2ª Carta a Mr Straw
Barcelona, 24 de febrero de 2000
The Hon. Jack Straw, MP
Secretary of State for Home Affairs
Home Office
50 Queen Anne's Gate
London, Great Britain
Dear Mr, Straw:
Pocas veces en la vida de un hombre se da la oportunidad de elegir libremente entre ser un Dr. Gerkill o Mr. Hide.
Esa oportunidad se le presenta a usted ahora y le deseo que pueda elegir bien. La piedad por un anciano, los compromisos y exigencias de un gobierno amigo, la palabra ya dada, o por otro lado, el dolor de los que han sufrido la tortura y el exilio, de los que han sido degollados, de los que han sido quemados vivos, de los que les han arrancado las uñas y de los que han sufrido el submarino, el teléfono, la "falanga"
Sabe usted lo que es la "falanga", Mr. Straw. No es necesario que lo sepa, pero conocerá algo mucho peor. Si usted elige equivocadamente vivirá el dolor de Dorian Grey. Cada vez que se mire al espejo verá horrorizado al hombre que dejó perder la oportunidad de salvar la dignidad, la justicia y el derecho. Verá al hombre que cedió a las presiones económicas. Verá un hombre despreciado por la humanidad y comprenderá muy bien los temores del Innombrable porque su nombre se unirá al de usted mientras exista vida humana en este planeta.
Por piedad, por el honor de su país, por el sentido del Derecho, deje usted a la Justicia seguir su curso natural. No se ensucie con la sangre derramada de las víctimas, que es algo de lo que nunca podrá librarse. El juicio de la Humanidad es inapelable y ya ha condenado al que usted pretende salvar. Que no le condene a usted también Mr. Straw.
Muy respetuosamente
Máximo Kinast
The Hon. Jack Straw, MP
Secretary of State for Home Affairs
Home Office
50 Queen Anne's Gate
London, Great Britain
Dear Mr, Straw:
Pocas veces en la vida de un hombre se da la oportunidad de elegir libremente entre ser un Dr. Gerkill o Mr. Hide.
Esa oportunidad se le presenta a usted ahora y le deseo que pueda elegir bien. La piedad por un anciano, los compromisos y exigencias de un gobierno amigo, la palabra ya dada, o por otro lado, el dolor de los que han sufrido la tortura y el exilio, de los que han sido degollados, de los que han sido quemados vivos, de los que les han arrancado las uñas y de los que han sufrido el submarino, el teléfono, la "falanga"
Sabe usted lo que es la "falanga", Mr. Straw. No es necesario que lo sepa, pero conocerá algo mucho peor. Si usted elige equivocadamente vivirá el dolor de Dorian Grey. Cada vez que se mire al espejo verá horrorizado al hombre que dejó perder la oportunidad de salvar la dignidad, la justicia y el derecho. Verá al hombre que cedió a las presiones económicas. Verá un hombre despreciado por la humanidad y comprenderá muy bien los temores del Innombrable porque su nombre se unirá al de usted mientras exista vida humana en este planeta.
Por piedad, por el honor de su país, por el sentido del Derecho, deje usted a la Justicia seguir su curso natural. No se ensucie con la sangre derramada de las víctimas, que es algo de lo que nunca podrá librarse. El juicio de la Humanidad es inapelable y ya ha condenado al que usted pretende salvar. Que no le condene a usted también Mr. Straw.
Muy respetuosamente
Máximo Kinast
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