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Máximo Kinast Avilés

LOS PECADOS DE HAITÍ

 

Articulo de Eduardo Galeano

Publicado el 15 Enero 2010 en Eduardo Galeano

La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas.

 

Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

 

El voto y el veto

 

Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera.

Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:

-Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

 

La coartada demográfica

 

A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:

-Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede.

Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por kilómetro cuadrado.

En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado… de artistas.

En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

 

La tradición racista

 

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene “una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización”.

 

Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: “Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses”.

Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: “El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro”.

En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: “Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas”. Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro “puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras”.

 

La humillación imperdonable

 

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca.

Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.

La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití.

El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití, pero invitó a Inglaterra.

Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.

La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.

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"HAITÍ PARA QUÉ. USOS Y ABUSOS DE HAITÍ"

15-01-2010 Rebelión

 

Tras el último terremoto, todo el mundo habla de Haití: unos muestran su solidaridad, otros repiten mecánicamente meras palabras de compasión.

 

Pero más allá del terremoto y sus consecuencias, ¿alguien conoce la historia de este país? ¿Por qué ha llegado a esta situación? ¿A quién le debe su miseria? Mientras los dirigentes de las grandes potencias aparecen ahora compungidos ante los medios con sus lágrimas de cocodrilo ofreciendo al pueblo de Haití un poco de dinero y no pocos marines, se hace preciso conocer la verdadera historia de este país. ¿A quién quieren engañar?

 

Paul Farmer

Prólogo de Noam Chomsky

Traductor del inglés: Toni Strubbel

 

Paul Farmer es un médico especializado en SIDA, con más de una década de experiencia en el Haití rural. Pero es mucho más que un médico, es también un magnífico antropólogo y un conocedor profundo de ese pueblo, cuya historia penetra hasta sus raíces para mostrar las mil fuerzas que durante tanto tiempo han mantenido a la mayoría de los haitianos sumidos en la pobreza, en la enfermedad y en el olvido. Entre sus obras más conocidas se cuentan: “Women poverty and AIDS”, “Dying for growth”, “AIDS and accusation”, “Infections and Inequalities”.

 

A través de un doble análisis, de los acontecimientos del pasado y de una serie de mitos que hoy perduran, Farmer nos introduce en un Haití desconocido y sorprendente que dista mucho de ser el que nos habían contado.

 

A la luz de su penetrante mirada vamos descubriendo los múltiples engaños de esa historia deliberadamente falseada y adquiriendo datos reales que iluminan el presente y lo hacen comprensible. Cuando el lector termina el libro tiene las claves para entender la explotación y los sufrimientos de Haití, tan íntimamente ligados a los intereses de EE.UU.

 

Es también la historia de los pueblos de Centroamérica: la historia de una política de expolio y rapiña que, en mayor o menor grado, afecta también a la gran mayoría de los pueblos pobres del mundo.

“Este es un libro que me temo que esté condenado al olvido. Es un libro que nos habla de verdades en torno a temas incómodos. Incómodos, sí, para las estructuras de poder y el entramado doctrinal que las protege de la opinión crítica. Nos dice la verdad sobre lo que ha estado sucediendo en Haití y el papel que ha jugado EE.UU. en su amargo destino.” Noam Chomsky

Impresionante libro que nos descubre una historia muy distinta de la que nos habían contado. Libro desmitificador, escrito a través de las vivencias del pueblo, desde su memoria y a través de su lenguaje. Un libro, además, bello y deslumbrante.

“Excelente libro... Magnífica esta pasión de Farmer con la que invita a sus conciudadanos y amigos de los EE.UU. a no permanecer indiferentes ante la agonía de Haití.” Suplemento Literario de The Times, Londres

 

Ver reseña de Pascual Serrano: http://www.rebelion.org/hemeroteca/haiti/040224farmer.htm

 

(1) De Wikipedia

Haití es una antigua colonia francesa, fue el segundo país americano en declarar su independencia, en 1804, le antecede Estados Unidos.

Haití es recordada en los anales de la Historia de la Humanidad por ser el primer caso en que los esclavizados abolieron el sistema esclavista de forma autónoma y perdurable en el tiempo, sentando un precedente definitivo para el fin de la esclavitud en el Mundo.

Cronología de la historia de Haití:

  • Antes de 1492: Asentamientos indígenas, principalmente de las culturas arawak, caribe y taina.
  • 1492: Llegada de Cristóbal Colón a la isla.
  • 1517: Autorización de la trata de negros por Carlos I de España, e introducción de esclavos africanos en el continente americano.
  • 1697: Separación de la isla entre Francia y España bajo el Tratado de Ryswick.
  • 1685: Promulgación del Código Negro bajo Luis XIV.
  • 1790: Asamblea Colonial promovida por los colonos blancos.
  • 1791: Revuelta de los esclavos.
  • 1793: Liberación de los esclavos de Saint-Domingue por los comisarios Sonthonax y Polverel.
  • 1794: Abolición general de la esclavitud por la Convención.
  • 1801: Promulgación de una constitución bajo Toussaint Louverture.
  • 1802: Pacto de Amistad con Inglaterra. Expedición de Leclerc.
  • 1804: Independencia de Haití. Jean Jacques Dessalines primer gobernante y emperador.
  • 1806: Henri Christophe sucede a Jacques I como gobernante y rey (hasta su suicidio en 1820).
  • 1822: Haití invade la parte oriental de la isla de Santo Domingo.
  • 1826: Reconocimiento de la independencia por Francia, contra una indemnización de 150 millones de francos-oro.
  • 1844: Haití pierde el control sobre la parte oriental. Independencia de la República Dominicana.
  • 1847: Faustino I Soulouque asume la presidencia y luego el trono imperial hasta 1859.
  • 1915-34: Ocupación militar estadounidense.
  • 1957: Elección de François Duvalier.
  • 1971: Jean-Claude Duvalier sucede a su padre el 22 de abril.
  • 1986: Fuero y exilio de Jean-Claude Duvalier (7 de febrero de 1986)
  • 1988: Leslie Manigat (7 de febrero de 1988 - 20 de junio de 1988).(candidato a la elección presidencial de 2006).
  • 1988: Henri Namphy (20 de junio de 1988 - 18 de septiembre de 1988).
  • 1988: Prosper Avril (18 de septiembre de 1988 - 10 de marzo de 1990)
  • 1990: Ertha Pascal-Trouillot (18 de marzo de 1990 - 7 de febrero de 1991).
  • 1990: Elección de Jean-Bertrand Aristide (víctima de un golpe de Estado el 30 de septiembre de 1991. Tras tres años de exilio, vuelve al país el 15 de octubre de 1994 para terminar su mandato).
  • 1996: Elección de René Gacia Préval (7 de febrero de 1996 - 7 de febrero de 2001).
  • 2001: Elección de Jean-Bertrand Aristide.
  • 2004: Deposición y exilio forzado de Jean-Bertrand Aristide. Instauración del gobierno interino.
  • 2004: Boniface Alexandre (presidente provisional del 29 de febrero de este año al 14 de mayo del 2006).
  • 2006: Elección de René Préval.
  • 2010: Un terremoto de magnitud 7.0 sacude al país.  

 

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