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Máximo Kinast Avilés

PERÚ: EJEMPLO PARA EL MUNDO

Por Máximo Kinast

Con un regusto amargo lo digo, lo afirmo y felicito a la Justicia Peruana por haber logrado lo que en Chile no pudimos. Acorralar al genocida, al delincuente habitual y hacerlo confesar sus crímenes. Al menos algunos de sus crímenes. Los que no confiese serán probados hasta la saciedad, en el juicio más honesto y transparente de que tengo noticia.

Posiblemente el juicio más justo y con más respeto al debido proceso que se haya celebrado en toda la Historia de la Humanidad.

Muy distinto al caso chileno, donde el propio Presidente de la República de esa época se humilló a implorar al Gobierno de Londres la libertad del Genocida por motivos humanitarios, alegando su fingida pésima salud. Eduardo Frei, hoy candidato de la Concertación a repetir sus desmanes en la presidencia de la República, sabía entonces que estaba suplicando por la libertad del asesino de su propio padre. Juró que en Chile se haría justicia y luego, a pesar de la burla que significó la mejoría instantánea del paciente inglés, siguió interviniendo para lograr la libertad del Inombrable, (a) Daniel López (y otros alias). Así fue como la Defensoría del Estado (que debía ser por Ley el organismo acusador) se convirtió en defensor de oficio del Innombrable.

El resto es historia conocida. Augusto Ramón Ugarte (otro de los numerosos alias del Innombrable) no fue condenado. Murió reconfortado por el Cardenal Primado de la Iglesia Católica, que mostraba así su público arrepentimiento por haber defendido alguna vez a los torturados y se congraciaba con la Derecha y con las transnacionales. ¡Qué vergüenza para Chile! ¡Qué cobardía moral la de la Justicia chilena!

Pero así como "la muerte de cada hombre me empequeñece...", la condena de un Dictador me llena de dicha y de esperanza.

Mi más sincera felicitación al Perú, a la Justicia Peruana, por haber conseguido lo que los chilenos no pudimos.

¡Cómo me hubiese gustado que un artículo como el que sigue a este texto hubiese sido escrito por un Fiscal chileno!

Mi mayor respeto y felicitaciones al Dr. Ronald Gamarra.

Máximo Kinast Avilés

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CORRUPTO, CONVICTO Y CONFESO

Por Ronald Gamarra

Por segunda vez consecutiva, Alberto Fujimori se declaró culpable de corrupción, espionaje, robo de dinero público y otros delitos característicos de su gobierno. No tenía otra salida.

 Alegar inocencia le hubiera significado hacer el ridículo de manera monumental. Las pruebas eran tan numerosas y abrumadoras, tan elocuentes y escandalosas, que su examen minucioso, durante largas sesiones, ante los jueces de la Sala Penal Especial y la opinión pública, lo hubiera pulverizado.

Declararse culpable y acogerse a la sentencia anticipada, le permite además evitar toda posibilidad de colisionar con su íntimo socio de gobierno Vladimiro Montesinos, y es evidencia de que la yunta que ambos forman conserva hoy la misma complicidad de siempre. Fujimori no ha deslindado nunca con Montesinos, como no lo han hecho nunca los jefes del fujimorismo, que siempre se las ingenian para saltarse a la garrocha el detalle que Montesinos y sus métodos son la quintaesencia del fujimorismo.

Fujimori se ha declarado, él mismo, convicto y confeso en un juicio que, como los anteriores, cumple con exceso los estándares más altos del debido proceso. Nadie ha sido juzgado jamás en nuestro país con tantas garantías como lo ha sido Fujimori. Ningún procesado ha gozado nunca de mayor libertad para arreglar y plantear su defensa. Nunca ha habido procesos más transparentes que estos cuatro procesos llevados a cabo ante los ojos de toda la población gracias a la transmisión en directo por televisión. Se trata de procesos ejemplares para nuestro país y el mundo.

Esta cuarta sentencia de Fujimori, la segunda en la cual se declara culpable, es un duro golpe para el sector del fujimorismo fascistoide y chavetero, que pugna por recuperar terreno calumniando sistemáticamente a la CVR y al movimiento de derechos humanos, calumnias que se concertaron e intensificaron justamente esta semana, y hasta en el día de la sentencia a Fujimori, con sendas portadas dedicadas a calumniar a defensores de derechos humanos como Gisela Ortiz y Wilfredo Ardito, que se suman a las viles amenazas de muerte contra Salomón Lerner Febres.

Pero los fachos no pasarán. Son demasiado groseros y torpes para un país que aspira a mejorar como el Perú. 

2 octubre 2009

Publicado en La República 2/10/2009

 

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