a través de casas de cambio.

Ironías: durante su tiempo en Banxico, el funcionario se encargó de regular las actividades de estos mismos intermediarios.

Esta otra cara, la que hace sumar las ganancias y controla los riesgos, es la que casi nunca se conoce. Es la que invierte, pero asegura sus fuentes de liquidez. La que ha convertido este fenómeno en una industria, ilegal, por supuesto, pero también innovadora y flexible.

*Con información de Alberto Nájar

LA SITUACIÓN ECONÓMICA MUNDIAL (II)

Umberto Mazzei (IREI desde Ginebra, especial para ARGENPRESS.info)

Las teorías de producción, crecimiento y crisis

Antes de la Segunda Guerra Mundial, dos suecos, Eli Heckscher y Bertil Ohlin, elaboraron un esquema de comercio internacional que pasó a ser conocido como el Modelo Hecksher-Ohlin. Es una extensión de la teoría de David Ricardo, pero explica el comercio internacional con elementos más concretos. La ventaja comparativa se funda aquí en la relación de los factores capital y trabajo propios de cada nación.

El modelo Hecksher-Ohlin analiza las desigualdades del comercio Norte-Sur. Clasifica los países como aquellos de mano de obra abundante y los de capital abundante. Los primeros están en vía de desarrollo y se especializan en productos que requieren mucha mano de obra (agricultura, textiles, servicios). Los segundos se especializan en productos que requieren mucho capital (maquinaria, farmacéuticos, finanzas). Ohlin distingue entre trabajo especializado y no especializado y el factor capital lo refina en varios niveles de ciencia y tecnología. Paul Samuelson añadió una observación: al aumentar los precios aumenta la ganancia del factor más intensivo.

El Modelo Hecksher-Ohlin fue objeto de muchos estudios. El más conocido es de Vassili Leontieff, experto en la relación entre sectores de una economía nacional. En un célebre artículo (1953) Leontief señaló la paradoja del Modelo Hecksher-Ohlin: Estados Unidos, el país más abundante en capital, importaba muchos bienes intensivos en capital y exportaba bienes básicos, intensivos en mano de obra.

Esa paradoja se trata de explicar con argumentos poco convincentes y debe estudiarse con más detenimiento. En mi opinión, es un síntoma de las causa del déficit comercial crónico de Estados Unidos. Hay que recordar que la supremacía de Estados Unidos no proviene de un superior desarrollo industrial o tecnológico, sino es producto de la Primera Guerra Mundial, de la que surgió como el gran acreedor financiero mundial. Con excepción del armamento, las mayores exportaciones de Estados Unidos no son industriales, sino servicios y productos agrícolas. Su población media es pobre en estudios y sus reputados altos niveles académicos son dictados y cursados por una mayoría de extranjeros.

Ciencia, tecnología y ciclos económicos

Eso nos lleva a la teoría de los ciclos económicos y su vínculo con la ciencia y la tecnología. Algo aplicable a productos y también a la infraestructura productiva histórica de cada país.

La teoría de los ciclos fue enunciada por Nicolai Kondratieff, un economista soviético, en un ensayo titulado “Las Ondas Largas en la vida económica” (1926). Su trabajo cubre los años del 1789 al 1926 y señala que las economías capitalistas tienen ciclos de prosperidad y depresión que duran entre 50 y 60 años y que suceden en cuatro fases a las que dio el nombre de las estaciones. Tres años después de su ensayo comenzó la Gran Depresión, que coincidió con su predicción. Desde entonces algunos llaman a las depresiones “Inviernos Kondratieff”.

El austriaco Joseph Schumpeter publicó en 1939 “Ciclos de los Negocios” en donde amplia la teoría de Kondratieff, confirma sus observaciones y las atribuye a cambios en la conducta empresarial. Aplica el concepto de la destrucción creativa - enunciado por Sombart- para explicar la secuencia de nuevos productos que desplazan a los anteriores en una dinámica de innovación y progreso técnico.

Schumpeter y otros notaron que hay también otros ciclos: cortos -de 40 meses (Kitchin)- que suceden por variación en inventarios y medianos (Juglar) que duran entre 6 y 11 años. Los ciclos Kondratieff (50-60 años) serían el resultado de grandes innovaciones, que clasificó en los seis tipos que presentamos en la gráfica.

La venezolana Carlota Perez, cuyo libro “Las Revoluciones Tecnológicas y el Capital Financiero” cubre 250 años de historia, precisa que los cambios y las revoluciones técnicas tienen una notable regularidad y obligan al rediseño institucional social y político.

Según Schumpeter la depresión es parte de la lógica del capitalismo, su modo de renovarse. Las innovaciones suceden durante las depresiones, cuando las crisis sacuden posiciones adquiridas y surgen nuevas soluciones y criterios. Perez explica el mecanismo de las “burbujas” y de sus consecuencias sociales y políticas. Aplicando a Leontief, Kondratieff, Schumpeter y Perez, tenemos un trazo coherente de la crisis económica en curso y de su proyección en el futuro equilibrio internacional.

