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Máximo Kinast Avilés

SANTA MARIA DE IQUIQUE,

LA HERMANDAD DE LOS PUEBLOS,

ALLENDE Y EL MAR BOLIVIANO

El año 1907, en el mes de diciembre, el 'glorioso Ejército de Chile, siempre vencedor, jamas vencido'
tuvo otra acción más -a su juicio- de coraje y heroismo. Fue en Iquique, en la Escuela Santa María.
El General Silva Renard ordeno disparar contra varios miles de obreros desarmados y asesino a 3.600 hombres, mujeres y niños. Entre esos obreros hubo muchos peruanos y bolivianos que trabajaban en las salitreras. Se quedaron voluntariamente, porque los cónsules de sus paises fueron informados y tuvieron el coraje de llegar hasta la Escuela para pedirles a sus connacionales que se fueran, que  habia peligro, pero los obreros bolivianos y peruanos les respondieron a sus consules: 'Con los chilenos hemos venido y con los chilenos moriremos por nuestros derechos'. Esos hermanos peruanos y bolivianos si fueron heroes.

Nuestros 'valientes soldados' solo son asesinos a sueldo de los poderosos. Tengo la certeza que el
articulo que sigue refleja el pensamiento y los sentimientos de Salvador Allende.

Fraternalmente
Máximo Kinast


ALLENDE Y EL MAR BOLIVIANO
POR MAURICIO AIRA

La entrevista concedida por Salvador Allende, entonces Presidente de Chile, al boliviano Néstor Taboada Terán, contiene expresiones relevantes del principal de los chilenos que concibió una justa solución al pedido boliviano de salida al mar. Deseo noble y reparador que no pudo cumplirse por la violenta y dramática forma con que los militares chilenos encabezados por Pinochet truncaron la vida del Presidente y la esperanza boliviana.

Este cronista tuvo conocimiento a grandes rasgos del pensamiento de Salvador Allende en torno del problema vital que atinge a cerca de nueve millones de habitantes de nuestra hoy enclaustrada geografía, pero recién ahora, 30 años después, gracias a la memoria del notable escritor Néstor Taboada Terán, nos enteramos con cierto detalle y grata sorpresa de la agudeza de juicio del Presidente Mártir, que en un gesto hermoso de solidaridad continental se expresó así ante su interlocutor.

"Caminaremos juntos en la gran tarea histórica de América Latina. Ha llegado la hora de la gran reparación de una injusticia cometida contra Bolivia. Chile tiene una centenaria deuda con Bolivia y estamos dispuestos a emprender una solución histórica. Bolivia retornará soberana a las costas del Pacífico".

¿Puede haber mayor contundencia en una declaración presidencial? ¡Qué nobles sentimientos los del socialista Salvador Allende! ¿Quién podía poner en duda sus claras intenciones de avenirse con Bolivia y sellar para siempre jamás la amistad chileno boliviana? Fue una fatalidad para Bolivia que el Presidente hubiese resultado entregando su vida en el asalto a La Moneda aquel fatídico 11 de septiembre.

Que Taboada Terán traiga a la memoria colectiva aquel pasaje debidamente documentado en su momento, resulta oportuno y necesario cuando estamos a tan pocos días del 14 de febrero cuando tuvo lugar el asalto de las tropas chilenas al Puerto de Antofagasta, en un acto de prepotencia, inexplicable e innecesario, sin que mediara un antecedente valedero, y arriara el Coronel Sotomayor la bandera tricolor del edificio de la Prefectura, para sustituirla por la del usurpador.

Esto ocurrió en 1879, cuando después de la toma del indefenso territorio, fue declarada la guerra, lo que dejó estupefacto al Presidente Hilarión Daza, generalote surgido del tropaje y que se tomó el poder a la fuerza, cuando semanas más tarde llegó al campo de operaciones al mando de un Ejército mal armado, ya los invasores estaban a las puertas de Tacna en la frontera con Perú.

Mal puede ser un sentimiento chauvinista el que alberga cada boliviano, porque la amputación del territorio con que nació la República en 1825 por  la clase dominante de Chile, no fue de ninguna manera un acto justificable, sino una demostración de fuerza al más puro estilo prusiano o nazista.
Algún glosista ignorante de nuestra historia, pretende advertir en el movimiento que sacude el Cono Sur, resabios de revanchismo y nada más, cuando es bien sabido que la carencia de mar, hace de Bolivia un país maltrecho, carente de los pulmones con que respirar el aire cultural, solidario e internacional que le está negado, sin contar los inconmensurables efectos en la economía y su desarrollo.

