COLOMBIA: CARTA ABIERTA AL DR. GUSTAVO PETRO
Doctor
GUSTAVO PETRO
E.S.D.
Respetado doctor Petro,
“Hoy comienza la lucha” dijo mi padre, Jorge Eliécer Gaitán, el día mismo de su derrota como candidato presidencial, el 5 de mayo de 1946. Y esa breve y significativa frase marcó su derrotero político hasta llegar, en mayo de 1947 –para las elecciones parlamentarias–, a convertirse en la fuerza política insuperable de Colombia. Ha sido la primera y la última vez en nuestro país que la izquierda revolucionaria ha derrotado electoralmente al establecimiento.
Excúseme por comenzar mi misiva citando a mi padre, cosa que tanto aburre a los dirigentes de izquierda, que opinan que es una enfermiza cantaleta –como me lo han hecho saber Carlos Gaviria y sus partidarios dentro del Polo– y que tanto molesta a los uribistas, como lo escribieron textualmente en panfleto que circuló a nombre de los paramilitares, apoyando la propuesta escrita por Luis Carlos Restrepo, como parte integral de la “seguridad democrática”, en la que se plantea la urgencia de enterrar la memoria de Gaitán.
Y creo que estos resultados electorales de ayer demuestran que el entierro de la memoria de Gaitán les ha dado resultado, pues el país se ha derechizado hasta el punto de que los votantes apoyaron, en primera instancia, a los reaccionarios, dejando rezagados a los candidatos del cambio.
No obstante este hecho, comprobable con las cifras electorales de ayer domingo, Ud. obtuvo un importante cuarto puesto que, dadas las circunstancias del momento, son la demostración del potencial político con que cuenta la izquierda. Ud. se ha ganado el respeto y la admiración, no sólo de sus partidarios, sino también de sus adversarios. En la campaña electoral demostró inteligencia, coherencia y capacidad para dotar al país de las herramientas necesarias y efectivas para realizar el cambio, implementando una democracia funcional y equitativa.
Interesada en su futuro político, que es el futuro de la izquierda colombiana, quiero ofrecerle mi cooperación activa que –debo advertirlo– se fundamenta en los procedimientos que se derivan del marco teórico heredado de mi padre, prácticas que, lamentablemente, la dirigencia de izquierda desprecia, negándose deliberada y beligerantemente a conocer y que la derecha ha enterrado con tanto éxito.
Sé que los funcionarios de la Alcaldía de Bogotá, con la doctora Clara López –su fórmula presidencial- como encargada del tema por el Señor Alcalde en la época en que fungía como Secretaria de Gobierno de esa misma alcaldía, demandaron ante la Oficina de Registro de la Superintendencia de Notariado y Registro de Bogotá el que la Casa-Museo Jorge Eliécer Gaitán fuera de propiedad de la familia de Jorge Eliécer Gaitán y, una vez que la Superintendencia les dio la razón, los funcionarios de la Alcaldía Mayor declararon que preferían que la memoria de Gaitán quedara en manos del gobierno uribista, antes de que estuviera a cargo de la familia de Jorge Eliécer Gaitán…, razón por la cual le pidieron a la Superintendencia que la dejara en manos del gobierno nacional. Parece mentira, pero ahí están los oficios oficiales (valga la redundancia) que comprueban la exactitud de mi afirmación.
De modo que no conozco bien su posición personal frente a mí –dado que nunca he sido llamada a colaborarle, por lo que no sé si le interesa o rechaza mi ofrecimiento– siendo que en varias ocasiones le he enviado misivas por conducto de mi yerno, su asesor, el doctor Daniel García-Peña, solicitándole una cita y no he recibido respuesta.
Entonces, sólo quiero decirle, en forma respetuosa y amistosa, que es una verdadera lástima que la izquierda se haya negado a conocer y analizar seriamente el legado de Jorge Eliécer Gaitán, que mucho la enriquecería, porque su táctica, que demostró ser exitosa, es el desarrollo de su particular cuerpo de doctrina, fundamentado en una concepción de realidad que lo proyectó a los paradigmas de la complejidad, que son hoy la base epistemológica del pensamiento científico del momento y, sus triunfos políticos indiscutibles, demostraron la eficiencia de sus tácticas, las cuales –aún cuando por desconocimiento de las mismas las nuevas generaciones no lo crean– tienen plena validez en el presente.
Reciba mi cordial saludo, dejando de expresarle que quedo a la espera de su respuesta, pues en ocasiones anteriores me quedé esperando y –como dice el adagio popular– “el que espera desespera”.
Cordialmente,
GLORIA GAITÁN
c.c. 20’144.757 de Bogotá
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