Crisis económicas y economía de guerra

Durante más de un siglo, las crisis económicas nacen en el medio financiero y desembocan en una guerra. En mi opinión, la situación actual se arrastra desde la crisis de 1893, con trágicas cúspides guerreras globales en 1914 y 1939.

La crisis de 1893 la causó la dependencia de Estados Unidos del financiamiento externo. Entre 1886 y 1890, los ferrocarriles e industrias conexas emitieron “un inmenso e inusual volumen de valores y bonos , que se colocó en mercados extranjeros. Ese flujo bursátil externo compensó una balanza comercial desfavorable de los Estados Unidos. Como ahora.

En 1893 quebró el Ferrocarril Readings, los inversionistas huyeron y el flujo se estancó. En New York cayó la bolsa y quebraron varios bancos. Londres también lidiaba con préstamos incautos en Egipto y América del Sur y con el rescate del Baring Bros. Londres y New York tenían ya vínculos muy estrechos y comenzó una crisis financiera anglosajona.

La crisis se acentuó en 1907. Quebró el Knickerbocker Trust en New York y en Inglaterra las exportaciones caían por la competencia de nuevas potencias industriales. Sólo una reacción concertada de los grandes bancos , evitó una quiebra trasatlántica; un precedente que se argumentó luego para delegar, en 1910, la política monetaria de Estados Unidos a un consorcio de bancos privados llamado Sistema de Reserva Federal.

Mientras tanto, se mantuvo una actividad bélica casi permanenre: Guerra de Estados Unidos contra España (1898), Guerra Boer (1899–1902), Guerra Ruso- Japonesa (1904–05), guerras balcánicas (1912 -13) y Revolución Mejicana (1910–17). Ensayos técnicos previos a la Gran Guerra (1914), en la que Estados Unidos primero vendió armas y luego intervino (1917).

El preludio de la crisis 1929 – 1939

El Tratado de Versalles, que rediseño el mapa mundial, fue ciego en política y en economía. Las enormes reparaciones (US$30 millardos ) a expensas de Alemania buscaban agobiar su economía – la más grande de Europa- para impedir su competencia. Lo lograron y demasiado. Keynes predijo el resultado de esa vendetta. Alemania tuvo que imprimir dinero sin fondos y eso desató tal inflación que las compras se hacían con cestas … para el dinero .

Cuando la Primera Guerra Mundial acabó, todos los participantes debían dinero a Estados Unidos. El centro de las finanzas internacionales paso a ser New York. Inglaterra intentó retener la supremacía con un patrón oro alto que drenó sus reservas. Europa no era lugar para especular y el dinero voló a Estados Unidos, donde había intereses encima del 10%. Fue la euforia de los años 20 y el Dow Jones subió de 60 a 400 entre 1921 y 1929. La historia se repite: “En tiempos de auge se aceptan papeles de valor inflado, sin suficiente discriminación o esfuerzo en estimarlos” , algo ya dicho en 1896, no en 1929 o 2008.

El 1 septiembre 1929 la bolsa de New York vendió la cantidad record de 89,6 millardos. El mismo día, Londres subió la tasa de interés para frenar el drenaje de su oro. El día 2 hubo miedo y millardos en valores se quedaron frios. El 4 de septiembre la bolsa bajó. El día 5, el “gurú” Robert Babson anunció una caída general y comenzó la corrida “para parar pérdidas”. Los periódicos hablaban de ganancias, sin convencer. El escándalo de Clarence Hatry en Londres (un Bernard Madoff inglés) no ayudó la confianza. El martes 24 de octubre colapsaba el mercado de valores de New York.

En enero 1930 cayeron los futuros agrícolas. El congreso aprobó la ley Smoot-Hawley para subir los aranceles de Estados Unidos, que ya eran, después de España, los más altos del mundo. Comenzaron retaliaciones comerciales que mermaron las exportaciones agrícolas y cayeron los precios de la tierra. Los préstamos valían más que las propiedades hipotecadas; como ahora. Los bancos quebraban. Al año siguiente vino el pandemonio internacional.

En septiembre 1931 Alemania cerro la bolsa. Inglaterra también y abandonó el patrón oro. Brasil defraudó 500 millones en bonos. Defraudaron 600 millones en bonos centro-europeos y 850 millones en bonos Suramericanos. Grecia y Hungría defraudaron sus deudas de guerra con Estados Unidos e Inglaterra, Bélgica y Francia pidieron condonación. El 4 de julio1932, en el New York Times, Alexander Noyes admitía que las reparaciones impuestas a Alemania eran la causa de la depresión. Le siguieron muchos otros. Keynes había tenido razón.

