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Máximo Kinast Avilés

EL REGRESO DE GERMÁN COFRÉ, UN DESAPARECIDO QUE NO MURIÓ

El regreso de Germán nos hizo pensar como regresarían los nuestros - ¿con sus cabelleras canas? –seguro que si.

 

Hace siete días atrás Adolfo cumplió 62 años y me gustaría mucho verlo regresar a casa, con vida; también me gustaría ver a Cortazar, a Mancilla, a Atilio, a Dagoberto, o a Larravide, mis amigos. ¡Claro que me gustaría verlos regresar de esta larga noche!, caminando, hablando, y que parados en la puerta nos dijeran ¿sabes quién soy yo?

 

Lamentablemente no es posible que lo hagan, porque a todos los hallamos sin vida y sepultamos sus restos mal heridos. Respecto a la interrogante que si sabemos quienes son, la respuesta queda en el silencio del profundo trauma sufrido masivamente y del que no hemos salido aún.

 

Con callado dolor también pienso en Nancy, amiga y compañera de trabajo en la búsqueda de desaparecidos y reparación económica y salud para los familiares de ejecutados y desaparecidos; esa Nancy que golpeó puertas en busca de familiares que quisieran integrarse en la lucha de la búsqueda y llamó puerta a puerta a los que conformarían el primer grupo de beneficiarios del Programa de Reparación en Salud, PRAIS, en Chile.

 

Nancy fue una joven que un día se las arregló para que su hermano saliera de Chile porque estaba a punto de caer; los agentes de la represión le estaban pisando los talones y él seguía trabajando en la búsqueda de contactos e información de los presos políticos de Pisagua; por esto le compró un pasaje y lo fue a dejar al microbús que salía desde Arica rumbo a Ecuador, un día de 1974; se despidió de él con un adiós de mano y lágrimas, para nunca más volverlo a ver; su hermano no está en el Informe Retiig y ella espera que un día vuelva como Germán, y le diga que no regresó antes porque tenía miedo.

 

Que los desaparecidos regresen es una fantasía necesaria en la práctica del amor; sobresaltos nocturnos y deseos de que la puerta avise que él o ella llegaron, y si no es así, seguir esperando sin olvidarnos jamás, es un acto de presencia permanente.

 

María es una mujer que se quedó en Santiago esperando a su marido, y nunca más supo de él, porque un día lo fue a ver a la cárcel y le dijeron que le habían dado la libertad y que lo esperara. Pasaron los días y junto a sus tres pequeños hijos comenzó a buscar noticias entre sus amistades y familiares por si lo habían visto, hasta que alguien le dijo que había pasado por allí antes de irse a Argentina. Con el tiempo María viajó a ese país a buscarlo y como no lo encontró, trabajó y subsistió junto a sus hijos por un tiempo, estableció por allá una nueva relación de pareja, de la que llegaron nuevos hijos y todos se vinieron a vivir a Chile.

 

De su marido desaparecido nunca supo y cuando un día se me acercó para pedirme apoyo en su angustiosa situación de no haber sabido jamás de él, nos comunicamos con la Administración de esa Cárcel, desde la cual nos enviaron documentos que acreditaban un traslado en el que al parecer había quedado en libertad…María y sus hijos no informaron de esto a la Comisión de Verdad y Reconciliación y esperan que él regrese un día, como lo hizo Germán.

 

A Claudio yo lo había dejado de ver desde hacía bastante tiempo antes del golpe, un año quizás, y un día que me encontré en Copiapó con la minera, vieja compañera pirquinera, en una de esas misas clandestinas que se hacían en dictadura, ella me dijo que Claudio había dicho que se iba a Argentina y que como “Run Run se fue ´pal norte”, cuando me viera si es que me volvía a ver, me entregara sus saludos.

 

Claudio cruzó la cordillera en avión, con pasajes que le compró su madre, quien lo fue a dejar al aeropuerto y nunca más lo vio. Dicen que lo han visto en Europa caminando por las calles de ciudades capitales, y yo lo imagino con su melena de cabello claro y delgado al viento, que si hoy día volviera sería blanco. Sus hermanos lo han buscado con especial preocupación porque era un joven de frágil salud y porque su anciana madre prolonga su vida esperando que regrese. Él no está en el Informe Retiig como desaparecido porque su familia espera que esté con vida.

 

Los detenidos desaparecidos de la dictadura son una cantidad tan superior a la oficial como superior es el dolor que suponemos se causó.

Y con una presencia que permanentemente cuestiona nuestra actitud de sociedad frente a ellos, reiteradamente regresan para decirnos… ¿Sabes quien soy yo?

 

 

Angélica Palleras N.

Hermana de Adolfo Palleras Norambuena

Desaparecido por 17 años y hallado en una fosa común en 1990

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