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Máximo Kinast Avilés

'LOS CIUDADANO ESTÁN ABANDONADOS DE LA MANO DE DIOS'

Els ciutadans queden deixats de la mà de Déu

 

Escribe Luis CASADO – 11/03/2010

 

Ya sé que no es plan eso de encontrar alivio en la estupidez o la incuria del prójimo. Por eso no titulé esta parida “Mal de molts, conhort de boigs”, que es la versión catalana de “mal de muchos consuelo de tontos”.

 

Sin embargo merece la pena contarte lo que pasó el martes en Catalunya: una nevazón se transformó en una catástrofe mayor con más de 200 mil ciudadanos sin electricidad, decenas de miles de niños sin escuela, las carreteras cortadas, los servicios de ferrocarril interrumpidos, los autobuses urbanos parados, miles de viajeros sin tener donde  dormir ni guarecerse, la telefonía celular desaparecida, cincuenta kilómetros de atascos en el paso fronterizo con Francia, la ciudad de Barcelona “convertida en una ratonera” (diario La Vanguardia), en otras palabras un acabo de mundo muy propio del tercer mundo como acabamos de constatarlo en Chile.

 

Tom Sharpe, un escritor británico que sobrevivió a los bombardeos alemanes sobre Londres y que vive en Catalunya desde hace veinte años escribe: “¿Cómo es posible que semejante catástrofe esté sucediendo en un país civilizado?

 

Excedida, Montse Galí, una vecina de Barcelona, exclama: “¡Els ciutadans queden deixats de la mà de Déu!” (Los ciudadanos quedan abandonados en las manos de Dios).

 

Si servidor se libró del terremoto por estar en Europa, la nevazón le pilló en la Ciudad Condal y fue testigo presencial de un fenómeno que parece universal: la inexistencia -o la impotencia-, del Estado. ¿Qué hace el Alcalde de Girona cuando sus vecinos no tienen luz, están aislados por la nieve y los niños no pueden ir a la escuela porque no hay calefacción? Llama al Presidente de la Generalitat, - gobierno regional-, y este le dice que la electricidad está en manos privadas, y que ya verá Endesa a la cual por lo demás le abre un expediente para deslindar responsabilidades. Si las autopistas están colapsadas, pos igual: están concesionadas a la legendaria eficacia de la empresa privada. Como la telefonía. La autoridad no puede hacer nada, ni siquiera en los servicios públicos que quedan, faltos como están de personal y equipamiento adecuados. El Estado español, -el gobierno central y los gobiernos autónomos-, se apresta a reducir aún más el número de funcionarios para reducir los déficits.

 

https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=d2aee8a71a&view=att&th=1274cd378ecfed4e&attid=0.1&disp=inline&zwEn medio del desastre, hubo una similitud inquietante con lo sucedido en Chile: la catástrofe había sido prevista y anunciada. Es verdad que no tiembla ni nieva con la misma intensidad ni todos los días ni todos los inviernos. Pero tiembla y nieva cada cierto tiempo, y se supone que un país civilizado debe estar preparado para hacerle frente a las consecuencias. A pesar de que hace unos días Armen Kouyoumdjian nos recordaba una frase atribuida al símbolo del militarismo prusiano, el general Von Moltke: “Ningún plan de batalla sobrevive al primer contacto con el enemigo”. Armen agregaba: “Sobre todo en América Latina”. Vamos a tener que agregar a Catalunya en la lista.

 

También hay una diferencia no menor entre Chile y Catalunya: las consecuencias de la nevazón afectaron por igual a todos los sectores de la población catalana, desde los más modestos a los más afortunados. En Chile, gracias a 17 años de dictadura y 20 años de Concertación  quién paga las consecuencias de manera atroz son los pobres.

 

En su edición fechada del 07 de marzo, TIMES Magazine publica una nota de Eben Harrel, su enviado especial en Chile, en la que este escribe: “Como explica Peter Murphy Lewis, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Chile (y mi traductor en Maipú) "Vivir un terremoto en Santiago te hace comprender que Chile es un país del primer mundo… para los ricos””.

 

Como dirían en Catalunya: Els citadans xilens també queden deixats de la mà de Déu

 

Comentario: Tenemos otro parecido, catalanes y chilenos perdimos la libertad un Once de Septiembre.

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