El costo social y político de la Gran Depresión

En Estados Unidos, de 25.000 bancos, unos11.000 quebraron. El desempleo osciló entre 25 y 30%. El PIB cayó 30%. El comercio cayó a 50%. En Europa las quiebras y el desempleo cundieron en todas partes y la más afectada fue Alemania, cuyo PIB cayó 50%. Sólo la Italia fascista y Suiza resistieron bien. América latina y Asia se estancaron hasta los años 50.

En enero 1933, Adolf Hitler llegó al poder, sobre la onda de los errores de Versalles. Fue quien primero aplicó políticas keynesianas, con grandes proyectos de infraestructura y armamento que mantuvieron el crecimiento alemán hasta la Segunda Guerra Mundial. En Europa proliferó la inspiración fascista: Salazar en Portugal, Horthy en Hungría, Antonescu en Rumania, Pilsudsky en Polonia. Todos ellos llegaron al poder por el descontento social y usaron políticas de nacionalismo popular como contrapropuesta a la de grupos importantes que buscaban una solución revolucionaria según el modelo soviético.

El keynesianismo armamentista

Keynes considera básico el empleo, aunque sea con trabajos artificiales: “Hacer hoyos y volverlos a tapar”. Si son trabajos útiles tanto mejor. La guerra sirve a movilizar empleo, pero con mucho es el peor modo, porque los hoyos no destruyen vidas y futuros.

La Guerra Fría -con guerras calientes cuando hubo desaceleración- fue el pretexto para un keynesianismo militar. La desmovilización posterior a la Segunda Guerra Mundial provocó recesión, hasta la Guerra de Corea (1950-53). El recorte monetario contra la inflación también, hasta la Guerra de Vietnam (1962-71). La derrota en Vietnam aplacó un rato la actividad bélica directa de Estados Unidos, pero las crisis continuaron.

La del precio de los alimentos por la venta masiva de cereales a la Unión Soviética, en 1971. La de los precios del petróleo por conflictos en el Cercano Oriente, en 1973. Para neutralizar esas alzas Estados Unidos repudió su patrón oro , que era la base del sistema monetario internacional acordado en Bretton Woods. Tampoco es que terminada la guerra de Vietnam hubiese paz, hubo guerras por delegación, como aquella de Afganistán (1979-89), que llevo al colapso a la Unión Soviética y puso fin a la Guerra Fría.

Sin Guerra Fría Estados Unidos perdió el pretexto para una economía de guerra, pero siguió. La “amenaza a la paz” son ahora países a los que se ataca sin riesgo: Irak (Bush I, 1990), Serbia (Clinton, 1998- 99). El atentado de septiembre 2001, dio pretexto para una indefinida, pero global, “Guerra contra el Terror”, algo así como bombardear la sensación de miedo: Afganistán (Bush II 2001 - ¿?), Irak II (Bush II 2003-¿?), Pakistán (¿?).

La economía de guerra necesita enemigos para mantener próspero, con dinero público y sangre ajena, al influyente complejo militar-industrial. El mismo cuyo peligro denunció el Presidente Dwight Eisenhower en su discurso de despedida , en 1961, cuando Estados Unidos era aún el modelo admirado en el mundo por mucha gente.

Ver también:
- La situación económica mundial (I)

Fuente:
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LA SITUACIÓN ECONÓMICA MUNDIAL (I)

Umberto Mazzei (IREI desde Ginebra, especial para ARGENPRESS.info)

martes 21 de julio de 2009

“Reescribir las reglas de la economía de mercado -beneficiando a quienes causaron tanto sufrimiento en la vida cotidiana global y tantos desempleados- es peor que costoso financieramente. En realidad, es obscenamente injusto.”
Joseph Stiglitz

La economía de Mercado

Se cuenta que un día preguntaron al Mahatma Ghandi que cosa pensaba de la Economía de Mercado y respondió – “Pudiera ser una buena idea”. Es sólo eso: una propuesta de competir hecha a un mundo económico donde los empresarios desean rentas monopólicas.

Imaginamos a Adam Smith necesitando toda su flema británica para controlarse ante lo que en su nombre se practica como liberalismo, porque detestó los monopolios y los oligopolios, que describió como “El beneficio exorbitante” . Hoy, su teoría de un equilibrio económico internacional producido por la apertura al intercambio, se usa para abrir la puerta a los monopolios o carteles apátridas que devoran el mapa corporativo local en todos los países.