Nos encontramos además, a escasos meses del centenario de la suscripción del documento mal denominado Tratado de Paz y Amistad entre Bolivia y Chile, del 20 de octubre de 1904, que le puso punto final a la guerra iniciada 15 años antes. El documentó lo refrendó el Congreso de Representantes, bajo la presión de la espada y el fusil con que Chile continuó apuntando a los dignatarios de Bolivia. Tenían que elegir entre la continuación de la guerra o la imposición chilena de hacer las paces.

Dejando de lado los negros nubarrones del pasado y el intento de encontrar culpables, lo más cuerdo resulta reconstruir el escenario en que Allende promete resolver la cuestión marítima.

El visionario socialista reclama  del periodista que "en esta operación el pueblo boliviano, sus organizaciones políticas, democráticas, sindicales, sus intelectuales, los estudiantes, deberían disponerse a jugar un papel protagónico decisivo. Desempeñar el gran rol democrático de pueblo a pueblo. No de oligarquía a oligarquía. No de momios ni rosqueros".

Sigue diciendo el gran amigo de Bolivia. "Los escritores y todos los hombres y mujeres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear condiciones objetivas y subjetivas en el pueblo chileno para poder llegar al feliz entendimiento...
No nos guían intereses de clase dominante. No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador bolivianos, queremos solamente reparar el despojo cruel de que ha sido víctima. Un pueblo que esclaviza a otro pueblo no es libre. Busco el entendimiento de los pueblos hermanos en el mutuo respeto y en la paz que nos encamina a soluciones del siglo venidero".

Este escenario quiere decir que serán los trabajadores, los movimientos populares de Bolivia y Chile, las organizaciones populares que lograrán el acuerdo que ni militares ni terratenientes, ni ricos ni poderosos podrán hacerlo. Con esta idea, busqué a un amigo muy cercano al desaparecido líder Juan Lechín y ausculté su pensamiento. Claro que sí, entre Allende y Lechín hubo una gran amistad. Chile nos acogió en su suelo cuando el dictador Banzer nos echó de Bolivia.

En las interminables tertulias santiaguinas, fue testigo del profundo sentimiento de gratitud de Salvador Allende hacia los trabajadores  mineros bolivianos, que a la cabeza de su conductor Juan Lechín, le habían brindado un apoyo más allá de las palabras, cuando el Partido Socialista concurrió a las urnas en enorme desventaja a los partidos de derecha. Esto no todos los conocen, los mineros solidarios con sus hermanos chilenos.

Tal vez en este segmento vital de ambos pueblos radica el reinicio de un diálogo que nos pudiera conducir a soluciones viables, de consenso en la proximidad de cumplirse los cien anos de aquella firma a un acuerdo que selló, por el momento, nuestro destino aciago.

1 comentario

Marzha Navarro -

BOLIVIA Y PARAGUAY


...”El día en que termino la Batalla de Boquerón es propicio para recordar que el estéril enfrentamiento bélico entre Bolivia y Paraguay jamas debe volver a repetirse”... así empezó el editorial del Diario Ultima Hora del día 29, con el que estoy totalmente de acuerdo y muy feliz, luego de escuchar tantas voces contrarias y desestabilizadoras en los mas diversos medios de comunicación nacionales.
Durante varios años de mi vida participe directamente o asistía con profundo espíritu cívico, los desfiles del 7 de Septiembre, Independencia del Brasil, allí una parte importante estaba dedicada a la “heroica”, “victoriosa”, “valiente” y ” maravillosa” actuación del Brasil en la Guerra del Paraguay donde habíamos vencido al Tirano y libertado al Paraguay. Nosotros - los tontos de la película, andábamos todos orgullosos, hasta que un día un periodista investigador llamado Julio José Chiavenato busco la verdad y por suerte la encontró, y felizmente la compartió con todos nosotros y entonces descubrimos la vergüenza nacional...Brasil masacro al Paraguay, aliado con Argentina y Uruguay.
Asombrada y realmente muy avergonzada escribí una carta al Presidente de la República General Joao Batista Figueiredo y a través de el, quien me contesto con vehemente apoyo, conseguí que se saque de los desfiles brasileños aquella horrenda mentirosa y macabra mención, así como también la exclusión en los programas escolares , la gran mentira... hoy, sabiendo de las duras luchas del Presidente Evo Morales para dignificar la presencia indígena en su propio país y aun mantener el duro equilibrio entre el libre comercio y la soberanía en sus riquezas naturales, empiezo a sentir lo mismo con relación a Bolivia y Paraguay, no, ...no hubo ganador alguno, todo fue una vergüenza que jamas se debe repetirse, como bien dijo el editorial del día 29.
Marzha Navarro