HISTORIAS DEL CONGRESO
HISTORIAS DEL CONGRESO
2 de abril 2001
En Chile disfrutamos de un Parlamento elegido en parte democráticamente en elecciones libres, secretas y universales, y en parte designado a dedo por la sola voluntad de un conocido delincuente internacional, alias el Innombrable Vitalicio, actualmente procesado por crímenes contra la Humanidad.
En un absurda petición de principio (o pescadilla que se muerde la cola), el Innombrable impuso una Constitución espuria y llena de enclaves autoritarios destinados a garantizar la impunidad de sus crímenes y, entre otros, nombró a varios parlamentarios designados por su gusto para que evitaran modificar la ley de auto amnistía que protege a los uniformados. Este es un tema tabú en el Congreso... que el Gobierno tampoco recuerda.
Todos los parlamentarios (incluso los no elegidos), para el ejercicio de su función como legisladores reciben un sueldo y algunos añadidos (como es lógico, decente y legal) para facilitar su labor. Entre estos añadidos hay pasajes gratis para visitar la región que representan, una oficina en el edificio del Congreso y ayudas para pagar secretarias.
Lo divertido sería hacer un estudio del uso que se hace de los pasajes aéreos que pagamos todos los chilenos. El uso y el abuso entran dentro de lo legal... y mi sugerencia también. ¿Cuántos familiares, parientes, amigos y amigas de los parlamentarios se benefician con estos pasajes? La pregunta del millón es: ¿Se atrevería un parlamentario a formular esa pregunta en el Congreso, ejerciendo su función fiscalizadora?
Otra gamberrada es lo que ocurre con los aguinaldos o bonos de Navidad, que el Congreso entrega a los parlamentarios para sus colaboradores. ¿Adónde van esos dineros? Que yo sepa, muchos parlamentarios los consideran un sobre sueldo propio o se los regalan a sus familiares más próximos y no a sus colaboradores. Realmente, ¿esperan lealtad de sus subordinados? ¡Ah, casi me olvido! Hay secretarias que cobran unos cien mil pesos mensuales (menos de US $ 200 mensuales) y creo que algunas cobran menos todavía.
Maximo Kinast Aviles
2 de abril 2001
En Chile disfrutamos de un Parlamento elegido en parte democráticamente en elecciones libres, secretas y universales, y en parte designado a dedo por la sola voluntad de un conocido delincuente internacional, alias el Innombrable Vitalicio, actualmente procesado por crímenes contra la Humanidad.
En un absurda petición de principio (o pescadilla que se muerde la cola), el Innombrable impuso una Constitución espuria y llena de enclaves autoritarios destinados a garantizar la impunidad de sus crímenes y, entre otros, nombró a varios parlamentarios designados por su gusto para que evitaran modificar la ley de auto amnistía que protege a los uniformados. Este es un tema tabú en el Congreso... que el Gobierno tampoco recuerda.
Todos los parlamentarios (incluso los no elegidos), para el ejercicio de su función como legisladores reciben un sueldo y algunos añadidos (como es lógico, decente y legal) para facilitar su labor. Entre estos añadidos hay pasajes gratis para visitar la región que representan, una oficina en el edificio del Congreso y ayudas para pagar secretarias.
Lo divertido sería hacer un estudio del uso que se hace de los pasajes aéreos que pagamos todos los chilenos. El uso y el abuso entran dentro de lo legal... y mi sugerencia también. ¿Cuántos familiares, parientes, amigos y amigas de los parlamentarios se benefician con estos pasajes? La pregunta del millón es: ¿Se atrevería un parlamentario a formular esa pregunta en el Congreso, ejerciendo su función fiscalizadora?
Otra gamberrada es lo que ocurre con los aguinaldos o bonos de Navidad, que el Congreso entrega a los parlamentarios para sus colaboradores. ¿Adónde van esos dineros? Que yo sepa, muchos parlamentarios los consideran un sobre sueldo propio o se los regalan a sus familiares más próximos y no a sus colaboradores. Realmente, ¿esperan lealtad de sus subordinados? ¡Ah, casi me olvido! Hay secretarias que cobran unos cien mil pesos mensuales (menos de US $ 200 mensuales) y creo que algunas cobran menos todavía.
Maximo Kinast Aviles