Smith publicó, en 1776, su “Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”. Tuvo gran éxito en Inglaterra, donde sus ideas tenían añeja tradición. En 1493, la bula Inter Coetera y el tratado de Tordesillas (1494), dividieron el mundo en dos hemisferios: uno para España y otro para Portugal. Otros países navegantes – sobre todo Holanda - objetaron esa partición divina y desarrollaron otras doctrinas la libertad del mar y del comercio. En 1602, James Lancaster - capitán de la primera expedición de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales- le entregó al Sultán de Aceh (Sumatra) una carta de Elisabeth I, donde ya estaba en embrión la tesis de Smith: “Dios, en su sabiduría infinita, ordenó las cosas para … que de la abundancia de frutos que algunas regiones gozan se supliera la necesidad de otras y que …países distantes traficaran entre ellos y se hicieran amigos”

La carta también advertía que el país que comerciase con un solo país europeo terminaría siendo el subordinado político de aquel. ¡Que gran verdad! Ya en esa época se conocía el vínculo entre comercio “preferencial” y subordinación; como el monopolio del comercio que luego forjó el Imperio de la India, un imperio privado de la abogada del libre comercio: la Compañía Inglesa de las Indias Orientales.

La teoría de Smith viene a complementar la de los fisiócratas franceses, centrados en la Agricultura, porque aplica esos conceptos a la revolución industrial, entonces en sus albores y exclusivamente inglesa. Smith creyó honestamente que la codicia podía canalizarse hacia un resultado general y social equitativo, por eso rechaza los monopolios. Poco después el egoísmo demostró lo contrario. Los exitosos exportadores industriales ingleses encontraron engombrante la ley que protegía a los productores agrícolas británicos y el aduanero David Ricardo proclamó la necesidad de abrir la importación de cereales para abaratar el pan y poder bajar los salarios que merman la ganancia de los patrones industriales . De cómo dar de comer a los agricultores no dice nada, pero asumimos – por Charles Dickens- que se fueron a las ciudades para aumentar -y abaratar- la oferta de mano de obra. Desde entonces viene el enfoque de la economía – típica de los Business Schools- como ciencia cuyo objetivo primario no son las ganancias del trabajo, sino las del capital invertido … y aún sólo el de algunos. El enfoque que causa la crisis presente, que es un arrastre de las anteriores.

A la teoría liberal del comercio internacional se le llama clásica, pero sería más adecuado llamarla metafísica, porque trata de una certeza que no es de esta tierra; es como una divinidad: se le elogia mucho pero no se le ha visto nunca. Lo que se practica con ese nombre ha fracasado siempre en cuanto al desarrollo; pero hay otros postulados económicos más cercanos a las realidades de este mundo que han sido aplicados y hasta con éxito, algo raro hoy en política económica. La paradoja es que a esos otros pensadores se les menciona poco y dejaron de enseñarse; sus obras son difíciles de encontrar en las bibliotecas universitarias. Es cierto que no complacen los patrones de moda porque son cautos con la apertura y suelen mirar la prosperidad nacional como un objetivo superior a la ganancia individual; criterios objetables para las empresas apátridas que financian centros académicos y cuya visión económica se enfoca a resultados trimestrales.

La versión ricardiana del liberalismo de Smith tuvo tempranos detractores. El primero fue el ginebrino Charles de Sismondi, que publicó “Economía Política” (1815) y “Nuevos Principios de Economía Política” (1817). Allí acuño el término proletario – que luego usa Marx- para designar a quienes con su prole garantizan la mano de obra. Fue específico contra Ricardo y señaló que aumentar ganancias a expensas de salarios es mala política, porque buenos salarios son indispensables para mantener el consumo y la producción; fue el primero en pedir la intervención del Estado para evitar los excesos capitalistas y hablar de lucha de clases.

Sismondi predijo la crisis crónica que aqueja a Estados Unidos, Inglaterra y otros países, gracias a gobiernos cómplices. Las empresas exportan puestos de trabajo y precarizan el empleo para ganar más, mientras exprimen el consumo facilitando una deuda sobre salarios futuros. Ahora se le dice “Economía de la Oferta” y funciona con tarjetas de crédito, pero el estimulo del consumo con deuda esclavizante ya fue visto en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XIX. Lo señalan Alexis de Tocqueville y Francois-Rene de Chateaubriand , dos escritores franceses que lo visitaron separadamente. Su evolución la describe la novela futurista –y puede que profética- “The Iron Heel”(1906), de Jack London.

Más allá de la apertura incondicional de la teoría liberal, los excesos congénitos y visibles del capitalismo y el papel del Estado para corregirlos han inspirado otras propuestas concretas. Podemos clasificarlas en dos tesis básicas. Una cree que el capitalismo es canalizable en beneficio de la sociedad con políticas de control; allí destacan Sismondi, Friederich List, Werner Sombart, Max Weber, Wilfredo Pareto, John Maynard Keynes y creemos que Deng Xiaoping. La otra, la de Karl Marx y sus seguidores, considera al capitalismo irredimible e inmerso en un proceso dialéctico fatal que lo lleva a su propia destrucción y a su reemplazo por una sociedad sin propiedad individual.

