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Máximo Kinast Avilés

JORGE DROUILLY SILVA

Algo sobre mi Padre

 

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Mi papá, Jorge Drouilly Silva, murió el domingo pasado a las 10:10 de la mañana. Murió en nuestros brazos. En los brazos de sus tres hijas y de una nieta.
 
Aunque nació y estudió en Santiago, la ciudad que el quiso fue Temuco. Donde llegó allá, como Arquitecto provincial en el año 1954, acompañado de mi mamá y de su primera hija, Jacqueline. En los años posteriores, llegaríamos sus otras 3 hijas, Michèle. Nicole, Viviane, para conformar la familia Drouilly – Yurich. ¡Que orgullosa me sentía de ser su hija! Era alto, medía 1.92m, era delgado, y divertido. Fue un muy buen papá, siempre nos apoyó, y estuvo cuando lo necesitamos. A mí muchas veces me retó, e incluso un día me pegó una cachetada que llegó a darme vuelta, (hay que considerar que tenía circunstancias atenuantes, era el día 13 de septiembre de 1973, y se me ocurrió llegar a la casa 1 hora después del toque de queda).
 
Cuando Jacqueline fue detenida, en octubre del 74, mi papá se encerró en una introspección que le provocó unos dolores de cabeza insoportables. Luego obligados por las circunstancias, nos fuimos (él, mi hermana Nicole y yo) a Argelia. Dejando a mi mamá y a mi hermana menor, Viviane aquí. A los 50 años pasados, debía emprender un nuevo rumbo; aprender otro idioma y vivir en un país extranjero. Lo hizo y amó mucho a Argelia y al cariño y solidaridad de los argelinos. Luego en la década de los 80, partió a Cuba, país que amó entrañablemente.
 
Con el término de la dictadura volvió a Chile, a su Temuco. Donde fue recibido por sus hermanos masones. Que lo apoyaron y le procuraron trabajo hasta pocos años antes de su muerte. Pero un día debió venir a Santiago a firmar la demanda civil que nosotros interpusimos contra el Estado, y debió leer el terrible legajo con los detalles de la detención de su querida hija Jacqueline, el horroroso párrafo “ y ella llegó tan torturada que venía con los zapatos rotos” le provocó, 2 horas después , el primer ataque, de muchos posteriores, en el que él perdía el sentido.
Desde ese momento, mi papá ya no fue el mismo. Su salud se deterioró cada día y ya no reconocía a sus seres más cercanos. El día 17 de octubre del 2001, le dijo a Viviane, que quería escribir una carta antes que le fuese imposible. Mi hermana guardo esta carta y esta fue leída en el funeral. Yo quiero compartirla con ustedes. La adjunto pero también la transcribo, puesto que su letra ya no era muy clara, a continuación el texto exacto de ella:
 
 
Temuco 17 de octubre del 2001
 
A pesar de encontrarme afectado de una enfermedad de la memoria, no se me ha olvidado el paso por mi vida de mi hija Jacqueline Drouilly Yurich.
 
La presencia de mi hija en mi vida, duró exactamente 24 años ahora en occtubre se cumple un año más, sin saber dónde está ni como murió, creo yo que por muchos años me guardé todas las emociones producto del desaparecimiento y comprobando a diario que falta un miembro de la familia ¿podría alguien mantenerse sano mentalmente soportando la pérdida de una hija sin que no haya daño y más aun más aun en condiciones injustas? Atropellando los Derechos de todo ser humano.
 
Yo escribo estas letras con dificultad, pero con mucho cariño y respeto por el lector.
 
FIRMA
Jorge Drouilly Silva CI 60 42 50 – 3
 
Adjunto también 2 fotos de él.
Lo único que nos consuela de su pérdida es tener la esperanza que la búsqueda de su hija Jacqueline, para él ya terminó.
Un abrazo
Michèle Drouilly Yurich

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