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Máximo Kinast Avilés

ADIOS, GENERAL

En este día especial, permíteme darte un fuerte abrazo con los que están y los que pudieron estar aquí.
Saludos fraternos,
Manuel.

ADIOS, GENERAL
Por Manuel Guerrero Antequera

Sin gestos de arrepentimiento, de confesion, perdon o disculpas te encontraste finalmente con tu lado miserablemente humano. A pesar de todo el poder acumulado, de la riqueza ostentada y de la prepotencia ejercida hoy estas ahi reducido a la nada. Tu muerte nos muestra lo trivialmente humano
que eras, y esta verdad duele reconocerla cuando todo lo que hiciste fue negar tal condicion a los demas.

Entraste a nuestra infancia cegando la existencia de nuestros padres; marcaste nuestro miedo al otro torturandonos; destrozaste cualquier nocion de hogar allanandonos; provocaste la confusion en la construccion de nuestras identidades exiliandonos; interrumpiste una y otra vez nuestra formacion expulsandonos de liceos y universidades; maniataste nuestros medios de expresion censurandonos; hiciste desaparecer la bohemia nocturna enviandonos a dormir con toques de queda… Ojala hubieses sido una maquina o un animal para aceptar mas facilmente que en el espacio corto de una trayectoria de vida se puede provocar tanto mal.

Y ahora que estas proximo a convertirte en polvo y tierra, no puedo dejar de pensar en la risa del Checho Weibel antes de ser desaparecido; en los conciertos de piano de la Pachi Santibanez antes que tus secuaces le pegaran un balazo en la cabeza; en la sencillez valiente de los hermanos  Vergara y tantos pobladores a quienes reprimiste sin misericordia; en la camara fotografica comprometida de Rodrigo Rojas cubriendo nuestras marchas de secundarios; en las reuniones clandestinas donde papa, antes de aparecer degollado, nos alentaba a que nos organizaramos y autoeducaramos mas sin por ello dejar jamas de amar y vivir la vida intensamente.

Porque a pesar de tu fascismo sistematico quienes tuvimos la fortuna de sumarnos a la lucha por la libertad y la dignidad salimos sencillamente menos danados de tu regimen de terror, mas querendones y fuertes. ¿Te debe resultar paradojico, no? El exilio nos hizo desear mas nuestra patria y reinventar nuestra chilenidad desde una concepcion internacionalista de la justicia social y los derechos humanos; las desapariciones y torturas generaron mayor conciencia de la fragilidad de lo individual lo que llevo a organizarnos mejor y formar redes locales, regionales, nacionales y continentales. ¿Recuerdas que se te ocurrio prohibir interpretar musica con instrumentos andinos, o publicar fotografias en los medios como Apsi, Analisis, Cauce y Fortín Mapocho, los que salian a la calle con recuadros en blanco? ¿Alguna vez creiste seriamente que esas medidas absurdas detendrian las ansias de verdad y justicia de todo un pueblo? ¿Cuando, por orden de los servicios secretos que tu dirigias, secuestraste a papa en 1976 realmente pensaste que nos quedariamos tranquilos y que el, una vez libre, no denunciaria por todo el mundo las infamias que cometias contra tus propios compatriotas? ¿Acaso consideraste que asesinando a Victor Jara su canto nuevo dejaria de crear conciencia social? ¿Que eliminando al Presidente Salvador Allende no se volverian a abrir las anchas alamedas?

Quiza en los ultimos estertores de tu infame existencia autocentrada pensaste en el perdon. No en el perdon que jamas nacio de ti, sino en el que, de tanto en tanto, se nos solicita que te otorguemos. Y a no dudar, ahora que has muerto, ante nuestros ojos se abrira una gran escena del perdon de muchos de tus compinches, una enorme teatralizacion del arrepentimiento. Cuanto de ello sera autentico, y no un simulacro calculado, un ritual automatico o una caricatura, el pais sabra sopesarlo.

Pero los crimenes contra la humanidad son imperdonables, pues abusaste de tu propia humanidad matando lo mas sagrado de lo viviente, lo divino en el hombre, asesinando a Dios hecho hombre o al hombre hecho Dios por Dios. No habra ecologia de la memoria alguna, ni escena de redencion, reconciliacion o esfuerzos de normalizacion del pais que puedan provocar tu salvacion o absolucion. A pesar de tu propia amnistia ya estas condenado por siempre al castigo mayor al que jamas un ser humano podra ser sometido tras de ti: ser Augusto Pinochet.

Adios, general, que disfrutes del infierno.

http://manuelguerrero.blogspot.com

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