Cuando esas propuestas han sido aplicadas, los resultados varían. Las del marxismo radical se aplicaron en el COMECON donde no tuvieron éxito en el desarrollo material y político, pero si en la protección social y el desarrollo cultural y científico. Las de List obtuvieron gran éxito en la industrialización de Alemania. Las de Keynes señalaron la salida de la Gran Depresión en Europa, Estados Unidos y el resto del mundo. Deng Xiaoping llamamos al crecimiento espectacular de China, con 400 millones fuera de la pobreza. Weber, Pareto y Sombart orientan aún la economía social. Sombart es de los que se quiere borrar. Su obra es la mayor de la historiografía económica . Él acuñó el término “capitalismo” (Marx no lo usa). Engels dijo que, sin ser marxista, era el profesor alemán que mejor comprendía a Marx. Él creó el término y el concepto de la destrucción creativa, que usará su alumno Joseph Schumpeter. Él inició a Vasili Leontief en las tablas econométricas (paradoja Leontief sobre Estados Unidos). Sus escritos existen en otras lenguas, pero no en inglés, porque la Universidad de Princeton, que compró el derecho exclusivo, no lo traduce.

Las parodias del Mercado

El mundo sufrió crisis económicas de origen financiero casi sin interrupción desde el 1894 al 1939 y sólo con medidas keynesianas de intervención estatal se logró estabilizar la economía mundial. Asombra que desde 1989 el apodado “Consenso de Washington ” nos diga que la ausencia de intervención estatal es la única verdad para la salud económica. Claro que hay otras, aunque se escondan libros, porque está su testimonio: el modelo europeo de crecimiento económico con protección social y estabilidad laboral, un modelo que viene desde Bismarck y que ahora se intenta también desmantelar.

Lo que las entidades económicas internacionales – Banco Mundial, BID, FMI- venden como ciencia total de la política económica contradice hasta el texto más popular de Economía I, que apodábamos “el Samuelson” donde se explica la economía de mercado. El “Consenso de Washington”, pone el énfasis en la austeridad fiscal y la apertura comercial que fusiona en un dogma monoteísta. Ese es el sermón básico que se escucha desde los púlpitos del Banco Mundial, del FMI, de los Estados Unidos, la Unión Europea o Japón. No es que alguno de esos países los aplique. Basta ver los temas que se negocian en la OMC: subsidios, aranceles específicos, picos arancelarios, monopolios de tecnología industrial, todos ellos contra la teoría del mercado y todos aplicados férreamente por los países desarrollados. Los mismos que recortan gastos en salud y educación para entregar billones públicos a unos banqueros que, por ladrones o tontos, merecen la cárcel o la quiebra. No parece ahora que el Banco Mundial o el FMI prediquen su sólito catecismo de austeridad financiera a esos países pecadores. Es que los diablos si predican, … pero no se convierten!

La crisis actual demuestra que hay dos tipos de economía de mercado, de economía de mercado imperfecto, se entiende: Una es la economía real. La economía que produce y comercia bienes tangibles y presta servicios que se reciben y pagan. La economía cuyos bancos se nutren del ahorro y de ganancias que deja el valor agregado. La economía que genera empleo y paga impuestos para sostener la los programas sociales o la infraestructura del país donde funciona. La economía de la filosofía económica, con variantes que pueden ser distantes, desde François Quesnay, Adam Smith y Frederich List hasta John Maynard Keynes, Milton Friedman y Deng Xiaoping.

La otra funciona en bolsas de valores y otros garitos, donde se vende y se compra según un cálculo del futuro. Ya desde 1815 (Nathan Rothschild / Waterloo ) se manipula la percepción del futuro, pero la realidad de hoy es aún mas irreal. Es un juego febril donde los valores o las empresas tranzadas son apátridas, aunque se coticen en tal o cual bolsa. Las apuestas y los balances pueden ser falsos, como los de Enron refrendados por Arthur Andersen. El dinero de las compras puede que no exista (WorldCom). Es un mercado que coloca dólares sin fondos emitidos por la Reserva Federal, donde las acciones suben sin inversión nueva o mejores dividendos y las divisas varían sin cambios en las cifras macroeconómicas de los países. Es un bazar mundial de curiosos “productos” financieros, cuyo modelo referencial apodamos Wall Street. Sus reglas parecen complejas, pero su enunciado es simple, lo proclama el personaje Gordon Gekko , en la película “Wall Street” cuando afirma: “Greed is good, greed works!” (¡La codicia es buena, la codicia funciona!).

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¡ALERTA ROJA! ¡PANDEMIA DE LUCRO!

¿Qué intereses económicos se mueven detrás de la gripe porcina?

En el mundo, cada año mueren dos millones de personas víctimas de la malaria, que se podría prevenir con un mosquitero.
 
Y los noticieros no dicen nada de esto.
 
En el mundo, cada año mueren dos millones de niños y niñas de diarrea, que se podría curar con un suero oral de 25 centavos.
 
Y los noticieros no dicen nada de esto.
 
