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Máximo Kinast Avilés

PERÚ: LA GUERRA DE LAS COMBIS

Por Máximo Kinast

 

Mientras Israel invade Gaza y una alarmante crisis mundial preocupa a los Gobiernos de todos los países, en Miraflores se ha desatado una pequeña guerra privada.

Las grandes avenidas del distrito: Larco, Benavides, Pardo y Diagonal habían alcanzado la categoría F, la última en términos de congestión urbana. Estas avenidas son vitales para la ciudad de Lima, en especial en casos de accidentes, incendios, y otros tipos de emergencia, porque como en todas las grandes ciudades del mundo, las avenidas han de tener fluidez para que pasen sin problemas los vehículos de los bomberos, las ambulancias y los carros de la policía.

El Alcalde, cumpliendo su programa electoral y de acuerdo con la Municipalidad de Lima tomó la medida de descongestionar el tráfico por estas avenidas y cambió la ruta de un millar de combis, en un plan piloto por 30 días. Unas quinientas de ellas pasan ahora por las calles vecinas a la Av. Pardo, o sea, Enrique Palacios y Dos de Mayo, ambas con ancho suficiente para que circulen cuatro vehículos en paralelo, es decir, el doble que la Av. Pardo.

La Dirección general de Tránsito avisó a los propietarios de combis y la Municipalidad a los vecinos, aunque no de forma reiterada ni insistente. En resumen, que el Sr. Alcalde no pasó casa por casa avisando a cada vecino que se haría este cambio, sino que se hizo de la forma habitual mediante un comunicado que nadie lee.

Y estalló el problema. Un periódico que tiene su sede en la calle Enrique Palacios vio afectada su tranquilidad y teme que merme el valor de su propiedad, por lo que lanzó una campaña contra esta razonable ordenanza. Un dirigente vecinal –que también vive en es calle- se olvidó de que representa a todo su barrio y se puso a organizar manifestaciones para que las combis vuelvan a colapsar las grandes avenidas.

Cada chofer de cada combi paga cinco soles diarios a sus dirigentes. Estos dirigentes deben justificar su sueldo, así es que hicieron suya esta campaña y reclaman que ha descendido la recaudación diaria, que tienen menos pasajeros y que deben volver a colapsar las grandes avenidas, como si el número de viajeros hubiese disminuido por trasladar la ruta a una cuadra de distancia.

Inventaron como justificación que la Av. Pardo es más ancha que las calles Enrique Palacios y que Dos de Mayo, cuando a simple vista se aprecia que por Pardo sólo pueden circular dos vehículos en tanto que por esas calles caben hasta cuatro. El ancho de las calzadas de la Av. Pardo es la mitad que cualquiera de las otras dos calles.

¿Por qué ese empeño en mantener colapsadas las grandes avenidas? Hay varias razones:

1ª Los dirigente de los choferes justifican su sueldo.

2ª En una avenida congestionada es más difícil para la policía controlar las habituales infracciones de las combis, porque al multarlos aumentan el caos vehicular.

3ª Las combis saben que son un grave problema para la ciudad de Lima y no les conviene que los reglamenten, porque sus vehículos no pasarían el menor control de calidad. Muchos choferes ni siquiera tienen carnet de chofer.

Que toda la ciudad de Lima se perjudique y sufra por el caos no es su roche. No les preocupa ni les interesa el bienestar general. Sólo les preocupa seguir con un sistema de transportes demencial y están dispuestos a asesinar por la captura de un pasajero.

¿Por qué hay vecinos que se quejan? Porque el aumento de una tercera parte del tráfico que soportaba Pardo pasa ahora por sus calles. Esto equivale al paso de unas 40 combis cada hora, lo que realmente no es una molestia. Lo que no entienden estos vecinos es que en una democracia las cargas se reparten entre todos los vecinos de forma proporcional. No es justo vecinos privilegiados y vecinos perjudicados.

Del dirigente y del periódico mejor ni hablar. Sus intereses personales se notan demasiado como para que sea necesario destacarlos.

Para los que no son  limeños ni conocen esta ciudad les informo que el transito en esta ciudad es uno de los más caóticos y desordenados del mundo.

1 comentario

Daniel Barona Narváez -

Hola Máximo. Yo vivo en Lima y lamentablemente esta situación es cada día peor, porque sumado a este problema del congestionamiento vehicular, las combis son causantes de la mayor parte de accidentes dentro de la ciudad. Los choferes son totalmente imprudentes y ni siquiera les interesa la gente que hay fuera del vehículo ni la de dentro. Voy a comentar brevemente la experiencia que es viajar en combi (dado que es algo que aquí en Lima hay que hacer todos los días):
Cuando uno va al paradero a tomar la combi, es muy probable que ni siquiera paren porque quizás estén haciendo carreras con otra combi, o simplemente porque hacen tales maniobras que justo al llegar a la esquina del paredero, se vean forzados a alejarse de la vereda.
Ahora, cuando uno sube, hay que hacerlo muy de prisa porque si te demoras, es probable que el chofer ya haya acelerado cuando aún tienes un pie dentro y el otro fuera. Una vez dentro de la combi hay otros problemas: no sé por qué, pero TODOS los cobradores de las combis (y los choferes también) necesitan evidentemente un buen baño y una buena pasada de desodorante. Si sube alguna mujer embarazada o alguna persona mayor, la gente no le da el asiento (salvo algunos pocos) y el cobrador de la combi no dice nada tampoco. El chofer acelera y frena repetidamente de manera estrepitosa, lo cual genera que si uno va parado, pierda el equilibrio cada media cuadra durante todo el camino. Encima de todo, los cobradores quiren cobrar más pasaje del que dice en el tarifario y hablan siempre con un tono malcriado.
Bueno, en fin, son muchas cosas más ls que podría decir de la experiencia de viajar en combi, pero ya sería demasiado.
Obviamente la razón por la que sucede todo esto es una sola (al menos en su origen): la ignorancia. La ignorancia y baja cultura de los choferes y cobradores de combi hace que estos sean personas sin modales y con un sentido del respeto casi fantasmagórico. Otra cuestión está en que gran parte de la gente que viaja en las combis (gran parte de los pobladores de Lima) son tambiñen personas de baja cultura, lo cual genera cosas como las que describí hace un momento con respecto a ceder el asiento a personas ancianas o mujeres embarazadas.
En fin, el problema, una vez más, es la baja cultura del pueblo.
Si tan solo los niveles de alfabetización e intelectualidad crecieran; si tan solo la tasa de personas que leen libros aumentara, muchísimos problemas sociales, económicos y políticos se verían resueltos o en todo caso, muy aliviados. Pero es evidente que a los gobiernos no les conviene eso. A los gobiernos les conviene que su pueblo sea ignorante e inculto, para así poder manipularlos mejor cuando se les antoje.
Un saludo.