Sarampión, neumonía, enfermedades curables con vacunas baratas, provocan la muerte de diez millones de personas en el mundo cada año.
 
Y los noticieros no informan nada…
 
Pero hace unos años, cuando apareció la famosa gripe aviar… los informativos mundiales se inundaron de noticias… chorros de tinta, señales de alarma…
 
¡Una epidemia, la más peligrosa de todas!... ¡Una pandemia!
 
Sólo se hablaba de la terrorífica enfermedad de los pollos.
 
Y sin embargo, la gripe aviar sólo provocó la muerte de 250 personas en todo el mundo. 250 muertos durante 10 años, lo que da un promedio de 25 víctimas por año.
 
La gripe común mata medio millón de personas cada año en el mundo.
 
Medio millón contra 25.

Un momento, un momento. Entonces, ¿Por qué se armó tanto escándalo con la gripe de los pollos?
 
Porque atrás de esos pollos había un “gallo”, un gallo de espuela  grande.
La farmacéutica trasnacional Roche con su famoso Tamiflú vendió millones de dosis a los países asiáticos.
 
Aunque el Tamiflú es de dudosa eficacia, el gobierno británico compró 14 millones de dosis para prevenir a su población.
 
Con la gripe de los pollos, Roche y Relenza, las dos grandes empresas farmaceúticas que venden los antivirales, obtuvieron miles de millones de dólares de ganancias.
 
-Antes con los pollos y ahora con los cerdos.
-Sí, ahora comenzó la sicosis de la gripe porcina. Y todos los  noticieros del mundo sólo hablan de esto…

-Ya no se dice nada de la crisis económica ni de los torturados en Guantánamo…
 
-Sólo la gripe porcina, la gripe de los cerdos…
 
-Y yo me pregunto: si atrás de los pollos había un “gallo”…
¿atrás de los cerditos… no habrá un “gran cerdo”?
Miremos lo que dice un ejecutivo de los laboratorios Roche…

ROCHE A nosotros nos preocupa mucho esta epidemia, tanto dolor… por eso, ponemos a la venta el milagroso Tamiflú.
 
-¿Y a cuánto venden el “milagroso” Tamiflú?
-Bueno, veamos… 50 dólares la cajita. 
-¿50 dólares esa cajita de pastillas?
 -Comprenda, señora, que… los milagros se pagan caros. 
-Lo que comprendo es que esas empresas sacan buena tajada del  dolor ajeno…
 
La empresa norteamericana Gilead Sciences tiene patentado el Tamiflú. El principal accionista de esta empresa es nada menos que un personaje siniestro, Donald Rumsfeld, secretario de defensa de George Bush, artífice de la guerra contra Irak…
 
Los accionistas de las farmaceúticas Roche y Relenza están frotándose las manos, están felices por sus ventas nuevamente millonarias con el dudoso

Tamiflú. La verdadera pandemia es el lucro, las enormes ganancias de estos mercenarios de la salud.
 
No negamos las necesarias medidas de precaución que están  tomando los países.
 
Pero si la gripe porcina es una pandemia tan terrible como anuncian los medios de comunicación,  Si a la Organización Mundial de la Salud le preocupa tanto esta enfermedad, ¿por qué no la declara como un  problema de salud pública mundial y autoriza la fabricación de medicamentos genéricos para combatirla?
 
Prescindir de las patentes de Roche y Relenza y distribuir  medicamentos genéricos gratuitos a todos los países, especialmente los pobres.
 
Esa sería la mejor solución.
 
PASEN ESTE MENSAJE POR TODOS LADOS, COMO SI SE TRATARA DE UNA VACUNA PARA QUE TODOS CONOZCAN LA REALIDAD DE ESTA “PANDEMIA”.

SÓLO PARA PENSAR Y MEDITAR

www.poodwaddle.com/clocks2es.htm

CINE LIBERTARIO EN IQUIQUE

LA ISLA DE LAS FLORES

 

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Difúndelo. ¿Qué culpa tiene el tomate?

 

 

CRISIS EN CATALÁN, EN CASTELLANO Y EN INGLÉS

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NOTAS SOBRE LA CRISIS ECONÓMICO - FINANCIERA GLOBAL

Por Marcel Claude*

Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión más grande del mundo –que supo sobreponerse a la crisis del año 1929, con cerca de 160 años de historia–, sucumbió la semana recién pasada a la primera crisis del siglo XXI.

Este banco tenía comprometidos aproximadamente 50.000 millones de dólares en créditos hipotecarios altamente riesgosos. No hace mucho el Bank of America compró Merrill Lynch, otra entidad afectada por las hipotecas basura.

La quiebra de Lehman Brothers no es lo único que ha pasado recientemente y minado la confianza de los inversionistas.

Lehman Brothers es el tercer banco de inversión que desaparece o cambia de manos en seis meses en Estados Unidos, debido a las llamadas hipotecas basura. No fue por nada entonces que el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, la definiera como una crisis financiera que tendría un "impacto significativo en la economía real". Como se sabe esta crisis se inició hace 13 meses y fue conocida como la “crisis subprime” que en pocas palabras se debió a las «hipotecas basura» en Estados Unidos, es decir, a la práctica de las instituciones financieras de prestar dinero a quienes tenían un alto riesgo de no pagarlo. 

Entre otras implicancias de esta quiebra, 25.000 personas a la calle. Pero eso no es todo: la quiebra de este banco golpeó fuerte a las bolsas financieras del mundo, debido a que éstas son muy sensibles ante este tipo de fenómenos económicos, ya que es en la bolsa que se transan los títulos de propiedad de bancos y empresas, en donde el precio de las acciones está directamente relacionado con la situación financiera de bancos y empresas.

Cuando un banco tan grande como Lehman Brothers quiebra, entonces quiere decir que las cosas andan muy mal, pues detrás de la quiebra de un banco está también la quiebra de sus principales clientes. Es el famoso efecto dominó que causa descalabros en las bolsas del mundo, más aún en la economía globalizada donde los mercados financieros trabajan en línea y la información se conoce en forma instantánea.

Han sido días negros para las operaciones financieras, cayendo todos los índices accionarios desde Wall Street a Tokio y desde París a Buenos Aires.

Nada parece detener la debacle financiera global. Después de la caída de Lehman Brothers, El Banco Central de Estados Unidos(1) (el Federal Reserve) salió al rescate de AIG, la mayor aseguradora del mundo, inyectándole 85.000 millones de dólares –una nacionalización pura y simple dado que asumió el 80% de su capital– en lo que constituye la mayor intervención de su historia en una compañía privada.

Así y todo, los títulos de AIG cayeron en un 45%. Y esta operación no logró detener la pérdida de confianza de los inversionistas ya que otros dos de los principales bancos de EEUU, Morgan Stanley y Goldman Sachs, vieron desplomarse sus cotizaciones. El primero registró una caída del 26% y el segundo de un 20%.

Ciertamente, estos fenómenos son difíciles de comprender pues hay muchas variables en juego que se potencian y explican mutuamente. Sin embargo, es importante señalar algunos fenómenos que están a la base de esta crisis. Como se sabe, en el curso de las últimas décadas, la globalización se ha caracterizado por un crecimiento de la pobreza y una marcada tendencia a la concentración de la riqueza. 

Según el PNUD, en el planeta una quinta parte de la población mundial vive con menos de un dólar por día, y la mitad de la población mundial con menos de dos dólares por día. Si consideramos que la forma de medir la pobreza en Estados Unidos es aproximadamente –y muy grosso modo– de unos cinco dólares diarios, entonces podremos imaginar fácilmente a cuanto asciende la población mundial sumida en la pobreza. 

Joseph Stiglitz, Premio Nóbel de economía 2001, ha declarado que, a pesar de las promesas realizadas en las últimas décadas del siglo XX en cuanto a la reducción de la pobreza, el actual número de pobres se ha incrementado en 100 millones de personas e independientemente de que la economía mundial igual ha crecido.

Por otra parte, el sello más notable de la presente globalización es su carácter financiero. El intercambio promedio diario en el mercado de cambios global ha aumentado de 15 billones en 1973 a más de 2.000 billones a partir del 2000 y, sólo una pequeña parte –en torno al 5%– de esas transacciones tiene que ver con el pago de operaciones de comercio exterior.

La especulación financiera es hoy en día y desde hace décadas, la más importante actividad de la economía global.

Otro fenómeno a destacar es la desigualdad. Medida ésta a través del coeficiente de Gini, según el Banco Mundial, a nivel planetario este llega fácilmente a 0,7 cuando 1 representa la máxima desigualdad posible, superando el Gini de Brasil y otros países identificados como los más desiguales del mundo.

La desigualdad también se refleja en la disparidad del consumo material. Se estima que el 20% de la población más rica es responsable del 86% del total de gastos de consumo privados, mientras el 20% de los más pobres del mundo consumen el 5%, o menos, de cada uno de esos bienes y servicios.

A estos fenómenos se agrega la crisis ambiental que vive el planeta y que es el resultado de una creciente presión sobre los ecosistemas naturales. Hoy es posible sostener que no existe ningún ecosistema biológico que no se encuentre fuertemente presionado por la sobre explotación de los recursos naturales, gracias a la demanda creciente que la economía hace de las pesquerías, los bosques y minerales.

Esta mayor presión explica el aumento en el precio de los llamados "commodities" (harina de pescado, celulosa, cobre y otros minerales), lo que produce un aumento de los costos de producción y en consecuencia, una pérdida de proyectos de inversión que no pueden cubrir esos costos.

Estos fenómenos se refuerzan mutuamente para explicar las razones de fondo de la crisis económico-financiera global. El incremento de la pobreza y la mayor concentración de la riqueza, debido a la menor propensión al gasto de los más ricos, es decir, debido a que los pobres consumen todo su ingreso mientras que no así los más ricos, hacen paulatinamente retroceder la demanda global, es decir, hacen menos dinámico el ciclo de los negocios. Este fenómeno se va acumulando década tras década hasta que explota y es muy difícil hacerlo retroceder de la noche a la mañana.

Si a lo anterior se agrega el hecho de que la desregulación de los mercados financieros y la mayor rentabilidad que ofrecen esos mercados, hacen que cada año se desplacen flujos de inversión desde la economía real –es decir: desde la producción de leche, cereales, productos agrícolas– hacia las bolsas de comercio y hacia los mercados financieros, entonces tenemos un conjunto de fenómenos que nos permiten comprender la presente crisis en el largo plazo: reducción de la demanda por creciente pobreza y desigualdad; reducción de la producción por mayor presión sobre los recursos naturales y reducción de la producción por disminución de las inversiones en la economía real que se reasignan a los mercados financieros.

Todo esto significa un menor dinamismo de las economías y que, en algún momento, la riqueza económica no sea capaz de hacer frente a la riqueza acumulada en papeles, acciones y bonos que, debido a las llamadas burbujas financieras, se multiplican varias veces más que la riqueza económica real. En otras palabras: en algún momento, el valor de esos papeles y acciones es superior a la suma global de activos reales y cuando los mercados financieros se percatan de ello, se desploman.

Para Chile las consecuencias aún no se han dejado ver con la fuerza que podríamos esperar, a pesar de los tranquilizantes que ofrecen el ministro de Hacienda y el presidente del Banco Central. Estos dos expertos ni siquiera se han dado la molestia de explicarles a los trabajadores que las pérdidas de los fondos de pensión –nada menos que aquellos que servirán para enfrentar la vejez– acumulan pérdidas por 18.000 millones de dólares.

Esto se debe nada menos que al hecho de que se han invertido en acciones fuera del país –que hoy enfrentan el desplome de sus cotizaciones– la módica suma de más de 32.000 millones de dólares.

La caída de la bolsa chilena no ha sido tan aguda como en Estados Unidos, entre otras causas por la “fortaleza” de nuestra economía. Esta “fortaleza” se debe a que las empresas que operan en territorio chileno y colocan títulos en la Bolsa de Comercio, a pesar de la crisis económica, siguen mostrando utilidades.

Por ejemplo, las empresas eléctricas como Edelnor, Enersis y Endesa fueron las compañías integrantes del IPSA que registraron los mayores aumentos en las utilidades durante el primer semestre. La Empresa Eléctrica del Norte Grande (Edelnor) registró un crecimiento notable de 204% en sus utilidades durante la primera mitad del año, mientras que Enersis anotó un alza de 138% respecto de igual período del año anterior.

Esto se explica porque han podido elevar las tarifas eléctricas en casi un 40% en los últimos doce meses, debido a la forma y mecanismos en que se establecen dichas tarifas. Esto es lo que permite que la crisis no se note en la bolsa de comercio, pero que sí lo notan las familias en el silencio de sus casas.

A pesar de las palabras atentas y conformistas de Velasco y De Gregorio, que claramente están dedicadas a los grandes empresarios –ya que no sirven para los trabajadores que deben poner su dinero en las AFP ni para los usuarios de las eléctricas– habría que señalar que uno de los efectos que también puede tener este proceso de baja en la economía norteamericana es la caída internacional del precio de los "commodities", como la celulosa, el cobre, los salmones y otros como la harina de pescado.

El motor del “exitoso” modelo económico chileno son las exportaciones de recursos naturales que realizan en más de un 95% las mega y grandes empresas que no superan el uno por ciento del total de unidades productivas que operan en Chile. 

Tarde o temprano, la recesión mundial golpeará las exportaciones chilenas y las palabras de buena crianza del ministro de Hacienda y del presidente del Banco Central, serán exclusivamente un mal recuerdo o una ayuda de memoria para los crédulos e inocentes que siguen teniendo fe en las camisas blancas, los trajes elegantes y las corbatas de seda.

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* Economista
Director de Arena Pública, plataforma de opinión de Universidad ARCIS-CHILE.

(1) El Banco Central de Reserva de USA, FED (por sus siglas en inglés) es una empresa privada que puede fabricar (o imprimir) dólares, sin ningún control ni respaldo. O sea, que el costo de su dinero es el costo del papel, de la tinta y la amortaización de sus máquinas impresoras. Pero no te rías, que ese exceso de dólares provoca y aumenta la inflación mundial. ¿Sabes quien paga el costo de la inflación mundial? Pués tu, amable lectora o amable lector, donde quiera que estes. Nota de Máximo Kinast